Siri Hustvedt y Paul Auster están casados hace casi cuarenta años y viven en Nueva York; se conocieron cuando ella tenía 26 y él 34, en la época en que sus carreras literarias recién estaban despegando. Son, además, dos de los invitados más destacados del Filba 2021, donde brindaron una charla conjunta titulada La conversación infinita. Amalia Sanz, directora del festival, presentó el evento y señaló que se trata de “la pareja de escritores e intelectuales más central de la literatura contemporánea, con una presencia gravitante en el debate cultural de la actualidad que trasciende la obra de ambos”.
Durante la conversación, que se puede ver en el canal de YouTube del encuentro literario, Hustvedt dijo que estar casada con Auster “forjó un diálogo durante muchos años”, ya que se acompañaron durante todo el transcurso de sus vidas literarias. Por otro lado, Auster opinó: “Creo que ha sido una gran ventaja tenernos el uno al otro porque yo le doy a Siri todo lo que escribo para que lo lea, y ella me da todo lo que escribe para que lo comente. Nada sale de la casa sin la aprobación del otro”. Hustvedt se rio y agregó: “Se llama editor in-house” (en casa).
Entre las novelas más importantes de Auster están La trilogía de Nueva York (1987), La invención de la soledad (1982), 4321 (2017) y Leviatán (1992). Hustvedt publicó, entre otros libros, el ensayo La mujer que mira a los hombres que miran a las mujeres (2016), la novela Todo cuanto amé (2003), y el libro de poemas Leer para ti (1983).
Frente a una pregunta del periodista argentino Nicolás Artusi, que fue el encargado de moderar el diálogo, Auster explicó que la mayoría de sus novelas le tomaron años de gestación antes de que estuviera listo para escribirlas. “No salgo a buscar historias, ellas me encuentran a mí. Se trata generalmente de un personaje que comienza a desarrollarse en mi cabeza, y a veces no quiero pensar en él, pero si sigue regresando y me dice que es importante, dice ‘tenés que hablar sobre mí, tenés que comprenderme’, entonces me intereso y lo exploro más”, dijo.
Hustvedt comentó que, muchas veces, aparece una imagen que la inspira: “Antes de empezar a escribir Todo cuanto amé, tuve esta imagen de una mujer muy gorda acostada en una cama, muerta. Y pensaba: ¿qué es esto? Después apareció un pintor que retrataba a personas muy gordas y muy flacas, y la muerte, y de alguna manera todos estos temas se manifestaron en el libro que terminé escribiendo”.
Los dos escritores coincidieron en que, una vez que un libro está terminado, empieza la “etapa de aversión”: “Hay una sensación de exaltación que dura 35 segundos, y luego, ‘¡boom!’, decís: ¿pasé todo este tiempo escribiendo esto? ¿Este fracaso, esta basura en la que me esforcé durante años?”, dijo Auster. Después citó la frase de Samuel Beckett: “Ni bien está seca la tinta, me repugna”.
“Me gustaría decir que la línea más importante en un libro es la primera oración. A veces puedo pasar meses pensando en cómo sumergirme en la historia. Hay muchos comienzos en falso. Ahora estoy trabajando en algo y pasé una semana y media escribiendo cuatro párrafos, los reviso una y otra vez. Tienen que ser lo suficientemente buenos para que sienta que me impulsarán durante el resto del libro”, apuntó Auster.
En cuanto a soportes de escritura, Hustvedt y Auster aseguraron que tienen preferencias opuestas: él escribe, desde siempre, con lápiz y papel porque dice que necesita sentir el lápiz presionando la página para pensar y “convocar las palabras”. Hustvedt, en cambio, escribe en computadora, ya que le da una distancia respecto de su propia creación: “Aprendí a tipear y me encantó el divorcio de mi cuerpo que sentía al mirar el texto en la página, me daba cierta objetividad que no tenía al ‘sangrar las palabras'''.
Otro tema de la charla fue la relación entre la pandemia y la literatura. Hustvedt adelantó que planea incluir la pandemia en su próxima novela mientras que Auster está trabajando en un libro de cuentos que no tiene nada que ver con el tema. Expresó: “Creo que lleva mucho tiempo para que surja una verdadera ficción a partir de eventos históricos, porque aún estamos asimilándolo”.
Por otro lado, los dos escritores visitaron Buenos Aires varias veces. Ella dijo que lo que más le sorprendió fue la influencia del psicoanálisis: “Podés subirte a un taxi y tener una conversación con el taxista que hace terapia. Me parece fascinante”.
Lo que más le impactó a Auster fue cómo, después de la crisis de 2001, “las personas sobrellevaban esta catástrofe de maneras muy creativas”. “Me sorprendió cómo las personas hacían trueques, decían ‘yo te doy clases de francés para cuidar a mi hija tres horas al día’, o algo así. A veces era muy gracioso y realmente me conmovió. Con Siri fuimos a un lugar donde se bailaba tango y uno de los bailarines se enamoró de ella y le dijo: ‘te daré todo, excepto dinero, porque no tengo’”, señaló el escritor.
En otro tramo de la conversación, Artusi les preguntó cuál es, para ellos, la definición de éxito en la literatura. Según Auster, el éxito no tiene nada que ver con el mundo exterior, porque “las personas tienen todo tipo de opiniones y las contradicciones son muy intensas”. Y agregó: “Creo que el éxito sería ser capaz de escribir la próxima obra”, y “el hecho de que los libros que escribí hace treinta años aún se encuentran en librerías”.
Hustvedt habló acerca de cómo muchos escritores quedan olvidados, sobre todo “mujeres y personas de color que fueron desplazadas”. Enfatizó la importancia de ser cuidadosos con la idea de canon, ya que “esos cánones cambian, y los establecen personas que ocupan posiciones de poder en la cultura que tienen una avidez más exclusiva que inclusiva”.
Hacia el final, Artusi le preguntó a Hustvedt en qué momento se sintió más empoderada como escritora mujer. Se quedó pensando durante varios segundos y respondió: “Cuando comprendí que el tipo de misoginia que enfrentan las mujeres escritoras no es personal. Cuando sos capaz de contextualizar algunos de los incidentes poco felices que pueden ocurrirle a una mujer escritora, te liberás de la estupidez. Una vez que comprendí que muchos de estos episodios no tenían nada que ver conmigo, sino que tenían que ver con mi género, fue extremadamente liberador”.
En uno de los momentos más emotivos de la charla, Auster dijo: “Siri es una genia. Hace cosas que nadie más en el mundo hace. Tiene una doble o triple vida, escribe estas novelas maravillosas y poderosas, que por sí solas serían suficientes para que fuese reconocida como una de las grandes escritoras de la actualidad, pero también hizo todo este trabajo intelectual de una originalidad asombrosa, con mucha profundidad y erudición”. Agregó que se sintió muy orgulloso cuando Hustvedt recibió el Premio Princesa de Asturias en 2019.
Por último, tanto Hustvedt como Auster coincidieron en que escribir es un ejercicio físico: “No hay diferencia entre cuerpo y mente, somos seres corpóreos. Podés terminar exhausto después de un día intenso de escritura”, dijo Hustvedt. Auster remarcó: “Al final del día terminamos como dos bultos acostados en el sillón y miramos películas viejas para despejar nuestras mentes”. Dijeron que son fanáticos de las películas en blanco y negro, en especial de las comedias de Hollywood de los años treinta.
MGF