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Cielo, mentiras, y videoconferencias de Volodímir Zelenski

17 de marzo de 2022 13:42 h

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“Los días jueves y los huesos húmeros” es el penúltimo verso de uno de los más famosos poemas de la lengua castellana. Ese soneto cuya primera línea es un tópico latinoamericano: “Me moriré en París con aguacero”. César Vallejo enlaza el día del olímpico Júpiter con el hueso más largo del brazo. “Tal vez un jueves”, “jueves será, porque hoy, jueves”: cuatro veces repite el exiliado peruano, antes de morir en París en 1938, el nombre del cuarto y penúltimo día de la semana laborable. Jueves como el día que toca a “El  mundo es azul como una naranja”, Newsletter semanal de Política Internacional de elDiarioAR.com, que hoy, jueves, les llega aquí y así. Jueves como cada jueves desde el penúltimo de diciembre en los que esta Newsletter latinoamericana repite, con pasable puntualidad pero lamentable, cruel exactitud, qué muertes y qué aguaceros prevé en el horizonte y el cielo de una guerra europea.  

1. Apurar, cielos, pretendo

Como el norteamericano Ronald Reagan, el actual presidente ucraniano Volodímir Zelenski es un actor dramático en plena posesión de una oratoria fluida y una máscara de un optimismo sádico. En el último estertor recalentado de la Guerra Fría contra la URSS, como en los primeros fuegos mortales de la que anuncian su prolongación y renovación contra Rusia, el sindicalista de Hollywood y el Adrián Suar de Kiev buscan en el patetismo colectivo la clave más segura para persuadir a sus audiencias y movilizarlas a la acción. Como el brasileño Jair Bolsonaro, Reagan sobrevivió a un diestro intento de asesinato malogrado por las circunstancias. Zelenski vive en peligro, y revela que homicidas, sicarios y mercenarios hacen que cada palabra que diga pueda ser la penúltima.

2. Qué delito cometí 

No hay progresos en las conversaciones con Ucrania, dijo Dmitri Peskov el jueves. Cuando haya progresos, añadió el portavoz del Kremlin, los anunciaremos. En cambio, Moscú sí tenía anuncios que hacer sobre retrocesos en las negociaciones de paz con Occidente. Que el presidente Joe Biden hubiera llamado a su par ruso Vladimir Putin “criminal de guerra”, antes de ningún juicio o proceso, era “imperdonable”. Es la primera vez que la Casa Blanca usa la expresión condenatoria. La Secretaría de Estado sigue estudiando la cuestión, y no se ha pronunciado al respecto. 

3. La guerra por otros medios modernos

La videoconferencia del miércoles del presidente ucraniano ante el Capitolio de Washington fue hábilmente mullimediática. A videos de gente viviendo apaciblemente sus existencias cotidianas siguieron imágenes de cámaras epilépticas que mostraba a esa misma gente, padres con sus hijas, madres con sus hijos, bajo las bombas que caían del aire, destruyendo, hiriendo, matando. “Propaganda  al servicio del objetivo de Zelenski, que es conseguir que EEUU anuncie que protegerá los cielos de Ucrania contra los aviones y misiles rusos”, comenta el Washington Post. Que se apura a añadir que es propaganda legítima, como el alegato de un abogado, o la indagatoria de un acusado al que no puede reprochársele que mienta en su desesperada defensa.

Más utilitariamente, la que sabe hacer Zelenski es propaganda eficaz. Porque demuestra el conocimiento del lenguaje de los medios de comunicación occidentales en general, y estadounidenses en especial. No son pocas las voces que han pedido ser oídas por las dos Cámaras reunidas del Congreso norteamericano; en ninguna otra ocasión Representantes y Senado se mantuvieron en silencio, como audiencia pasiva de una extensa, profesional, bien montada campaña de propaganda de un presidente que buscaba ganarse una intervención militar norteamericana a su país y así resistir en el poder. 

4. Nazis, I hate these guys!

Así odiaba Harrison Ford en su papel de Indiana Jones, democrático arqueólogo norteamericano en Egipto en la década de 1930. El odio al nazismo no se ha esfumado de la cultura pop de EEUU ni en los blockbusters de Hollywood. Sin embargo, el mismo comentarista del Post que detecta la propaganda ucraniana, no deja de admitir que Rusia también tiene derecho a la propaganda. Pero observa que es menos eficaz, en Occidente, porque habla otro lenguaje.

Se ha ironizado con fruición acerca de la finalidad desnazificadora que Putin atribuye a sus operaciones militares en Ucrania, y acerca de la sinceridad de esa atribución. Y así, saltando de una falacia a la otra, de decidir que Putin miente, se extrae el corolario de que en Ucrania no hay nazismo. Lo que sí hay, es un usuario de Twitter que desde el 26 de febrero va haciendo un hilo (lo actualiza casi diariamente) sobre la presencia neonazi en distintos niveles de la vida en Ucrania: las FF.AA., la escuela, la TV, la calle, las redes, la iglesia, el fútbol, etc. Como Twitter le baneó un tuit, el hilo está cortado. Si se lo ve en Twitter, no hay problema: se ve el cartelito oficial del baneo y abajo sigue el resto de los tuits. Aquí á los links al hilo de Twitter, y dos páginas web creadas por ThreadReader cuando se coloca la URL del 1º tuit de un hilo (en este caso dos, uno por cada parte del hilo partido):

En Twitter:

https://twitter.com/DaniMayakovski/status/1497671602523279362

En ThreadReader, parte 1:

https://threadreaderapp.com/thread/1497671602523279362?refresh=1646980521

En ThreadReader, parte 2:

https://threadreaderapp.com/thread/1498127809444732932.html

Cada día que vayan a este último link verán los tuits agregados hasta ese día.

5. El amigo judío

Uno de los argumentos para desestimar el antisemitismo ucraniano es que Zelenski es judío. Del mismo usuario (Daniel Mayakovski), dos hilos más en respuesta a eso (breves, esta vez) y un artículo que arranca con esa cuestión y pone en palabras muchas de las cosas que vemos en fotos y en videos en el hilo:

https://threadreaderapp.com/thread/1497378199076024323.html

https://threadreaderapp.com/thread/1501386719052062727.html

https://thegrayzone.com/2022/03/06/presidente-judio-ucrania-neonazis-rusia/

6. La invención de la tradición

Al menos desde 2014, desde el levantamiento ciudadano en la capital y en el Occidente de Ucrania que derrocó a un presidente prorruso, y sacó de la cárcel e indultó a opositores acusados de corrupción, la crisis ucraniana es presentada en los medios occidentales, pero también por la opinión especializada, como un conflicto cultural entre democracia ciudadana plena y clientelismo oligárquico postsoviético, entre quienes quieren ser un socio de Europa y quienes prefieren vivir en la sombra con un país satélite de Rusia. Y el clivaje regional Oeste / Este es explicado bajo esta guía, con un Oriente pro-ruso, rusófono, antimoderno, proclive a un separatismo al que se rehúsa espontaneidad, y se considera operado por Moscú. Acaso sean menos nobles los móviles que mueven las acciones y reacciones en cada región. El Occidente volcado a los servicios y la agricultura tiene como contracara un Oriente más industrializado en tiempos soviéticos, que puede integrarse a la economía rusa como nunca lo podría hacer con la de la UE (le ocurriría como a Alemania Oriental).

El independentismo de la región del Donbás es interesada renuencia a convertirse en colectividad de destino con Bruselas. Igor Lopationok, el mismo director de la película Ucrania en llamas, producida por Oliver Stone (el link arranca en el minuto 7:55; antes está la presentación del documental en la TV cubana, que está interesante), produjo y dirigió otro documental/película sobre Ucrania, que están pasando en el canal de RT desde ayer: Ucrania - 30 años de independencia - Presente inmutable. Fuera del espacio RT, es muy informativa la película documental Donbass (2015), de Anne-Laure Bonnel, la francesa que esta semana censuró Le Figaro.

7. Puro Chile, la copia feliz del Edén 

En Rusia, el mayor opositor al presidente Putin en la Duma, o Congreso, es el viejo Partido Comunista subsistente de la URSS. Un opositor que sin embargo es el mejor aliado en cuestiones de Estado, y fue del PC ruso la iniciativa de reconocer, en febrero, como independientes, en el Donbás ucraniano, a las repúblicas federativas de Lugansk y Donetsk. Para el nuevo presidente chileno, Gabriel Boric, el comunismo fue si rival en las primarias de la coalición electoral que lo llevó como candidato, y es su mayor aliado en el gobierno que asumió el viernes 11 de marzo.

Con el fin del segundo mandato del centroderechista Sebastián Piñera y su reemplazo en La Moneda por Gabriel Boric, termina la experiencia neoliberal más prolongada y exitosa que podía exhibir Latinoamérica, iniciada por la dictadura en 1973. Elegido por la generación que en 2019 estalló contra un modelo que pagaba cada vez más caro el progreso económico, el presidente más joven de la historia nacional hizo de la equidad social el eje de su programa. Será el último en gobernar por la aún vigente Constitución pinochetista de 1981.

El octavo traspaso del mando del Ejecutivo chileno desde 1990 se realiza en la ciudad portuaria de Valparaíso, el viernes 11 de marzo, a partir del exacto mediodía, en el Salón de Honor del Palacio Legislativo. Una estrella de cinco puntas y siete centímetros, la piocha del libertador general Bernardo O'Higgins, consagrada y consagratoria insignia del poder en el Chile independiente, pasará de las manos de un egresante, crepuscular Sebastián Piñera a las de un ingresante, auroral Gabriel Boric. Con 72 años, el empresario dos veces presidente dobla en edad, exactamente, a su reemplazante de 36, un diputado y antiguo líder estudiantil identificado con la generación del 'estallido social' de octubre de 2019.

8. Colombia, un paso al costado de la OTAN

La izquierda fue la gran ganadora de las elecciones legislativas y de las primarias presidenciales del domingo 12 en Colombia.

El Pacto Histórico, que llevará como candidato a Gustavo Petro para la primera vuelta del 29 de mayo, capitalizó el repudio contra el programa y las medidas económicas del gobierno de Iván Duque y canalizó políticamente el voto de la protesta social que en 2021 tomó las calles de las principales ciudades colombianas. El gran perdedor del domingo fue el oficialismo uribista.

La victoria de la izquierda no es sin embargo completa. Tendrá que lidiar con un Congreso en el que la derecha, fragmentada en seis partidos, seguirá siendo mayoría. El Pacto Histórico tendrá que buscar alianzas con la Coalición Alianza Verde y Centro Esperanza -con 14 bancas en la Cámara Alta- para hacerles contrapeso.

9. El ‘efecto Malvinas’ del presidente Macron 

El 10 de abril se celebrará en Francia la primera ronda de las elecciones presidenciales que enfrentará en una segunda ronda el 24 de abril a los dos mejor calificados de los 12 candidatos que aspiran al más alto cargo del país si nadie obtiene el 50% de los votos en la primera vuelta (y ningún presidente lo ha hecho desde Charles de Gaulle en 1958).

El año pasado por estas fechas, se preveía que los comicios se parecerían a una carrera que tendría a los actores y espectadores conteniendo el aliento. Las encuestas de opinión sugirieron que la candidata de extrema derecha Marine Le Pen se estaba acercando a Emmanuel Macron, amenazando su victoria para un segundo mandato. Uno de esos sondeos incluso sugirió que Le Pen  podría ganar la primera vuelta.Antes de la postulación de Éric Zemmour, de extrema derecha y de línea dura los debates políticos en el país estuvieron centrados, a lo largo de varias semanas, por su programa anti-inmigración y anti-islam. Sin embargo, este sonido y su furia parecen haber quedado convertidos en poco menos de cenizas.

En Francia lo llaman el efecto Malouines o “efecto Malvinas”: así como el conflicto desarrollado en las islas argentinas del Atlántico Sur protagonizado por la ex Primer Ministra de Gran BretañaMargaret Thatcher en 1982 provocó su espectacular recuperación en las encuestas y su posterior reelección, la popularidad de Macron se ha disparado, según sugieren las encuestas, gracias a su compromiso de alto perfil como intermediario de Europa en la guerra de Rusia contra Ucrania.

10. La soledad, la lluvia, los caminos

El miércoles, en una alocución al Capitolio en Washington, pidió que EEUU impulse la conversión del firmamento ucraniano en una atmósfera de exclusión aérea, y comparó el ataque a la capital de su país con el punto de no retorno que fueron Pearl Harbor y  el 11-S; el jueves, en una alocución al Bundestag en Berlín, clamó por el mismo cielo protector, e informó que Putin está levantando un nuevo Muro y que, perdida la oportunidad, será más difícil de derrumbar que el caído en 1989. ¿Es mucho pedir que elijan la vida, que salven a la población ucraniana bombardeada desde el aire, a mujeres, menores, mayores, hospitales y refugios?, peroró en una y otra videoconferencia, un formato al que dos años de pandemias volvieron más amigable que a la propia presencia real. Unánimes, la compasión de legislaturas que de inmediato respondieron y prometieron y asignaron (más) dinero para el orador; unánime, la negativa a patrullar el aire. Los desastres de la guerra serían más goyescos si lo hicieran: sería el equivalente de enviar tropas para combatir a la línea del frente. 

AGB

“Los días jueves y los huesos húmeros” es el penúltimo verso de uno de los más famosos poemas de la lengua castellana. Ese soneto cuya primera línea es un tópico latinoamericano: “Me moriré en París con aguacero”. César Vallejo enlaza el día del olímpico Júpiter con el hueso más largo del brazo. “Tal vez un jueves”, “jueves será, porque hoy, jueves”: cuatro veces repite el exiliado peruano, antes de morir en París en 1938, el nombre del cuarto y penúltimo día de la semana laborable. Jueves como el día que toca a “El  mundo es azul como una naranja”, Newsletter semanal de Política Internacional de elDiarioAR.com, que hoy, jueves, les llega aquí y así. Jueves como cada jueves desde el penúltimo de diciembre en los que esta Newsletter latinoamericana repite, con pasable puntualidad pero lamentable, cruel exactitud, qué muertes y qué aguaceros prevé en el horizonte y el cielo de una guerra europea.  

1. Apurar, cielos, pretendo