Víctor Stinfale entró en la habitación y le costó entender lo que veía: Leopoldo Luque, arrodillado, le tomaba la mano a Diego Maradona, lloraba sin consuelo sobre su brazo. Maradona estaba sedado por la extracción del hematoma subdural. Stinfale entendió entonces que Luque “no era un extra o un fan, sino que había generado un vínculo muy fuerte con Diego” y él, que había tenido una tensa discusión con el médico personal del exfutbolista, tuvo que recular. Le pidió a Luque que no se sacara el camisolín y que diera la conferencia de prensa. “Pero le pedí que dijera que a Diego lo operó el equipó que había armado él. No que él lo había operado. 'No mientas, le dije, porque todo se sabe'”, contó Stinfale al Tribunal en el juicio por la muerte de Maradona. ¿Pero qué había pasado antes de la operación?
Lo que pasó es que Stinfale recibió un llamado de Maradona: “Víctor, por favor, ayudame porque me tienen que operar”. Como pudo, el ex futbolista le contó los pormenos del asunto. En ese momento, Maradona estaba internado en Ipensa, donde habían desaconsejado la cirugía en la cabeza. Siempre al teléfono, Stinfale retrucó: “Diego, tenes que ir a Los Arcos, ahí somos locales”. Pero Diego le dijo que lo operaba Luque, que ya habían organizado el traslado a la Clínica de Olivos y reservado el quirófano para las 20. Era el 3 de noviembre de 2020. Stinfale hizo memoria: ¿quién era Luque? Y Stinfale se acordó: a Leopoldo Luque lo había visto jugando al fútbol un par de veces con Diego en La Plata. Y además lo había escuchado decir públicamente que Maradona tenía una adicción al alcohol. Dirá Stinfale a los jueces: “Esa vez me calenté con (Matías) Morla. Lo llamé. Le pregunté quién era ese bobo y le pedí que lo pare porque Diego tenía contrato con Gimnasia”. Bueno, ese tal Luque operaría al exfutbolista. “Algo no estaba bien. ¿El tipo que decía que era alcoholico lo iba a operar?”, planteó Stinfale al Tribunal.
Stinfale se subió al auto y condujo hasta la Clínica de Olivos. A Luque le sonó el teléfono. Del otro lado de la línea oyó una voz que no había escuchado nunca, pero también oyó un nombre que sí conocía: “Luque, soy Víctor Stinfale. Vos no lo podés operar a Diego”. Discutieron. Luque decía que la operacion era simple. Stinfale lo mandó a buscar a los mejores cuatro especialistas en cerebro del país. Luque no aflojaba. “Ahí me extralimito y le digo 'te voy a tirar por la ventana, vos no vas a entrar en la cabeza de Maradona'. Él me dijo que le iba a arruinar la carrera. Le dije que lo iba a tirar por el balcón”.
La pelea seguirá dentró de la Clínica de Olivos, mientras a Diego lo preparaban para la operación. Ahí ya estaba Gianinna Maradona. Ella y Stinfale, que acababa de llegar en su auto al sanatorio, se cruzaron en una escalera. El abogado estaba decidido a detener a Luque y se lo planteó a Gianinna. Recreará frente al Tribunal el diálogo que se dió entre ellos:
Stinfale: Cuchame, este Luque no puede operar a Diego.
Gianinna: Por fin uno que piensa como yo.
Stinfale: Mirá que yo le voy a pegar un boleo a Luque, ¿me bancás?
Según el relato del abogado, la hija de Maradona dijo que lo apoyaría. Diego entró en el quirófano convencido de que Luque lo operaría. Pero no: Pablo Rubin, neuroneurocirujano subespecialista en cirugía cerebrovascular, fue quien “tocó” la cabeza de Maradona. Rodolfo Benvenuti, otro médico, coordinó la cirugía. A Luque le dejaron mirar la operación atrás del vidrio que separa la sala de un pasillo.
La intervención salió bien y a Maradona lo llevaron a la habitación. Es cuando Stinfale queda tieso frente a la escena: Luque llorando, de rodillas, frente a Diego anestesiado. “Yo llegué a decirle (a Luque) que era ”piñón fijo“... Pero intenté no generar un enemigo con Luque porque había afecto con Diego”, recordó Stinfale. Y agregó, preguntado por el abogado Fernando Burlando -que representa a Dalma y Gianinna- sobre si Luque estaba en condiciones de ser el médico de cabecera de Maradona: “Luque era amigo personal, había una cuestión afectiva, y eso para mí es incompatible con la medicina”. Stinfale pegó y acarició a Luque en su declaración: habló de congraciarse con Luque solo por el hecho de que se había dado cuenta de que su amigo, Diego, era muy amigo del neurocirujano.
El abogado participó de la reunión entre médicos y familiares que se organizó en el post operatorio. Había que decidir si a Maradona lo internaban en un neuropisiquiátrico o si lo ideal era una internación domiciliaria, opción que acordaron y por eso el exfutbolista se instala en la casa de Benavídez, Tigre. Stinfale apuntó a la ausencia de Matías Morla -a través del que llegan Luque y el psicólogo Carlos Díaz a la vida de Maradona- en esa reunión. También se desligó de una posible sociedad entre su empresa y el estudio de Morla en relación al ex futbolista. Y apuntó a la prestadora médica privada Swiss Medical.
Stinfale había visto a Maradona el día de su (último) cumpleaños, el 30 de octubre. “Estaba deprimido. Extrañaba a Rocío (Oliva). Le hacían masajes, estaba tirado en un sillón. Yo le había organizado un partidito a la tarde, porque a la mañana él no quería saber nada con nada. Cuando nos quedamos solos, cinco minutos, le pregunté qué le pasaba. Y ahí me contó lo de Rocío. Le dije 'Diego, dejate de joder, buscate una ucraniana y listo…'”, recordó. El abogado volvió a verlo aquella tarde del 3 de noviembre, cuando lo operaron en la Clinica de Olivos. Veintidós días después, Maradona murió.
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