Análisis

El botín de oro de Mbappé le pegó una patada a Macron

Según el antiguo vespertino milanés Il corriere de la Sera, apenas consumada la derrota mundialista francesa por penal argentino decisivo ni un minuto desfalleció Emmanuel Macron en su acoso de Kylian Mbappé. Buscaba brindarle al goleador todo el  consuelo presidencial posible. En la cancha. En vivo y en directo. Con dicción clara, aunque el matutino parisino Libération insinúe que es un Ejecutivo que cecea. El presidente centroderechista gobierna desde 2017. Desde el primer día de Qatar 2022, Macron había multiplicado en medios oficiales las declaraciones de su confianza absoluta en la fácil victoria de la Selección nacional masculina de Fútbol. 20 años menor que el joven Emmanuel, este martes 20 de diciembre Kylian cumple 24 años. Sin embargo, en nueva afrenta a la comunicación presidencial de certidumbres que vacilan, los azules no ganaron en la Final del domingo una nueva Copa consecutiva a la de Moscú 2018.

En la segunda vuelta de las presidenciales francesas, celebrada el 24 de abril, Macron ganó un nuevo mandato consecutivo de cinco años. Que sus certezas de pecho frío sobre el fútbol se vieran desmentidas en el estadio Lusail fue un gran fracaso cuya resonancia no ha dejado de amplificarse en más grande impopularidad. Los dos onerosos vuelos para erigirse como espectador en vivo del penúltimo y el último partido del Mundial se volvieron blanco de un reproche cuya estridencia se habría oído asordinada si el goleador sin consuelo presidencial hubiera levantado la copa que levantó Lionel Messi. Para la política de Macron, el jugador equivocado del club qatarí Paris - Saint Germain. 

Vencida Francia por los penales argentinos, el clima en el vestuario del domingo era macabro. A diferencia del botín de oro Mbappé, Didier Deschamps se dejó tocar por Macron. Diez años menor que el DT, el presidente francés lo abrazó en ese vestuario final. Lo consoló con esas consolaciones que no consuelan. Como no consoló la plata cuando se esperaba el oro. (Muy distinto fue el caso de Luka Modric, que se despidió besando el bronce a sus 37 años, después de haber llevado a la pequeña Croacia al segundo puedo en Moscú 2018 y al tercero en Qatar 2022).

Los Mundiales son cada cuatro años, las elecciones presidenciales francesas cada cinco

Los ciclos terminan, y aun repetidas las victorias tienen diferente volumen y distinto sabor. Dos elecciones presidenciales seguidas ganó Macron. En los dos balotajes consecutivos, el triunfo se dirimió una y otra vez entre las mismas candidaturas enfrentadas. Pero a diferencia de 2017, en 2022, aun vencida en segunda vuelta por el candidato presidente derechista que logró su reelección, la ultranacionalista Marine Le Pen logró que su partido formara una bancada propia en la Asamblea Nacional. Suficientes bancas de Reunión Nacional (ex Frente Nacional) como para hacerle a perder a Renacimiento (ex ¡La República en Marcha!), el partido del oficialismo, la mayoría legislativa. El número desahogado de bancas que por cinco años le había permitido a Macron gobernar y legiferar sin mayor contradicción o disputa.

Nunca había visto la Copa FIFA un jugador que fuera a la vez tan nulo y tan decisivo en un mismo partido como el autor de los tres goles tristes de Francia en la Final. Mbappé es joven, Macron ya no es tan joven como el presidente chileno Gabriel Boric. Después de ser derrotada por los penales de Italia en Alemania 2006, la Selección nacional de Francia tardó años en recuperarse. Un solo gol hicieron los azules en el Mundial siguiente, Sudáfrica 2010. Faltan cuatro años para el Mundial de Canadá-EEUU-México. Falta uno más que cuatro para las próximas elecciones presidenciales francesas. Sin botín de oro, sin ser finalista, será un quinquenio largo para Emmanuel Macron.

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