Quién es Tim Ballard, la pieza clave del relato ultraconservador vinculado a la falsa denuncia de Viviana Canosa

En medio del escándalo de denuncias iniciado por Viviana Canosa contra Lizy Tagliani apareció un protagonista inesperado: Tim Ballard, activista conservador estadounidense que dice haber salvado a miles de niños de la explotación, personaje hoy ya algo caído en desgracia por acusaciones de abuso y fraude. Buscando darle algo de crédito a su relato frente a la opinión pública, la conductora mencionó haberse juntado con él un mes y medio atrás, y apuntó contra el Gobierno por no haber querido recibirlo, ya que dice poder destrabar el caso de la desaparición de Loan Peña: “Tiene todo el camino de donde está o estaba, es el Poder el que no lo deja avanzar”. Entremezclado con la farándula local, Ballard empezó a sonar en redacciones, canales, radios y streamings locales como una novedad a exprimir.
Pero los medios que ahora se preguntan quién es, qué vino a hacer a la Argentina y por qué querría juntarse con el presidente Javier Milei ya lo conocían, o por lo menos no dudaron tanto de él cuando en 2023 la película Sonido de Libertad (Sound of Freedom), inspirada muy libremente en su vida repartía una pauta inusual para la época. ¿Quién es, entonces, este hombre que en su momento se paseó por los programas locales? ¿Un héroe con la misión de salvar a “los hijos de Dios” o una pieza más en el mapa conservador de la geopolítica actual mencionado en este caso para distraer y llevarse la marca?

Timothy Ballard creció en California pero nació en Provo, Utah. Como la mayor parte de su población es un hombre de fe, miembro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Habla perfecto español, tiene nueve hijos y asegura que fue agente del departamento de Homeland Security por más de una década. También, según su propio perfil en LinkedIn, fue oficial de la CIA por unos meses en 2001, aunque esto jamás pudo probarse e incluso ha dado información contradictoria sobre su paso por la agencia. Dos constantes van a mantenerse en su vida pública: la vulnerabilidad frente al escrutinio y la necesidad de alimentar el mito individual como paladín ungido por fuerzas divinas.

Según él mismo declaró a una publicación mormona, no quería investigar crímenes contra niños pero su jefe en Seguridad Nacional lo asignó a la fuerza especializada en ese tema porque sintió que su bagaje religioso “iba a ser una protección”. Con el tiempo dijo haberse sentido frustrado frente al accionar limitado que tenía como empleado del gobierno de los Estados Unidos, creyó que podría conseguir más desde lo privado y así fue como en 2013 nació Operation Underground Railroad (O.U.R.), una organización en contra del tráfico sexual que le permitió accionar en otros países, sin limitaciones estatales.
En una época en la que gracias a terrenos fértiles como reddit y 4chan las teorías conspirativas sobre los crímenes más atroces posibles se disparaban para todos lados O.U.R. y Ballard organizaban “operativos” en diferentes países, “encontrando niños y mujeres por todos lados”. Su estilo pseudo-militar espectacularizado, filmado estratégicamente para el show, lo hacía irresistible para el paladar mediático y, sobre todo, para las abultadas donaciones en búsqueda de una limpieza de conciencia y deducción de impuestos.
Más allá de los números exagerados y los casos que no eran tal, las críticas de los expertos tenían que ver con la cuestión casi paramilitar (el Departamento de Justicia tuvo que aclarar que no estaban vinculados), el trauma de las víctimas frente a esos raids violentos, la exposición pública a la que se enfrentaban, personas mayores que en realidad no querían ser “salvadas” y eran llevadas a lugares peores. Como una película de Rambo que no te muestra el proceso judicial ni psicológico que desata, solo los músculos, la bandera y el mito autogenerado. Todo lo que sucedía después de estos episodios no era televisado, no era viralizado, el clip ya estaba hecho.
Aunque a simple vista no parezca obvio por tratarse de un tema tan brutal y real como el abuso infantil, O.U.R. forma parte de una cosmovisión memética forera surgida en la década pasada que viene enlazada con el devenir político mundial. Con agendas como “con los chicos no” o “salven a los niños” las ultraderechas fueron tratando de instalar a sus oponentes ideológicos como “degenerados”, apropiándose de causas universales vinculadas con la moral humana más básica, más allá de cualquier fe o institución. Esto viene haciendo que el pánico social esté a flor de piel y que organizaciones que se jactan de rescatar menores sean piezas clave en disputa.
Durante el ciclo de elecciones presidenciales de 2016 que enfrentó a Hillary Clinton con Donald Trump en 4chan surgió el Pizzagate, teoría conspirativa que aseguraba que funcionarios del partido demócrata estaban vinculados con una red de trata de personas y abuso infantil que tenía como sede la pizzería Comet Ping Pong en Washington D.C. Con Trump en el gobierno y desde las mismas bases tomó forma QAnon, un movimiento que cree que hay un “Estado profundo” trabajando para derrocar a esa nueva derecha estadounidense y su líder, que utiliza como estrategia de divulgación la premisa de que hay una elite satánica que dirige una red de prostitución infantil que controla la política y los medios comunicación.
En agosto de 2020 el fundador de O.U.R. dijo al New York Times: “Algunas de estas teorías permitieron que la gente abra los ojos, ahora es nuestro trabajo inundar este espacio con información real para que la verdad pueda ser compartida”. Poco antes había compartido una versión que aseguraba que una empresa de muebles de nombre Wayfair vendía chicos dentro de sus productos porque eran demasiado caros y tenían nombre de mujer. Cuando se probó que era mentira dijo “Wayfair o no, la venta de niños existe, done aquí”.
Entonces, ¿cuál es la verdad para Ballard? Sonido de Libertad lo presenta como un ejército de un solo hombre, de una ética impenetrable y una empatía voraz. Sin embargo fue denunciado pública y judicialmente por ex miembros de O.U.R. por acoso sexual. Las mujeres relataron varios hechos supuestamente sucedidos en operaciones encubiertas en las que tenían que hacer de su pareja. Después de una investigación independiente la organización decidió apartarlo tras llegar a la conclusión de que “se involucró en un comportamiento poco profesional que violó nuestras políticas y valores”. En la actualidad dos de las denuncias fueron desestimadas por falta de pruebas (pueden volver a realizarse) pero el resto se mantiene en pie, mientras que él se defiende con demandas por difamación.
Mientras promocionaba el film, ese que lo trajo por primera vez a la Argentina como celebridad, otra de las cosas que dijo este exagente en una entrevista para el canal de YouTube The Daily Signal es que la “agenda woke de izquierda” trabaja por los pedófilos para instalar leyes y regulaciones que les permitan operar libremente, vinculando la idea del cambio de género con una potencial “edad de consentimiento fluida”. Este vínculo entre progresismo y pedofilia ya tuvo eco en la Argentina después del discurso del Presidente en Davos, seguido por la diputada Lilia Lemoine diciéndole a Chiche Gelblung “quieren quitar la edad de consentimiento de los menores para tener relaciones sexuales” como ejemplo de “idea woke”.
Hoy Tim Ballard pasea por el mundo dando charlas, juntando fondos, sacándose fotos con políticos y famosos. Desde sus redes sociales da a entender que a su paso deja cientos de niños rescatados, como le aseguró a Canosa, como adelantó que podía hacer con Loan, gracias a un software exclusivo y una supuesta ayuda que dicen los expertos muchas veces entorpece y no es tal. Para hablar de un operativo en Mar del Plata del pasado febrero, por ejemplo, hablaba en plural, cuando leyendo la información del caso la denuncia era de Missing Children y la pesquisa fue realizada por el Departamento Judicial de Dolores. Él y su gente se encontraban ahí grabando un documental.
En el pasado Ballard dijo a Fox News que quienes criticaron Sound of Freedom trataban de “normalizar la actividad sexual con menores” y que “los pedófilos se están salivando” con las críticas negativas. Tal vez repita algo similar si se entera de los cuestionamientos que surgieron en Argentina de parte de quienes hasta ayer le pedían notas y fotos por derecha y por izquierda, ya sea por fanatismo o desconocimiento. Su laxa relación con la verdad y su capacidad para pivotear retóricamente son herramientas de supervivencia básica en esta coyuntura. Habrá que ver si la jungla mediática local lo deja llevarse la marca o si hace un mea culpa.
FS/DTC
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