El minado de Bitcoin es un proceso que permite obtener esta criptomoneda a través de cálculos matemáticos, resumiendo mucho. Al principio podía realizarse con una computadora de escritorio, pero ese tiempo pasó. Ahora son necesarias máquinas con una enorme capacidad de procesamiento y un gran consumo de energía. La minería de criptomonedas se rige por la oferta y la demanda: si el precio del producto baja, la rentabilidad del minado disminuye.
El crash de los criptoactivos está afectando de forma determinante a los mineros. Las criptomonedas valen menos dinero real y sale más caro minarlas por la subida de la energía. El resultado es que están apagando sus máquinas menos eficientes o localizadas en las zonas donde la electricidad es más cara. Máquinas que consumen en total varias decenas de teravatios-hora (TWh), apuntan todos los índices que estiman el consumo energético de esta industria.
Esta caída de consumo equivale a dejar de arrojar a la atmósfera miles de toneladas de CO2 al día. Según Digiconomist, que analiza la energía que utilizan las redes de Bitcoin y Ethereum y su huella de carbono, el descenso combinado de ambas equivale a apagar un país como Austria. “La reducción de las emisiones globales de carbono podría ser de 110.000 toneladas métricas de CO2 al día, casi tanto como la reducción global de CO2 de los vehículos eléctricos”, destacan.
Ethereum es la segunda criptomoneda más importante y su red es en la que se basan desarrollos como los NFT, lo que ha incentivado a los mineros a trabajarla (reciben monedas como premio por tener sus máquinas permanentemente conectadas a la red para realizar y supervisar las operaciones que se hagan con ellas). Sin embargo, todo lo que pasa en el mundo cripto sigue orbitando una única estrella: el Bitcoin.
Y el Bitcoin amenaza con caer por debajo de los 20.000 dólares. Esto significa que la criptomoneda que marca tendencias para todas las demás habría perdido todo el valor conseguido en el gran boom de otoño de 2020 e invierno de 2021, cuando se catapultó desde los 15.000 dólares a los 60.000. El punto clave que multiplicó la popularidad de las criptodivisas y provocó que millones de personas se subieran al carro.
La caída del Bitcoin, sumada a los altos precios de la energía, ha hecho que los beneficios de los mineros de todas las criptomonedas bajen. Están apagando criptogranjas enteras, como se conoce a las naves industriales donde operan sus máquinas de cálculo. La estimación de la Universidad de Cambridge, que realiza su propio Índice del consumo eléctrico de los mineros de Bitcoin en todo el mundo, indica que en las últimas semanas estos han desconectado máquinas que consumen 30 TWh. Equivale a apagar toda Dinamarca.
El descenso en la actividad de los mineros se refleja también en referencias directas, como la tasa de hash de Bitcoin, que mide la potencia de calculo total con la que cuenta la red en cada momento. Según los datos de Blockchain.com la tasa de hash ha caído un 5% desde el lunes, un descenso sustancial puesto que esta suele mantenerse al alza independientemente del precio de la energía o de las fluctuaciones de valor del Bitcoin.
Por último está la propia Digiconomist, que calcula el uso de energía de toda la red que sostiene esta divisa digital y coincide con la Universidad de Cambridge. Su estimación es que el consumo de energía de Bitcoin ha caído 60 TWh en total en el último mes.
Digiconomist se ha especializado en el análisis de la huella de carbono que dejan la redes de Bitcoin y Ethereum. Se trata de un cálculo complicado y polémico, como explicó elDiario.es en este reportaje sobre la huella de carbono de los NFT. Esta fuente apunta que el CO2 emitido por el Bitcoin es superior a 80 millones de toneladas al año. Minar un solo Bitcoin produce 240 toneladas. Extraer el equivalente en oro del valor de un Bitcoin produce 9 toneladas de CO2.
Según esta misma referencia, la red Ethereum tiene una huella de carbono de 30 millones de toneladas al año. Una sola transacción con esta red como referencia (como las que se dan con los NFT) contamina tanto como 173.762 pagos con una tarjeta de crédito o visionar 13.067 horas de YouTube.
El canario ya ha muerto
Las principales plataformas de intercambio de criptomonedas han avisado que la situación es mala y pinta que va a ir a peor. Los gemelos Winklevoss, creadores de una de ellas (Gemini) y los primeros en amasar una fortuna de más de mil millones de dólares en Bitcoin, han advertido que se avecina un “criptoinvierno”.
Desde eToro explican a este medio que los precios de las criptomonedas vistos durante los dos últimos años pueden ser una consecuencia directa del “dinero barato”. Una etapa que ha acabado. “Estamos viendo una caída significativa de los precios de los criptoactivos después de que la Reserva Federal empezara a hablar de subir los tipos de interés y a retirar la liquidez de los mercados. Esto sugiere, además, que el mercado quizás dependía un poco del ”dinero barato“ y que los precios del mercado estaban sobredimensionados”, explica Simon Peters, uno de sus analistas expertos en criptoactivos.
“A estas condiciones macroeconómicas se añaden las noticias de que varias empresas del sector de los criptoactivos se enfrentan a problemas de liquidez, reducción de plantilla y posibles insolvencias, lo que ha provocado cierto pánico entre los inversores en criptoactivos”, continúa.
La minería ha sido una actividad conflictiva por los enormes consumos energéticos que lleva aparejada —China, que la lideraba, llegó a prohibirla, aunque los datos de la Universidad de Cambridge muestran que los mineros han vuelto al país— pero las actuales condiciones pueden poner este negocio más en riesgo que nunca.
Incluso las grandes compañías criptomineras reconocen la evidencia. “Hay muchos mineros en la industria que están sujetos a las fluctuaciones de los precios de la energía. Por ello, están sintiendo la presión desde dos direcciones diferentes: los altos costes junto con los menores ingresos por bitcoin generado”, afirma Charlie Schumacher, portavoz de Marathon Digital, uno de los mayores mineros de Bitcoin del mundo, en declaraciones al Financial Times.
“Las empresas que han planificado cuidadosamente la crisis durante algún tiempo probablemente superarán este periodo, pero muchas han actuado de forma impulsiva en el punto álgido del mercado, y pueden encontrarse con dificultades y falta de fondos en los próximos meses”, afirma al mismo medio Jaime Leverton, director ejecutivo de Hut 8, otra de las empresas líderes en este sector, que cotiza en la bolsa canadiense.
Gráficos elaborados por Ana Ordaz.
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