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Encuentro Nacional de Mujeres y discapacidad: poner en jaque una realidad que no nos espera

Agustina Ciancio

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Como todos los años, cada octubre mujeres, lesbianas, travestis, trans, bisexuales, intersexuales y no binaries, nos encontramos en un espacio colectivo y diverso en el que podemos hablar un “idioma común”. Nos abrazamos, nos fortalecemos unas a otras, intercambiamos desacuerdos y generamos acuerdos sobre cómo lograr una sociedad más justa, equitativa e igualitaria.

Año a año se ha buscado que el Encuentro Plurinacional sea cada vez más plural e inclusivo, como también lo han hecho los movimientos feministas aquí y en todas partes del mundo. En este entendimiento cabría preguntarnos ¿en estas discusiones se encuentran también las mujeres y disidencias con discapacidad?

En todo el mundo, las mujeres con discapacidad representan 1 de cada 5 mujeres. En Argentina el 45,3% de las personas con discapacidad certificadas son mujeres, sin embargo eso no necesariamente se refleja en las voces que escuchamos en las diferentes conversaciones relacionadas con la igualdad de género y los derechos de las mujeres.

“Pensando en cómo llegar, cómo estar y cómo volver.

En la gente,

en el escalón del frente

en la rampa de la esquina

y en la vereda rota.

En el baño de ese lugar,

en cómo entrar y salir.

Pensando en estrategias,

para poner en jaque a una realidad que no me espera.“ 

Estas palabras son parte de un poema de @plumalibree, en el que Gianna pone de manifiesto algo que muchas compañeras sienten: hay que pensar en estrategias para poder llegar a una realidad que no nos espera.

No es solo una cuestión de actitud

El Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad define a la accesibilidad como una condición previa para que las personas con discapacidad puedan vivir en forma independiente y participar plenamente en la sociedad en igualdad de condiciones. 

Para que los debates de los feminismos y los espacios de toma de decisiones sobre los temas que a todas nos interesan sean realmente inclusivos para las personas de los movimientos feministas con discapacidad, éstos deben ser accesibles, deben ser una realidad que sí las espera. 

En muchas ocasiones, para poder participar, opinar, plantear sus necesidades y desafíos, las mujeres con discapacidad deben antes enfrentar múltiples barreras que les impiden acceder a los entornos y a las discusiones sobre los temas que les importan y afectan. 

“Un movimiento a favor de la igualdad de género que excluye a mujeres, niñas, personas trans, intersexuales y no binarias con discapacidad nunca logrará sus objetivos.” La cita es del Colectivo Inclusivo Generación Igualdad, un grupo de activistas que elaboró recientemente un Protocolo Feminista de Accesibilidad, que busca brindar herramientas que puedan dar respuestas a las barreras de accesibilidad que las mujeres y disidencias con discapacidad puedan encontrar en los ámbitos de debate sobre igualdad de género y derechos de las mujeres. 

El protocolo define como objetivo principal el de crear conciencia sobre la importancia de garantizar accesibilidad. Destacamos lo valioso de este objetivo, ya que supone también invitarnos a repensar todos nuestros enfoques y miradas sobre cómo pensamos las problemáticas y temáticas que atraviesan las vidas de las mujeres y disidencias en general. Ya que la falta de accesibilidad es la primera barrera que impide la participación, pero no la única.

El próximo Encuentro Plurinacional nos ofrece un escenario ideal para poner en práctica esta propuesta. Como es habitual, los talleres son el corazón de los Encuentros, allí nos encontramos para dialogar, compartir y construir ideas de forma horizontal. Y, como todos los años, la grilla de talleres es muy extensa porque pretende abarcar todas las voces y temáticas que nos involucran.

La discapacidad es una cuestión transversal, que atraviesa todos los aspectos de la vida de las mujeres y disidencias, y no podemos segmentarla como una cuestión aislada. A su vez, solemos asociar la discapacidad únicamente a cuestiones de salud, a patologías. Pero ello no debería ser así: la importancia de la participación política y activismo de las mujeres con discapacidad y de las organizaciones de y para personas con discapacidad, también deben formar parte de las discusiones de los movimientos feministas, como así también el derecho de las mujeres con discapacidad a una vida autónoma en comunidad, es parte de sus vidas, entre otros.

Por ejemplo, cuando pensamos en las estrategias para fortalecer y defender los derechos sexuales y (no) reproductivos de las mujeres, ¿pensamos también en las necesidades e intereses de las mujeres con discapacidad? ¿Conocemos realmente  las barreras que se enfrentan las mujeres y personas gestantes en el sistema de salud al momento de ejercer sus derechos? 

Las barreras actitudinales, los avasallamientos sobre el propio cuerpo, las violencias y la imposibilidad de decidir son aún más fuertes para las mujeres con discapacidad. Los estereotipos basados en el género y la discapacidad suelen dar lugar a una discriminación estructural o sistémica de las mujeres con discapacidad, y esto se ve de forma pronunciada en sus derechos sexuales y (no) reproductivos, porque la sexualidad de las personas con discapacidad se suele considerar un tema tabú. 

La Relatora Especial sobre los Derechos de las personas con Discapacidad resalta que estas miradas refuerzan ideas como las que reflejan que niñas y jóvenes con discapacidad no necesitan información acerca de su salud y derechos sexuales y reproductivos ni de los servicios disponibles, y que no están capacitadas para tomar decisiones sobre su vida sexual y reproductiva. Además, quienes viven confinadas en sus hogares o en instituciones, muchas veces en situación de total dependencia o bajo el control de otros, se las priva del pleno ejercicio de su autonomía e intimidad, sea o no de manera intencionada. 

Tanto en esta, como en otras temáticas centrales para las agendas feministas, se requiere que sigamos reflexionando sobre qué voces se están escuchando, pero también sobre cómo se las escucha. Y es que la discapacidad no debe ser vista únicamente desde las barreras e impedimentos, sino también debemos hacer el esfuerzo de mirar a las mujeres y disidencias con discapacidad desde sus deseos, capacidad de agencia y aceptación de la diversidad. 

Y así como los feminismos requieren la mirada de la discapacidad, tal como nos dice Andrea García - Santesmases en su último libro, en la lucha contra el capacitismo -que cercena la autonomía de las personas con discapacidad-, se precisa también de una mirada feminista. 

“El secreto en estos momentos es poder estar juntas, juntes, y abrazando esta diversidad que nos habita a todas. Esa es la clave para este encuentro y así es como lo vivimos las mujeres con discapacidad, que estando juntas somos más fuertes y sobre todo que nuestras voces llegan más lejos”, dice Yesica de MuDeBa (@mu.de.ba.gracias).

En estos tiempos perversos que nos toca transitar hoy, que nos encuentran luchando por sostener tantas conquistas alcanzadas, los encuentros de este tipo se valoran mucho más. Sigamos alimentando la fuerza de la construcción plural y colectiva, que mientras más diversa e inclusiva sea, más justa será la sociedad que deseamos.

La autora integra el área Jurídica de ELA

Como todos los años, cada octubre mujeres, lesbianas, travestis, trans, bisexuales, intersexuales y no binaries, nos encontramos en un espacio colectivo y diverso en el que podemos hablar un “idioma común”. Nos abrazamos, nos fortalecemos unas a otras, intercambiamos desacuerdos y generamos acuerdos sobre cómo lograr una sociedad más justa, equitativa e igualitaria.

Año a año se ha buscado que el Encuentro Plurinacional sea cada vez más plural e inclusivo, como también lo han hecho los movimientos feministas aquí y en todas partes del mundo. En este entendimiento cabría preguntarnos ¿en estas discusiones se encuentran también las mujeres y disidencias con discapacidad?