La última entrevista que Juan Román Riquelme les concedió a los medios tradicionales fue el 4 de diciembre de 2019, cuatro días antes de las elecciones de Boca, cuando el ídolo visitó el piso de Intrusos, el programa de Jorge Rial en América TV, sobre el final de su campaña proselitista. Desde que asumió la vicepresidencia, sus primeras y hasta ahora únicas declaraciones fueron 16 meses después, el domingo 4 de abril de 2021, a través de los dos videos -por fuera de la agenda periodística- que inauguraron la cuenta oficial @BocaPredio. Hilando fino, la voz de Riquelme también se filtró en la transmisión televisiva del superclásico de marzo, cuando les vociferó a los analistas: “¡Hace mucho que juega mal River!”.
La última vez que Marcelo Gallardo interactuó con un panel de periodistas sentados en un estudio de televisión fue en el verano de 2018, cuando concedió una entrevista al canal TyC Sports. En los tres años que pasaron, más allá de excepciones puntuales (un par de exclusivas a la web de la Conmebol y al diario uruguayo que lo premió como el mejor DT sudamericano, una visita al podcasts de Juan Pablo Varsky, otro “mano a mano” de 12 minutos con TyC y, ya en pandemia, una única charla con radio La Red), el técnico de River dejó de conceder entrevistas individuales. Ahora Gallardo “sólo habla” (como se dice en la jerga periodística, como si se mantuviera en silencio el resto de su vida) en conferencias de prensa y ocasionalmente después de los partidos, en alguna charla con los canales que tienen los derechos de TV. Más de 150 pedidos de medios de Argentina, Sudamérica y Europa quedaron a la espera de que Gallardo vuelva a conceder exclusivas.
Desde que asumió en Boca y hasta el comienzo del aislamiento obligatorio, entre enero y marzo de 2020, Miguel Ángel Russo aceptaba cuatro entrevistas cada lunes con un esquema en apariencia sencillo: a un medio gráfico, a uno radial, a uno televisivo y a uno partidario. Ya en 2021, el técnico de Boca dejó de conceder reportajes individuales y se restringió a las conferencias de prensa posteriores a los partidos más alguna excepción puntual, como alguna charla -también después de los partidos-, con TNT Sports, uno de los canales de la transmisión oficial.
Este distanciamiento no es una práctica exclusiva de River y de Boca. En el año que lleva como técnico de Vélez, desde que asumió en abril de 2020, Mauricio Pellegrino tampoco concedió ninguna entrevista individual: se comunica a través de conferencias, tal como hacía su antecesor, Gabriel Heinze. Germán Burgos, entrenador de Newell’s, continúa esa línea. Cuando eran futbolistas, Gallardo, Pellegrino, Heinze y Burgos fueron dirigidos en la selección por Marcelo Bielsa, el primer entrenador que en 1999, muchos años antes de la crisis de modelo y de prestigio de los medios tradicionales, declinó dar reportajes personalizados.
Los ejemplos podrían seguir con Jorge Sampaoli, que desde que dejó de ser el DT de la selección “sólo habló” con el diario español Marca, pero esta nueva modalidad no es excluyente de la Argentina -en Europa ocurre lo mismo con Pep Guardiola, Zinedine Zidane y la mayoría de sus colegas- ni de los entrenadores. Es la industria del fútbol en general -los clubes, los jugadores y hasta algunos dirigentes, como Riquelme-, la que en los últimos años levantó restricciones a los antiguos privilegios de los medios tradicionales.
Las causas de la nueva comunicación del fútbol son varias, desde tecnológicas hasta generacionales -Diego Maradona, por ejemplo, otorgó cientos de entrevistas en su carrera-. Mientras los protagonistas aprovechan sus redes sociales para dejar alguna declaración liviana -y posiblemente comiencen a sentirse más cómodos con streamers, como ya ocurre en España con Ibai Llanos-, los clubes también concluyeron que los futbolistas son parte del patrimonio institucional para fortalecer sus propias plataformas digitales. “¿De qué nos sirve que un jugador le dé una entrevista a un medio nacional si a la tercera pregunta ya le van a preguntar por Boca o River? Nos conviene generar contenido propio con ese jugador para nuestros socios”, analiza el jefe de comunicación de un club “mediano”.
Pero además, y no menos importante, los cuerpos técnicos consideran que una menor exposición mediática de sus jugadores disminuirá el riesgo de que queden expuestos al clickbait de los medios. Como una frase mal pronunciada o una palabra fuera de contexto puede generar una innecesaria polémica viral, hace ya un par de años que los entrenadores les piden a sus jefes de prensa que limiten lo más posible las conferencias de prensa de los futbolistas durante la semana. Los técnicos creen que los jugadores, de esa manera, ganan en orden, tranquilidad y tiempo de descanso. La enorme cantidad de medios alrededor del fútbol, incluidos los partidarios -Boca llega a 138 entre programas, webs, transmisiones y cuentas de redes, mientras que de Independiente, sólo en la radio on line Gama, hay ocho tiras diferentes-, es otra causa por la que los planteles “se protegen” más que antes.
En algunos clubes, los jugadores que asisten a una conferencia de prensa son previamente asesorados por los encargados de comunicación de la institución, que les anticipan qué tipo de preguntas pueden recibir. Los jefes de prensa de equipos importantes, entre ellos Racing, Independiente, San Lorenzo y River, se consultan mutuamente. Si hasta hace pocos años los propios futbolistas decidían qué entrevistas aceptaban o no -y era normal que visitaran el piso de un estudio-, sus apariciones se dosificaron desde que los clubes tomaron ese control.
A mediados de la semana pasada, Boca “filtró” a Sebastián Villa y a Marcos Rojo para breves charlas individuales con canales deportivos, mientras que River permite exclusivas con algunos de sus jugadores cada 30 o 45 días, pero son dosificaciones. En plena etapa pandémica, en la que no hay público en las canchas, las entrevistas con los futbolistas y entrenadores quedaron cada vez más encapsuladas en los días de partido, especialmente en el campo de juego para los canales con derechos, una figura que en Inglaterra se llama “One to one”. Para el resto de la semana, el distanciamiento de los protagonistas alteró parte de la grilla de radio y televisión: a falta de voces de jugadores o técnicos, los programas variaron al análisis o al debate entre los propios periodistas.
AB