Economistas heterodoxos, más afines al gobierno del Frente de Todos, prevén que la inflación rondará en 2022 por segundo año consecutivo el 50%. A su vez, difieren sobre la estrategia para mantenerla a raya. Mientras algunos proponen evitar un salto del dólar oficial, acordar con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y “administrar la inercia” a la suba de precios, es decir, buscar acuerdos, otros abogan por un amplio congelamiento de los valores no sólo de los bienes finales sino también de los insumos industriales. Al mismo tiempo, el consenso de los bancos y consultoras locales e internacionales, que representan el pensamiento más ortodoxo, coinciden con el pronóstico de inflación y la sitúan en un 51,4%, con algunos vaticinando un 60% y otros, un 33%, según el relevamiento de la firma FocusEconomics que se difundió este miércoles.
Nicolás Zeolla es economista de la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE), cuya presidenta en uso de licencia es Mercedes Marcó del Pont, la jefa de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP). Zeolla prevé que en 2022 se repita el nivel inflacionario de 2021, cuando alcanzó el 50,8%. Para bajarla, aboga por impedir una devaluación brusca del peso. ¿Cómo podría mantenerse el índice de precios al consumidor (IPC) igual que el año pasado si ahora el Gobierno anunció que aumentará más la tarifas de luz y gas y el Banco Central ha acelerado la depreciación gradual de la moneda? “El dólar y las tarifas son componentes alcistas, sin dudas”, responde Zeolla. “Pero lo que hoy explica el proceso inflacionario, siempre considerando que lo del FMI se resuelva, es la inercialidad. Hay condiciones para que esa inercialidad se administre desde la política y puedas quedarte en una inflación similar a la que tenés e incluso se modere un poco”, aboga por acuerdos de precios. “Pero, sin dudas, visto desde la perspectiva de hoy, la incertidumbre es tan grande que está todo atado a cómo se resuelva lo del FMI.”, concluye Zeolla.
Nicolás Pertierra, del Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (CESO), aboga por una receta más heterodoxa. En primer lugar, porque el CESO se opone a un ajuste económico propuesto por el FMI que hunda la economía y afecte, por tanto, las condiciones políticas y sociales. En segundo término, Pertierra prevé una inflación “muy similar a la de 2021 con un plus de algunos puntos por tarifas y combustibles”. Está pendiente un encarecimiento de la nafta y el gasoil, un sector donde domina YPF, la petrolera estatal que está presidida por el cristinista Pablo González.
“Hay sectores que tienen un colchón de precios, como alimentos y bebidas, medicamentos y prendas de indumentaria, porque vinieron variando muy por encima de la inflación los últimos dos años, y con una negociación política deberían poder aguantar esa suba de costos sin trasladarla a precios, pero no está garantizado que vaya a pasar eso”, evalúa el economista del CESO, que dirige Andrés Asiain. “Faltaría un congelamiento más integral, algún plan de estabilización, que hoy no está sobre la mesa. Puede llegar a aparecer en algún momento del año, pero hoy no hay algo de esas características que se pueda llegar a ver. Un congelamiento integral abarcaría más que los 1.300 productos de Precios Cuidados, incluiría insumos de la industria, como metales, plásticos, hilos, telas, cemento, materiales de la construcción, lo que está bien al principio de la cadena de producción, todos esos sectores en simultáneo. Ese congelamiento debería durar tres a seis meses. Por eso lo llamamos plan de estabilización porque es un acuerdo con muchos sectores poderosos del empresariado”, propone Pertierra.
En el Instituto de Trabajo y Economía (ITE) de la Fundación Germán Abdala no tienen una receta, pero sí un pronóstico. De hecho, al igual que la FIDE y el CESO, participan del relevamiento de expectativas de mercado (REM) que elabora el Banco Central y cuyo consenso prevé una inflación del 55% para 2022. El director del ITE, Juan Manuel Telechea, afirma: “Desde el instituto estimamos que para 2022 la inflación se ubicará en torno al 48%, prácticamente sin cambios en relación a 2021. No vemos un descenso marcado de la inflación, dado que esperamos que el Banco Central acelere la tasa de depreciación del tipo de cambio oficial, algo que ya comenzó a hacer en estos días, y que se lleve a cabo una actualización en torno del 20% en las tarifas. Eso, sumado a la elevada inercia que arrastra de 2021 hace que sea muy difícil ver una baja de la inflación durante 2022”. ¿Cómo se logrará evitar entonces un IPC más alto pese a las subas del dólar y las tarifas?, preguntó elDiarioAR. “Es que, como vimos en 2021, el dólar oficial perdió efectividad como ancla cambiaria. Si bien eso puede tener un impacto asimétrico, es decir, cuando baja, la inflación no afloja, pero cuando sube, impacta en los precios, creemos que el aumento en la tasa de depreciación del tipo de cambio oficial no va a tener un impacto significativo en los precios, en tanto y en cuanto eso no lleve a una brecha cambiaria más elevada”, responde Telechea.
Mientras tanto, los economistas del establishment relevados por FocusEconomics calculan en conjunto que la inflación será del 51,4% y que la economía crecerá 2,3%, aunque este último número podría caer teniendo en cuenta la sequía (que afectaría al 1% del PBI) y los impactos en la producción de enero de los cortes de electricidad y del ausentismo laboral por la tercera ola de Covid-19.
Los economistas del establishment relevados por FocusEconomics calculan en conjunto que la inflación será del 51,4% y que la economía crecerá 2,3%, aunque este último número podría caer teniendo en cuenta la sequía
Claro que en la encuesta de FocusEconomics hay de todo. Están los que predicen una inflación del 60%, como las consultoras Eco Go (de Marina Dal Poggetto, que rebajó su vaticinio que hace un mes era del 65%), Econométrica (de Ramiro Castiñeira), Invecq Consulting (cuyo economista asociado es Santiago Bulat) y LCG (de Guido Lorenzo) y el brasileño Itaú Unibanco. Están los que rondan el consenso del 50% al 52%, como Abeceb (del ex ministro de Producción macrista Dante Sica), el Banco Supervielle (que elevó su predicción moderada de hace un mes), el norteamericano Goldman Sachs, el estudio angloestadounidense Deloitte Econosignal, FMyA (de Fernando Marull) y MAP (de Gonzalo Santamarina, Juan Pablo Ronderos y Leopoldo Bibiloni). Por último hay quien cree en la promesa de inflación del 33% del ministro de Economía, Martín Guzmán: Fitchs Solutions, la calificadora estadounidense de riesgo crediticio.
AR