Para algunos y algunas supuso algún tipo de clandestinidad (hacer algo nuevo, prohibido, “de grandes”). Para otros y otras, una iniciación: ir al cine lejos de los adultos, ver por primera vez a personas desnudas, conmoverse sin pudor frente a la pantalla. También estuvieron los que, gracias a la película, llegaron a un tipo de música que hasta ese momento desconocían o quienes encontraron en ella alguna forma de sentir que se rebelaban, que iban en contra de una época expulsiva como la del menemismo.
Con dirección del entonces debutante Marcelo Piñeyro y con Fernán Mirás y Cecilia Dopazo como protagonistas, en 1993 llegó a los cines argentinos Tango feroz, la leyenda de Tanguito. Una película que, en poco tiempo, se convirtió en un récord de audiencia y en un fenómeno que excedía todo eso que pasaba en las salas de cine. Mientras el público iba a verla con fervor, Tango feroz era debatida en la tele (el cineasta y la dupla protagónica llegaron, por ejemplo, a ser invitados de Hora clave, con Mariano Grondona, para hablar de lo que provocaba en la juventud y un televidente señaló que el largometraje bajaba un mensaje subliminal “de corte marxista”), discutida en los diarios (las críticas no fueron del todo favorables), cuestionada por el mundo del rock (¿era la historia del músico Tanguito o una versión libre y ficcional alrededor de un mito?), celebrada por multitudes, que además se hicieron también fans de la banda sonora, uno de los discos más vendidos de la historia local.
Treinta años después de aquellos días de gente que, entre la ñoñería, la convicción juvenil y el gesto naïf subrayaba aquello de “todo no se compra, todo no se vende” y repetía una y otra vez que “el amor es más fuerte”, los realizadores argentinos Denise Urfeig y Mariano Frigerio quisieron pensar de qué estaba hecho ese fenómeno, muy cercano para ellos generacionalmente. Entonces se pusieron a trabajar en Leyenda feroz, un documental que, repleto de testimonios y con una realización impecable, aborda todas las capas de una historia donde confluyen la leyenda, los conflictos y la época.
La dupla, que ya había rescatado otra película muy popular como Esperando la carroza en su documental Carroceros, profundizó el trabajo y en esta ocasión, además de convocar a los protagonistas de Tango feroz –hablan el director, gran parte del elenco, las figuras centrales del equipo de producción, los músicos creadores de los temas tan recordados–, se animaron a buscar el testimonio de personas que no quedaron conformes con el largometraje. Es el caso de algunos músicos como Javier Martínez o Pipo Lernoud y también algunos críticos que en aquel momento tuvieron palabras muy duras para la película, como Eduardo Antín, más conocido como Quintín.
Profunda, reveladora, con momentos verdaderamente emotivos, Leyenda feroz se planta alrededor de un objeto con honestidad y un trabajo de investigación muy riguroso. Así consigue describir tiempos complejos y, sobre todo, homenajear esa máquina de la memoria colectiva que logran activar algunas películas.
“A nosotros Tango feroz nos pegó como personas, fue una película iniciática. Eso le pasó a muchos de nuestra generación. También fue la primera película que pudimos ver del mundo adulto, con esa cosa prohibida que tenía por los desnudos y la escena famosa de sexo. A la vez está este costado de la historia que tiene mucho que ver con los inicios del rock en el país. Hoy por hoy la información parece estar más a mano. Pero yo me acuerdo mucho de ser adolescente y querer buscar si Tanguito había existido o no, por ejemplo, o si El amor es más fuerte era de él o de otro (risas). Era toda una información que llegaba a cuentagotas después de ver la película y que nos íbamos pasando entre amigos. O que te compartían los que tenían hermanos más grandes o padres más copados que sabían de rock nacional. Y con eso se iba completando la experiencia de la película”, recuerda Frigerio en diálogo con elDiarioAR.
Para Urfeig, haber recorrido la historia de este hito del cine local combina su experiencia personal con la época de aquel estreno. “La fui a ver con mis amigas de la secundaria y me acuerdo que salí enamorada de Tanguito, lo veía como una especie de príncipe azul rockero (risas). Además fue el primer varón desnudo que vi y salí muy enamorada de la historia, más que de la película. Me acuerdo que mi amiga Paula arrancó el póster de la calle y lo colgó en la habitación, y yo la envidiaba muchísimo. Creo que a mí esos elementos fueron los que más me pegaron: poder volver a pensar en esa manera de ir al cine y volver a esa ciudad que ya no existe más. También está lo musical, es verdad que toda una generación conoció varias de las canciones que aparecen a partir de la película. Ese CD de Tango feroz fue un CD que teníamos todos. Y yo creo que incluso hoy debe haber gente que cree que todos los temas eran de Tanguito. Fue la puerta de entrada para muchos al cine y al rock nacional.
–¿Cómo trabajaron la idea de reconstruir lo que pasó desde tantas aristas y a partir de un relato coral y tan diverso?
–Mariano Frigerio: Nuestro norte era hacer una especie de homenaje a Tango feroz, pero incluyendo voces disidentes. Cuando empezamos a investigar sobre la película, más a nivel documental, nos pasaba que encontrábamos historias laterales interesantes. Por ejemplo, yo no sabía todo el conflicto que había con la historia de cómo se compuso La balsa, con Litto Nebbia, Tanguito y los demás. Marcelo Piñeyro y los productores de Tango feroz sí lo sabían, lo tenían muy claro y decidieron seguir adelante igual. A nosotros nos interesaba mostrar eso que les pasa a las películas que tienen alguna referencia con las historias reales. Lo mismo le pasó, por ejemplo, a la película Argentina1985, y está bueno ver eso que lleva a la gente a pensar qué pasó, qué se reconstruyó, cuánto se parece, cuánto no se parece al hecho real. También nos interesaba el otro debate, el de los críticos más cool o más intelectuales, para pensar qué opinaron en su momento y qué opinan hoy de la película, para que no fuera todo tan lineal.
–¿Cómo fue volver a ver la película para hacer el documental? ¿Algo los sorprendió 30 años después?
–Denise Urfeig: A mí me sorprendió que sea tan larga. A la vez no tenía tan presente la parte de la cárcel y de Imanol Arias, por ejemplo, ahí casi que empieza otra película. Pero todo el tiempo, me acordé mucho de mí misma adolescente y pensé en eso, en que es una película muy para adolescentes, muy para esa cosa iniciática. Así que lo que más me provocó fue emoción, porque me acordé de todo lo que me pasaba a los 15 años. También me pegó por el lado de lo que significó la película para el cine argentino, el hito, el antes y el después, eso de que se hizo tipo película hollywoodense. En los noventa los jóvenes no iban al cine a ver películas argentinas en general y con Tango feroz se logró que fueran muchísimos.
–MF: Yo soy más fan de Tango feroz, todavía, la vi cuarenta y cinco mil veces. Me sé las frases, me acuerdo mucho de memoria. También de los detalles, las locaciones. Tango feroz tiene una gran producción detrás. Repasar la película y ver todas las locaciones es muy impactante. Son muchísimas. Algunas quedaron intactas y otras hoy no tienen nada que ver.
–¿Costó conseguir los testimonios de los protagonistas? Suele pasar que ante fenómenos tan populares, las personas se cansen o quieran cambiar de tema.
–MF: Al primero que contactamos es a Marcelo Piñeyro. Y tanto él como el productor estaban muy sorprendidos por la propuesta de hacer un documental sobre su trabajo. Ellos saben del éxito, pero nunca terminan de dimensionar lo que genera Tango feroz en la gente. A los actores les pasa otra cosa y es que la gente por la calle o donde sea les sigue diciendo cosas sobre la película. Y eso les pasa todavía hoy tanto a Fernán Mirás y a Cecilia Dopazo, pero también a muchos de los otros.
–DU: Para los 30 años de la película, que se cumplieron el año pasado, hubo una proyección en el cine Gaumont y quedó gente afuera. Como se ve en nuestro documental, se llenó de personas de varias generaciones, muchos ahora padres o madres que llevaban a sus hijos y salían de la sala llorando. Recién ahí Piñeyro nos dijo que él terminó de entender lo que pasaba con Tango feroz.
–¿Cómo fue abordar a las personas, como Javier Martínez y otros personajes del mundo del rock que conocieron a Tanguito o vivieron aquellos años y no estaban conformes con que se hiciera Tango feroz?
–DU: Obviamente queríamos que estuviera Litto Nebbia, fue por donde empezábamos. Pero de alguna manera sabíamos que no iba a querer hablar. Lo que nosotros no queríamos era un ataque contra él o hacerlo quedar mal. En el mail que mostramos en el documental nos dice que no tiene ganas de hablar de esto y también que podíamos hacer o decir con eso lo que quisiéramos. Quedamos muy conformes con esto. Javier Martínez es otro caso. Él estuvo muy enojado con Tango feroz y todavía sigue. Es curioso que sigan todavía enganchados con la historia de quién compuso La balsa, pero es así: pasaron más de 50 años y hay gente que sigue peleada por ese tema. De todas maneras él estuvo muy dispuesto a hablar y a recibirnos. Lo mismo con Pipo Lernoud, que nos dijo que si a la película “le hubieran puesto ‘la leyenda de Cacho era otra cosa’”. Porque él entiende que es una ficción, pero la bajada dice ‘la leyenda de Tanguito’ y ahí de alguna manera tiene un punto. Después está Ricardo Soulé que quedó como en otro lado, él dice que le encantó que incluyeran su tema, que le parece bárbaro que los jóvenes lo conozcan por la película. Con los críticos fue divertido.
–MF: Algunos críticos dijeron que Tango feroz no era tan feroz, o que el Tanguito de la película era un tipo medio light (risas).
–¿Cómo piensan que puede circular hoy una película como la de ustedes, que recupera también una forma de hacer cine, en un momento en el que desde el gobierno nacional actual se cuestiona el rol del INCAA y se lo quiere llevar a su mínima expresión? ¿Cómo creen que un espectador puede llegar a leer ese mundo que plantea el documental?
–MF: Por un lado, es muy loco cómo los ‘90 volvieron con todo. Ahora mismo, este año, en este momento. Y Tango feroz es muy de los ‘90. A nivel cultural está pasando que hay una revisión de los ‘90. Hay cosas que pueden ser casualidad, pero otras que no, qué sé yo. Que haya ganado (Javier) Milei, que hayan estrenado hace poquito una serie sobre Guillermo Coppola, que circule un documental sobre la muerte de Carlitos Menem, que dentro de poco se estrene una serie con Sbaraglia haciendo de Menem, todo pasa bastante junto y hay algo ahí. Por otro lado, a nivel del cine de hoy, estamos en una situación muy complicada. El otro día veía que a Paula Hernández, una cineasta zarpada, le quedó en una sola sala para ver El viento que arrasa. Se estrenó hace poquito y la película quedaba solo en un lugar. ¿Qué podemos esperar el resto de los mortales si películas tan importantes o esperadas tienen tan poca ventana de exhibición? Estamos en esa dualidad, me parece. Y el cine argentino, en general, está cada vez más frágil y con menos posibilidades de que la gente se entere y vaya a verlo.
–DU: Encima lugares como el Gaumont que terminan siendo el último espacio y también está tambaleante. A mí también me parece que está bueno mostrar en este momento que una película argentina como Tango feroz tuvo tanto éxito y fue tan importante para tanta gente. Porque está ese discurso repetido ahora de “no ve nadie las películas argentinas” o “gastan plata en bodrios que no le importan a nadie”. Y es mentira. Pasó hace poquito con Argentina 1985, que fue un furor. A la gente le gusta ver películas argentinas y ver a sus actores o sus ciudades. Lo que está pasando ahora con el INCAA, además de ser una aberración por todos lados, está avalado por un discurso mentiroso. Es directamente una mentira. Por otra parte, nadie nos preguntó si queremos o no queremos seguir viendo películas argentinas. Ni hablar que nuestro documental se hizo con subsidio, que Tango feroz en su momento también se hizo con subsidio y que es importante que se sigan haciendo películas. Entonces me parece que está bueno poder mostrar estos fenómenos de hace treinta años y de ahora. Argentina 1985 fue hace poquito, las películas de (Damián) Szifrón son súper taquilleras. A las películas argentinas les suele ir bien.
AL/DTC
El documental Leyenda feroz, de Denise Urfeig y Mariano Frigerio, podrá verse durante el BAFICI. Más información sobre las funciones y los horarios, en este enlace. Además, la película tendrá su estreno comercial el jueves 9 de mayo.