“El blog es una performance comédica, de parodia, como Charlie Hebdo o Le canard enchaîné, ambas publicaciones satíricas francesas. Uso la palabra, la ironía. Es un género literario que se remonta a la antigüedad clásica. Es un modo de intervenir con humor sobre la realidad. El pasaje de… Esto, esto es importante… Porque el problema acá es el humor. Argentina dejó de reírse de sí misma durante el kirchnerismo y el macrismo”.
Habla Rodrigo Cañete, crítico de arte, candidato a doctorado en la Universidad de Warwick. Es el creador de Love Art Not People, el blog por el que le quitaron el martes un premio que había ganado una semana antes. Se trata del Peter C. Marzio 2020, que otorga el Centro internacional para las artes de las Américas (ICAA), del Museo de Bellas Artes de Houston. El reconocimiento incluye la suma de 2.500 dólares. Es, en el universo artístico y cultural, una distinción importante. Pero por el gran rechazo que produjo en parte de la comunidad artística y cultural su reconocimiento, el Jurado decidió rescindir el galardón.
El ensayo que Cañete escribió es sobre el programa estético implementado por el Centro Cultural Ricardo Rojas durante la década del noventa y su curador por entonces, Jorge Gumier Maier. Un texto académico, documentado, con un método de investigación. No fue publicado oficialmente, pero circula por mail, WhatsApp, e incluso fue posteado por el autor y luego eliminado.
En estos días hubo al menos cuatro comunicados en repudio, todos colectivos, de organizaciones que nuclean a artistas, galeristas, curadores y críticos. Hubo dos peticiones en Change.org: una en contra de que lo hayan premiado, otra a favor. En medio, salió a la venta su libro Historia a contrapelo del arte argentino. Y en medio, también, se habló de cancelación y libertad de expresión. De hackeos cruzados y de campañas de desprestigio, de un lado y del otro. Acusan a Cañete de fomentar el odio a mujeres, trans, adultos mayores. De racista, de hacer bullying. De mentiroso, gordofóbico y racista.
Curioso. Cañete usará palabras de ese universo para explicar qué le parece la última decisión del ICAA, la de quitarle el premio por “otros escritos”, dice el comunicado, “incompatibles con las normas de uso” de la institución. “Me trataron como a un negrito sudaca”, dice Cañete en la mañana del viernes 9 de abril, ayer, frente a la pantalla de su laptop, desde la ciudad costera en la que vive, a un tren de Londres, en Inglaterra.
Under, alfonsinismo y reviente
Su paso por la gestión pública fue breve: un año, de 2002 a 2003, como subsecretario de Cultura de la Nación. El presidente era Eduardo Duhalde, una asunción apurada por la Ley de Acefalía. Corralito. Fernando de la Rúa yéndose en helicóptero desde la terraza de la Casa Rosada. Cacerolazo. 39 muertos en la última gran revuelta popular en la Argentina.
El área que le habían asignado entusiasmaba a Cañete. Era un joven alfonsinista que venía del under, de una cultura cosmopolita: “progresista”, dirá. Hasta que un día le cayó un expediente que involucraba el mural “Ejercicio Plástico”, pintado por el mexicano David Alfaro Siqueiros en 1933. Estaba desarmado en piezas, las piezas en containers, los containers a la intemperie, toda la intemperie de un estacionamiento privado. Cañete quiso declararlo patrimonio nacional y ponerlo a salvo. Duhalde vetó la ley que lo aprobaba. Cañete se quejó y le pidieron la renuncia. Renunció.
Me trataron como a un negrito sudaca.
Fundido a negro, año 2003. Cañete se convirtió en un art dealer de renombre en Londres. Vendió Warhol, vendió Lichtenstein. Trabajó con Marina Abramovic en la muestra “The Artist Is Present”. Dice Cañete: “El arte comercial es un tipo de cosa que la podés hacer si realmente no te interesa el arte. Porque una cosa es el arte y otro, el mercado, que tiene sus propias normas. Hablás con artistas, con coleccionistas, llegás a cierto número. Y en un momento la cosa se corrompe. Cuando no aguanté más, en 2012, hice el blog”. El blog es el de la polémica, Love Art Not People. Entonces: el blog.
“Amá el arte, no a las personas”
Habla Cañete: “Al principio el blog era en inglés. Contaba historias del mundo del arte en Inglaterra. Acá, en Inglaterra, todos están desesperados en conseguir el éxito. No existe esa tradición de arte político, esa cosa contestataria latinoamericana. No hay margen para el tipo de debate que a mí me interesa y que veía en Argentina. Entonces, con la distancia, empecé a prestar atención a lo que veía allá, en Argentina. Y no lo podía creer me parecía fascinante”.
¿Qué te fascinó?
Belleza y Felicidad. Eloísa Cartonera. Ese arte relacional, colaborativo, de grupos de jóvenes que frente a la crisis de 2001 reaccionan buscando formas alternativas para sobrevivir. Y desde que reconecté con ese lado de la argentinidad me di cuenta de lo que estaba pasando. Por un lado, era un discurso de la amistad, la solidaridad, los afectos… Pero por otro era un sistema exclusionario, que se apropiaba culturalmente de lo villero, de lo trash, para justificar ciertas prácticas de un grupo de blancos privilegiados.
¿Aquí no podías verlo?
Es que desde acá lo ves con claridad. En Argentina es imposible verlo. Diana Taylor, en su libro Disappearing Acts, dice que lo que caracteriza a la Argentina post dictadura es no poder ver lo que tiene enfrente. Ese es su trauma. El blog, entonces, generó fascinación y un shock cardiorespiratorio en el sistema del arte en el 2012, 2013. Desde hace ocho años estoy bloqueado por un sector del arte vernáculo. Y ese bloqueo tiene que ver con la invisibilización del otro, algo que en la Argentina vimos con los negros afroargentinos, con los indígenas, con los 30 mil desaparecidos…
¿Y de qué manera relacionás eso con que te hayan quitado el premio?
Y lo que pasó ahí tiene que ver con lo que pasó esta semana. Ese grupo, exclusionario, puso en marcha el mecanismo de defensa que sabe: “es malo”, “está intoxicado de odio”, “es un resentido”, “es un ignorante”. Como me comentaron que dijo Laura Malosseti Costa (N. de la R.: investigadora y ensayista sobre la historia del arte, ganadora de dos Konex): “No importa la calidad de lo que escribió, no lo leemos”. Critican algo que no leyeron, intelectuales financiados por el Estado. De vuelta: la invisibilización.
¿Quiénes son, a tu entender, los invisibilizados?
Mirá Perfil, que titula “todos contra Cañete”. Junté 1.500 firmas en apoyo, contra 700 en contra. Los “todos” eran el 40%. A mí me apoyan artistas que, claro, están afuera del circuito, ese circuito que se constituye como el único con derecho a ser visible. ¿Por qué La Nación le hace una nota a Jésica Trosman (N. de la R.: la diseñadora de modas), que nunca se dedicó al arte y de pronto decide ser artista? ¿Por qué puede hacer una muestra en el Museo de Arte Moderno? Porque pertenece a ese sistema de visibilización.
Ese es un buen debate, pero a vos te retiran el premio por los posteos en tu blog.
El blog tiene esa parte picante, pero también tiene la mejor crítica de arte que se ha escrito en la Argentina en los últimos 30 años o 40, posiblemente.
¿Es “picante”, por ejemplo, referirte con sorna a personas que están transicionando?
Lo que pretendo exponer, y creo que quedó expuesto esta semana, es que las discusiones que se plantean con una fuerte carga ideológica terminan siendo, en ciertos sectores anquilosados en el Estado, como Conicet- Ministerio de Cultura - Télam, políticas de identidad. ¿Por qué reclamás tu identidad en el momento en el que te designan en un cargo público, como Baeza? (N. de la R.: se refiere a Federico, director del Palais de Glace desde el año pasado, que está en proceso de transición hacia una identidad femenina). Esos discursos se usaron, históricamente, de abajo hacia arriba. No al revés. Hay un uso absolutamente mafioso del discurso identitario. Esta cosa de travestirse cuando uno es nombrado en el cargo, ¿no? Eso es el kirchnerismo.
Hay un circuito que se constituye como el único con derecho a ser visible.
¿Pero eso qué tiene que ver con tu historia?
Que trivializa las luchas, invierten el sentido de la dirección de la lucha. Tanto dolor, tanta negación, tanta desaparición para que de golpe la lucha sea banalizada como un modo legitimante en términos de un shortcut de la política cultural. La política cultural nunca puede ser una política identitaria. Eso es fascismo y eso quedó expuesto.
Decís que tu blog la mejor crítica de arte que se ha escrito en el país en los últimos 40 años. ¿Dónde está la crítica de arte en la publicación de fotos o videos íntimos?
Es que cuando sos una persona pública, el límite es diferente. Si vos te parás en una red carpet, el límite entre lo público y lo privado es diferente. Ahí aparece el paparazzi, que te saca la foto cuando estás en bolas.
Insisto: ¿Difundir imágenes privadas es hacer crítica de arte?
Al blog te lo tenés que tomar en el contexto del género irónico, satírico, paródico que maneja el blog en donde vos pasas a ser una excusa para hablar de otra cosa. Y en todo caso está hasta bueno que te nombren.
Pero hubo fotos posteadas de personas que no están en “la” red carpet del “mundo” del “arte”, que son personajes menores de la industria.
Mirá que todas las imágenes que uso son públicas, eh. Salvo, salvo, ojo, salvo las de aquellos que ejercen corrupción directa en el arte. Como (Martín) Churba, que entró hace un mes y medio “al arte” y hace uso de sus privilegios de clase. Se dice “artista” pero sólo plagia a Angela de la Cruz. Mal, encima.
Te ofrezco disculpas, voy a insistir: sos el facilitador de imágenes que no han sido tomadas para ser difundidas. ¿Cuál es el límite?
Yo paso cierto límite del appropriateness con personas que se paran en la red carpet. Si alguien se autodefine como persona pública, me da la autorización a que yo entre. Y ahí soy como un Robin Hood desubicado. Pero yo me hago cargo, ese es el punto. Hay un código de ética en el blog. Quien sea que me llame para pedirme que retire una nota o una foto, yo lo hago. El tema es que cuando me bloqueás, me invisibilizás y decidís que soy un resentido y encarno “el mal” y no querés dialogar conmigo porque estás a una altura supraterrestre y coniceteada... Bueno no me voy a enterar. Ahora te voy a decir una cosa.
Te escucho.
No lo voy a hacer más.
¿Por qué?
Porque yo puedo estar de acuerdo o no con el intento de cancelación que me hicieron esta semana. Pero siento que esto liberó un tipo de energía que era necesario que fuera liberada. También creo que ya probé mi punto. Yo hago una performance digital que se plantea como una intervención del espacio público. Yo hago política, en términos muy amplios. Ya dije lo que tenía que decir. El premio ya me lo gané, ya todos saben que soy bueno escribiendo, acá, allá... La guita del premio la rehice en dos días de venta de ejemplares. Para mí ya está.
¿También “ya está” ICAA?
Tengo pensado iniciar acciones legales. Love Art Not people hace uso de la libertad de expresión protegida en los Estados Unidos, donde está alojado el blog, por el first amendment. Vamos a tener que analizar milimétricamente hasta los tuits de quienes ganaron en el pasado. Vamos a juicio. Vamos a quitarle el premio a todos. En la parodia no hay literalidad. A mí nadie nunca me acusó de injurias. Legalmente no tengo denuncia.
El crítico desconoce que hubo, al menos, una presentación en el INADI contra su blog y una cautelar a favor del demandante en los Tribunales de Rosario. No sólo dice ignorarlo, sino que se sorprende: “¿¡Qué!? Eso es mentira. Una absoluta falsedad. Sólo Mónica Parisier hizo una presentación y el juez la desestimó”. Cañete, hijo de boxeador guaraní, un morocho de esos que, según él, también quedaría afuera del club al que aspira.
VDM