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Sobre este blog

A veces es más interesante lo que sucede en la previa de una entrevista que la entrevista que se publica. A veces, también, las bambalinas de un reportaje merecen “una nota aparte”. ¿Cómo se preparó Esmeralda Mitre para recibir a elDiarioAR? ¿Qué era eso que tenía sobre su escritorio el empresario Claudio Belocopitt? ¿Y el momento exacto en el que Alberto Samid se enfureció delante del grabador encendido? Hay datos de archivo, referencias, climas, declaraciones o rodeos del personaje que no llegan a un texto. Y no hay entrevistado sin entrevistador así que este boletín también indaga en los fracasos y los aciertos a la hora de entrevistar, de la escucha y lo imprevisible. Gracias por venir será una ventana para que corra aire y también para conocernos.

Autora: Victoria De Masi

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Avistaje

Victoria De Masi

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A veces es más interesante lo que sucede en la previa de una entrevista que la entrevista que se publica. A veces, también, las bambalinas de un reportaje merecen “una nota aparte”. ¿Cómo se preparó Esmeralda Mitre para recibir a elDiarioAR? ¿Qué era eso que tenía sobre su escritorio el empresario Claudio Belocopitt? ¿Y el momento exacto en el que Alberto Samid se enfureció delante del grabador encendido? Hay datos de archivo, referencias, climas, declaraciones o rodeos del personaje que no llegan a un texto. Y no hay entrevistado sin entrevistador así que este boletín también indaga en los fracasos y los aciertos a la hora de entrevistar, de la escucha y lo imprevisible. Gracias por venir será una ventana para que corra aire y también para conocernos.

Autora: Victoria De Masi

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Transito una temporada difícil. Estoy escribiendo un libro que, según los cálculos de la editorial, saldrá en diciembre. Voy al galope de un texto que se escribe de a poco. Mi frase: “Ahí va, saliendo”. Lo cierto es que ahora mismo soy un náufrago. Ando en altamar sin reparo, bajo un sol naranja y filoso cuando es de día. De noche soy un sólo silencio, un bloque, un cuerpo quieto. Hace cuatro meses que tengo frío. La estoy pasando mal.

El que escribo es mi segundo libro. El primero se publicó en 2016, hace ocho años. Soy la misma y sin embargo me siento el náufrago aquel. A veces el bote en el que escribo es de madera, y alcanzan dos remos y la fuerza de mis brazos para avanzar. A veces es un yate de lujo con un motor caprichoso. A veces es un transatlántico pesado, demasiado grande, una mole sin timón. Siempre hay agua alrededor. Y el cielo encima. Ando sin brújula pero llevo reloj. 

Intento, se los juro, explicar esta temporada difícil. Trato de responder esa pregunta que ahora es fatal -¿cómo estás, Vi?- evitando el drama y eligiendo bien qué decir. Porque una palabra en falso, un lapsus o un cierre repentino de garganta puede desatar un consuelo que en vez de ayudar puede resultar demoledor. Aprendí a desactivar la conversación en torno al libro cuando no puedo ni caretearla. Cabalgo el gerundio: “Estoy escribiendo un libro”¿Cuándo se empieza a escribir un libro?