Mediante un decreto publicado en el Boletín Oficial del día de hoy, el Gobierno dispuso una actualización del impuesto interno –comúnmente llamado “impuesto al lujo”–, ajustando los montos a partir de los cuales los vehículos tributan el gravamen.
El impuesto se aplica sobre los precios mayoristas de los autos, es decir, el monto al cual el fabricante le vende el auto a la concesionaria, y las escalas quedaron así: los modelos por debajo de 19,8 millones de pesos no tributan (hasta ahora era 10,3 millones); los que estén entre 19,8 y 36,6 millones pagan un 20% de impuesto; y los que tengan precio mayorista de más de 36,6 millones tributarán un 35%.
El impacto en los precios al consumidor (que suma otros impuestos, comisiones y ganancia del concesionario) es aproximadamente el siguiente:
- no estarán afectados los que valgan hasta 28 millones (hasta ahora 14,7);
- estarán alcanzados por la primera escala de 20% los que valgan entre 28 y 60 millones (hoy entre 14,7 y 32 millones);
- y por encima de 60 millones estarán gravados con la segunda escala del 35%. (hasta ahora desde 32 M).
En los efectos prácticos, esta actualización normaliza bastante el mercado, ya que dejarán de verse afectados los modelos más populares (aunque se sabe que desde hace tiempo la compra de un auto 0 km dejó de ser un consumo “popular”), varios de los cuales se fabrican en el país, como el Fiat Cronos, los Renault Sandero y Stepway y el Peugeot 208. También “descomprime” los precios de las distintas versiones de cada modelo, que ahora tendrán un valor más acorde a su nivel de motorización y equipamiento. Lo que sucede cuando la actualización del impuesto se retrasa con respecto a la inflación, es que las versiones más equipadas se “topean” con un precio nominal, que luego en las concesionarias se convierte en un sobreprecio.
Una decisión demorada…
Desde la victoria de Javier Milei en el balotaje de octubre, hubo muchos rumores y especulaciones con respecto al destino de este llamado “impuesto al lujo”. Desde ese entonces vienen circulando muchas versiones, todas acerca de un –sustantivo– menor impacto en los precios de los autos, ya sea por la completa eliminación alguna de las escalas, una baja de los porcentajes, o eventualmente un aumento considerable en los montos imponibles, que solo dejaría gravados a los modelos muy caros (por ejemplo, de más de 100.000 dólares). Incluso hasta se especuló con la baja de precios de algunos modelos, o al menos que la ausencia del tributo compense los aumentos por la inflación.
Pero al demorarse la decisión gubernamental con respecto al impuesto, las empresas suspendieron la publicación de sus listas de precios y los potenciales consumidores pusieron –razonablemente– un compás de espera en sus decisiones de compra. Eso explica, junto a la incipiente recesión, por qué las concesionarias estuvieron casi vacías durante enero, habitualmente el mes con más ventas del año. De hecho ya se estima que las ventas del mes van a caer casi un 40% con respecto al mismo mes de 2023.
…Y por debajo de las expectativas
Más allá de los rumores y las expresiones de deseo, lo publicado en el Decreto 84/2024, indica que se aplicarán actualizaciones trimestrales de la base imponible del impuesto durante todo 2024, sin modificaciones en los porcentajes ni las escalas. Esto no es ni más ni menos que una continuidad con la política que se venía aplicando en la gestión anterior. Como muchas otras decisiones impositivas de este Gobierno (como la de Ganancias, o el Impuesto País), la que se tomó con respecto al “impuesto al lujo” quedó muy por debajo de las expectativas del sector. Esto, más allá del real impacto económico de las medidas y los volúmenes de ventas, también tiene un costado político porque afecta el humor social. Es sabido que el “mundo de los autos” –léase: desde fierreros a directivos, pasando por agencieros y comunicadores– adscribe mayoritariamente a este gobierno, o al menos a su propuesta ideológica. Y, como en muchos otros colectivos de interés, hubo una presunción de que el plan motosierra iba recaer sobre otros sectores, liberando recursos y energías para beneficiar al propio. Pero no estaría siendo el caso con el tema de los autos, al menos por ahora.
RT