Es la primera mujer que preside una de las cuatro entidades de la Mesa de Enlace, que unió a los medianos y grandes productores agropecuarios de la Argentina desde que se enfrentaron al kirchnerismo en 2008. Todos bajo el mismo paraguas los que antes peleaban: desde la aristocrática Sociedad Rural Argentina hasta los sucesores de los arrendatarios y pequeños terratenientes que en 1912 dieron el Grito de Alcorta, en Santa Fe, y fundaron la Federación Agraria Argentina (FAA).
Andrea Sarnari, que hace una semana fue elegida presidenta de la FAA, sabe que el campo que ella representa -al que produce soja y maíz en la pampa húmeda y también otras economías regionales, pero excluye al campesinado que se dedica a la agricultura familiar de subsistencia- votó y apoyó a Javier Milei, pero también lleva casi un año esperando que cumpla con sus promesas de liberar el cepo cambiario y bajar las retenciones a las exportaciones.
Oriunda de Bolívar, donde tiene su campo y milita en la FAA desde los 13 años, se fue a estudiar abogacía a Rosario, donde se quedó a vivir y donde está la sede de la entidad. A sus 49 años, realza la voz femenina en el ruralismo.
–Hasta ahora, la dirigencia agropecuaria era muy masculina. ¿Cómo tomó el desafío de ser la primera mujer en presidir una organización de la Mesa de Enlace?
–Sí, la primera mujer en la presidencia de la Federación Agraria en 112 años de historia. Y de las cuatro entidades que estamos en la Comisión de Enlace Agropecuaria. Creo que refleja de alguna manera algo que está sucediendo dentro de las entidades que representamos a productores. Estamos participando en comisiones, en lo local más que nada. En el caso nuestro, en las filiales o en las cooperativas, venimos con trabajo territorial y en algunas organizaciones con roles importantes. En la Federación Agraria a nivel nacional, en el Consejo Directivo Central también hace unos años tenemos representación de algunas mujeres, muy poquitas, pero ya hay algunas. Es un proceso que se va dando, que hoy se manifiesta de alguna manera y toma relevancia porque es la presidencia.
–¿La mujer de campo tiene una visión distinta que la que aportaron durante décadas y décadas los varones?
–Creo que sobre el sector al que pertenecemos, por lo menos en la Federación Agraria, tenemos la misma mirada más allá del género. Sí creo que las mujeres tenemos por ahí una impronta distinta en algunas formas de encarar las problemáticas. Hay dos hitos históricos en la Federación que marcaron ese rol protagónico de las mujeres. Uno, cuando nacemos en el Grito de Alcorta. María Robotti de Bulzani fue aquella mujer que cuentan los libros que tiró el delantal arriba de la mesa en una reunión de chacareros de arrendatarios en su casa, y dijo: “Bueno, empecemos la huelga ya. Yo la empiezo ya”. Y fue la primera en ponerse al frente de la huelga agraria que termina dando origen al Grito de Alcorta y luego a la Federación Agraria. Y después, en la década de los 90, dentro de la Federación Agraria también surge el Movimiento de Mujeres en Lucha, en un momento crítico, donde los productores, sobre todo los más chicos, estábamos endeudados y los bancos, el Nación sobre todo, nos estaba rematando los campos. Y fueron las mujeres las que se organizaron y resistieron a esos remates. Me siento orgullosa de que también sea la Federación Agraria la que por primera vez rompa ese molde y tenga una presidente mujer.
–¿En qué se diferencia hoy la Federación Agraria de la Sociedad Rural o CRA (Confederaciones Rurales Argentinas)? Está claro que Coninagro (Confederación Intercooperativa Agropecuaria) representa a las cooperativas. Pero después de 16 años de Mesa de Enlace pueden parecer lo mismo...
–No, somos organizaciones que representamos productores diferentes. Nosotros representamos al pequeño y al mediano productor. También nos diferencia el modelo de desarrollo productivo que pensamos desde la Federación Agraria con más diversidad, representamos todo tipo de producciones a lo largo y a lo ancho de la Argentina. Estamos en todos lados representando a los productores que tienen su explotación agropecuaria como modo de vida y no como una unidad de negocios solamente. Estamos sentados en una misma mesa con las otras organizaciones porque lo entendemos como una herramienta necesaria y útil para aquellas cosas en las que coincidimos.
–La Mesa de Enlace aparece contra una medida del kirchnerismo, la retenciones móviles, y hubo siempre tensión con ellos. Cuando llega Milei al poder, el campo se entusiasma. Sin embargo, este Gobierno tiene un tipo de cambio cada vez más bajo, no quitó el cepo ni las retenciones y en otra organización me decían que están sembrando soja con rentabilidad negativa. Pareciera que lo quieren al Presidente, pero que no les da nada, salvo que liberó algunas exportaciones de carne.
Más allá de las expectativas que pueda haber frente al Gobierno nacional, he coincidido en esto: la situación es crítica y la perspectiva parece ser más crítica todavía más adelante, porque no sólo que las medidas prometidas de baja de retención no llegaron, sino que tenemos altos costos de insumos hoy para encarar la siembra de la soja. Tenemos un mercado internacional deprimido. Y los arrendamientos que también siguen altos. Entonces la ecuación es negativa y no hay ninguna medida que se haya tomado para que eso no suceda. Acá no se trata de esperanza. Como institución lo que decimos desde Federación Agraria es no soporta la espalda del productor que representamos nosotros. No es una cuestión de creencia o fe, es una cuestión de que no lo vamos a poder resistir. Por eso estamos necesitando que realmente haya una señal. Podemos entender que no se puede quitar las retenciones de golpe, pero por lo menos una señal. Eso es lo que venimos diciendo y en eso coincidimos las cuatro entidades en la Mesa de Enlace.
–Y teniendo en cuenta este contexto, ¿cómo va a venir la cosecha de trigo en diciembre y la gruesa (soja y maíz) a partir de marzo que viene?
–La de trigo lo que me van diciendo muchos productores y uno lo va viendo en el campo es que la sequía está afectando seriamente. Así que esperemos que llueva pronto y que no se afecte la rentabilidad. Pero no pinta muy bien el clima y no podemos depender siempre del clima. Necesitamos más previsibilidad a través de las políticas públicas, saber qué márgenes de costos de inversión vamos a cosechar. No podemos depender siempre de que lo bueno o lo malo nos pase si llueve o no llueve.
–¿Y la siembra para la cosecha gruesa del año que viene cómo viene? ¿Con rentabilidad negativa?
–Es así. La soja con campo arrendado en zona núcleo hoy es casi negativa. Las cuentas que yo tengo muy rápidas son que para costos de insumos y laboreo necesitás alrededor de 18 o 19 quintales. Después tenés en zona núcleo un alquiler de 18 quintales de promedio aproximadamente, así que sacá la cuenta... ¿Cuántos quintales necesitás? Ya solo ahí para producir en campo alquilado en zona núcleo. Todo depende de los lugares donde tengas campo y el precio de la soja. En zona núcleo dependés del clima, de que llueva o no llueva, pero en las zonas no núcleo, por ejemplo, en Bolívar, de donde soy yo, 36 quintales ya es imposible de afrontar.
–¿La paciencia se acaba' ¿Habrá alguna protesta, como contra el anterior gobierno, o aún aguantan?
–La paciencia no es el problema. El problema es la espalda. Si se aguanta o no se aguanta, eso depende de cada productor que ganas de manifestarse o de hacerse sentir. Hoy yo creo que lo que tenemos que hacer es ir con una propuesta concreta y clara, con los números en la mano, a solicitar que al menos para esta campaña de soja nos bajen algunos puntos de retenciones. Y de allí en adelante que sea progresivo pero que nos den previsibilidad hasta que se retire del todo.
AR/DTC