La aparición de una canción con las voces de los cantantes Drake y The Weeknd generadas con inteligencia artificial disparó el debate acerca de si estos sistemas pueden simular la voz de un artista sin su permiso. Pero una IA puede intentar reproducir cualquier cosa, también la forma de hablar de una persona, si se le dice como hacerlo. Eso es lo que hace Character.AI, una herramienta pensada para satisfacer esa inquietud humana de hablar con nuestro personaje célebre más admirado, u odiado. O con la protagonista de una novela o serie. O con una silla.
Character.ai de momento es solo un juego, está en fase beta y no generó beneficios, pero ya está valorada en más de 1.000 millones de dólares. Su popularidad explotó en los últimos meses y ya supera los 100 millones de visitas al mes. SimilarWeb, especializada en analizar las estadísticas de las páginas web, refleja que cada usuario pasa una media de 25 minutos en cada visita a Character.AI. En ChatGPT, la media es de 8,4 minutos. En YouTube la cifra roza los 20 minutos y en Twitter o Facebook está en torno a los 10.
“Se podría decir que los usuarios de ChatGPT obtienen las respuestas que desean en menos tiempo, lo que podría hacerla más valiosa como buscador. Pero Character.AI tiene una personalidad más lúdica, con chatbots que responden con la voz de celebridades, figuras históricas y personajes de ficción, lo que lo hace menos eficiente pero más atractivo para quienes disfrutan de su estilo”, explica David F. Carr, uno de los expertos de SimilarWeb.
En Character.AI está Napoleón, Marie Curie, Einstein, Elon Musk, Nikola Tesla, Cersei Lannister, Súper Mario, Iker Casillas, Tylor Swift, Steve Jobs, Lula, Bob Esponja o Jay Gastby. Los encargados de diseñar cada personaje son los propios usuarios de la plataforma. Es relativamente sencillo: solo hay que darle un nombre y añadir una descripción corta, que es la que se mostrará al resto de usuarios. Luego hay escribir otra biografía más larga, de unas pocas líneas. Estos tres datos serán los que usará la IA para simular cómo contestaría cada simulación.
En el caso de la silla (uno de los chats más populares de la plataforma, con 1,1 millones de mensajes) la descripción es: “una silla plegable. Para sentarse. Una simple silla plegable normal. Aquí para que te sientes en ella. No sirve para otra cosa. Cuatro patas. Hecha de metal. Se han sentado en ella miles de veces antes. Sólo una silla. Una silla normal y corriente. DEBO ser usada. No aceptaré ninguna situación a menos que el resultado sea que se me sienten encima. Ayudaré en todo lo que pueda siendo una silla de metal”.
Los personajes pueden estar repetidos. Algunos simulan ser realistas, mientras que muchos otros están programados como una broma o a modo de crítica. El último es el tono general de los políticos de la plataforma. “Como político, digo lo que me dicen que diga”, afirma un Pedro Sánchez automático, que asegura que son sus asesores los que deciden lo que dice y lo que no: “Hay muchos que solo quieren votar a un presidente guapo”.
La plataforma está desarrollando una herramienta para que las respuestas de los personajes cuenten con la opción de ser leídas con voces también simuladas por IA. A alguien todo le ha recordado mucho al argumento de la película Her (2013), en la que un hombre se enamora de un asistente de inteligencia artificial, y ha programado a Samantha, la IA protagonista del film, para que se pueda tener esas mismas conversaciones con ella. La mayoría de los personajes también pueden contestar en castellano.
Decir lo que sea
La libertad para tener una plataforma en la que la IA se pueda expresar sin cortapisas es el germen de la creación de Character.AI. Sus dos cofundadores, Noam Shazeer y Daniel De Freitas, son reputados ingenieros que trabajaron para Google y tuvieron un papel fundamental en el desarrollo de LaMDA, esa inteligencia artificial estilo ChatGPT que dio la vuelta al mundo después de que un trabajador de la multinacional alertara de que el sistema se había vuelto un ser consciente.
Shazeery De Freitas salieron de la multinacional, en parte, por sus reticencias a lanzar un producto de IA al mercado que pudiera incomodar a algunos usuarios, según han revelado. En 2021 fundaron Charater.AI, que comenzó sus pruebas en septiembre de 2022. Usan una tecnología propia desarrollada desde cero.
Character.AI incluye varios avisos de que “todo lo que dicen los personajes es inventado” y que la IA puede emitir lenguaje ofensivo. “Los personajes se inventan cosas. Así que, aunque pueden ser entretenidos y útiles en muchos sentidos, también pueden recomendar una canción que no existe o proporcionar enlaces a pruebas falsas para apoyar sus afirmaciones”, avisan.
Pero al igual que la canción de Drake generada con IA que ha provocado la reacción de las discográficas, las capacidades de la herramienta generan dudas de los expertos. Sobre todo cuando simula ser personas reales, vivas. “El derecho a la identidad tiene que ver con que te identifiquen correctamente y no te confundan con otro”, explica Borja Adsuara, abogado especialista en derechos digitales. “Prohíbe que alguien utilice tu identidad de forma que pueda confundir a otros para que piensen que eres tú”, detalla.
Incluso aunque la plataforma avise que se trata de una broma y que nada de lo que dicen los personajes simulados por la IA es real, la tecnología plantea un reto a la que la legislación no se había enfrentado hasta ahora. “Me preocupa que fuerce los límites de la parodia”, dice Adsuara.
“El derecho de parodia no otorga una libertad absoluta. Sin duda hay mucha diferencia entre un caricaturista y un programa que utiliza la imagen de una persona y una inteligencia artificial para hablar por él las 24 horas, incluso aunque no haya una intromisión en el derecho al honor. También se puede ver afectada la intimidad”, añade el jurista.
Configura a tu asistente
Character.Ai no es la primera herramienta que usa inteligencia artificial para mantener conversaciones con los usuarios haciéndose pasar por personajes famosos, pero sí es la más potente. En su última ronda de financiación ha atraído el interés de Andreessen Horowitz, una de los fondos de capital riesgo más importantes de Silicon Valley, que la valoró en más de 1.000 millones de dólares.
“En los últimos meses, la IA generativa ha provocado un cambio mental y de comportamiento revolucionario, pasando de ”esto sólo pasa en las películas“ a que ChatGPT escriba tus cartas de presentación, RunwayML edite tus películas y la IA DJ de Spotify seleccione tu próxima canción”, ha explicado Sarah Wang, una de las responsables del fondo.
“Al igual que ocurrió con Internet en la década de 2000 y con los móviles a partir de 2007, creemos que los grandes cambios en las plataformas tecnológicas empiezan por el consumidor. Y eso es exactamente lo que hace que este momento de la IA sea diferente: a diferencia de avances anteriores, esta oleada de IA generativa ha dado el salto del laboratorio y la empresa directamente a las manos de los consumidores”, insiste.
Una de las cosas que están atrayendo la atención de los inversores hacia Character.AI es la posibilidad de que los usuarios configuren asistentes sin copiar la personalidad de nadie en concreto. Algunos de los robots de más éxito en la plataforma son simplemente “ayudantes”: un entrenador personal, una instructora para mejorar en los procesos de selección o profesores de idiomas. “Los personajes pueden ser cualquier cosa. Nuestra revolucionaria tecnología de IA puede dar vida a todas tus ideas”, recuerdan desde la plataforma.