El blog de la redacción de elDiarioAR
Mucho más que beboteo
Esa no la vimos venir: el beboteo como una herramienta de disputa política. Ya sabemos que la batalla cultural se libra también en las redes sociales y en su nota de este fin de semana Nicolás Canedo nos guía por una de las tendencias de los últimos días. Fotos hot acompañadas de la leyenda “No fueron 30.000”, iniciativa que tuvo como punto de largada el acto que Victoria Villarruel encabezó a principio de mes en la Legislatura porteña. El evento, que fue defendido por propios y ajenos como un noble episodio de homenaje a víctimas de la guerrilla, disparó ese discurso del que sus organizadores no se hacen cargo.
Las formas livianas de las redes no le quitan peso a lo que subyace en el fondo: ideas negacionistas, que tiene una historia larga. Con altas y bajas, momentos de discreción y de estallido exuberante (¿se acuerdan de Cecilia Pando haciéndole la seña de degüello al entonces secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde?) recorre los 40 años de democracia. Raúl Arcomano revisa esa historia en su nota de este domingo, donde construye el multiverso de organizaciones de “memoria completa” y entrevista a algunos de sus referentes, todos entusiasmados con una posible victoria de La Libertad Avanza. Aníbal Guevara, hijo de un teniente coronel condenado a perpetua por la desaparición de cuatro militantes de la JP, le confiesa que modera la ilusión: sí cree que Villarruel aterrizará su agenda en la Casa Rosada, pero no cree que llegue a alterar el resultado de los juicios de lesa humanidad.
Antes de volar a Suecia para participar de la Conferencia Global de Periodismo de Investigación 2023, Emilia Delfino destapó una nueva olla. Un circuito de corrupción en la Escuela Naval de la Armada donde dos capitanes se hacían “unos pesitos” pagando por mercadería que nunca ingresaba a la cocina. Entre otras jugadas, pagaban por roast beef, pero a los cadetes les daban de comer espinazo.
Sebastián Lacunza –libre de indulgencia, mire donde mire– se detiene en el anuncio oficial estrella de esta semana, que achicó aún más el universo de trabajadores que pagan Ganancias. “Frente al avance de dos derechas agresivas que se desviven por demostrar quién consolidará más privilegios y aplicará más recortes, podría esperarse de una alianza del peronismo y la centroizquierda que levante la bandera de una reforma impositiva que tienda a la igualdad”, dice. Pero no. Con lo que cuesta labrar consensos, los cinco candidatos presidenciales están de acuerdo al menos en una cosa: es una prioridad que el 6% de los trabajadores registrados de mayores ingresos queden más holgados de impuestos.
Una mesa con dos butacas, un baño y al fondo una “camita”. Así de austera es la “Patoneta”, el motohome en el que Bullrich sale a recolectar votos en este último tramo de campaña. Lo cuenta Mauricio Caminos, mientras que Pablo Ibañez se sumerge en las internas peronistas, con énfasis en el capítulo de más reciente estreno Kicillof-Máximo. Son disputas que no parecen permear en la conversación de los votantes, agotados en la urgencia de sobrevivir a la inflación, pero sí impactan en la dinámica interna de una fuerza política que recién se empieza a reponer del sablazo electoral del 13-A.
Sobre libros, dos cosas distintas. Por un lado, Agustina Larrea, que sigue de cerca a las escritoras latinoamericanas, entrevista a Agustina Bazterrica, que vuelve con una novela distópica después del fenómeno editorial Cadáver exquisito. Hablan de los vínculos, la religión y el ego. Por el otro, sumamos una opinión al debate que abrió esta semana el amague del Gobierno de reconocer al Centro de Administración de derechos Reprográficos de Argentina (CADRA). Ezequiel Adamovsky, desde su posición de autor multifotocopiado en universidades públicas, hace su punto.
Para cerrar, una anécdota y una noticia. Hace algún tiempo fui invitada, junto a un grupo de periodistas, a probar un auto alimentado a hidrógeno. La invitación era explícitamente esa (probar el auto, no solamente hablar sobre él) y aunque me acredité concienzudamente y una vez en el lugar me puse a esperar mi turno en la banquina misma de la pista, uno de mis compañeros –todos varones– no se aguantó preguntar: “¿Manejás, no?”. Por eso me pone muy contenta contarles que este domingo inauguramos una nueva sección del diario sobre autos, transporte y movilidad (la bautizamos ATM). Hay otra manera de contar ese universo y no hace falta ser un “fierrero” para aproximarse. El periodista Renato Tarditti estará a cargo del nuevo segmento, con el compromiso de atender a las tres dimensiones de un auto: la utilitaria, la lúdica y la simbólica. Lo presenta él en esta nota.
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Esa no la vimos venir: el beboteo como una herramienta de disputa política. Ya sabemos que la batalla cultural se libra también en las redes sociales y en su nota de este fin de semana Nicolás Canedo nos guía por una de las tendencias de los últimos días. Fotos hot acompañadas de la leyenda “No fueron 30.000”, iniciativa que tuvo como punto de largada el acto que Victoria Villarruel encabezó a principio de mes en la Legislatura porteña. El evento, que fue defendido por propios y ajenos como un noble episodio de homenaje a víctimas de la guerrilla, disparó ese discurso del que sus organizadores no se hacen cargo.
Las formas livianas de las redes no le quitan peso a lo que subyace en el fondo: ideas negacionistas, que tiene una historia larga. Con altas y bajas, momentos de discreción y de estallido exuberante (¿se acuerdan de Cecilia Pando haciéndole la seña de degüello al entonces secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde?) recorre los 40 años de democracia. Raúl Arcomano revisa esa historia en su nota de este domingo, donde construye el multiverso de organizaciones de “memoria completa” y entrevista a algunos de sus referentes, todos entusiasmados con una posible victoria de La Libertad Avanza. Aníbal Guevara, hijo de un teniente coronel condenado a perpetua por la desaparición de cuatro militantes de la JP, le confiesa que modera la ilusión: sí cree que Villarruel aterrizará su agenda en la Casa Rosada, pero no cree que llegue a alterar el resultado de los juicios de lesa humanidad.