Eduardo Levy Yeyati es profesor de la Universidad de Di Tella pero en los últimos tiempos se presenta como economista radical. Integró el equipo de Horacio Rodríguez Larreta y ahora apoya a Patricia Bullrich. Vino a Mar del Plata al coloquio del Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA) para exponer en un panel llamado “Generar empleo para una Argentina sostenible”. La flexibilización laboral es un tema recurrente de estos encuentros del establishment. El último libro de Levy Yeyati, de 2018, se llamó Después del trabajo: El empleo argentino en la cuarta revolución industrial. Pero el economista aclara que está en desacuerdo con la idea de Javier Milei de que los empleados puedan ser echados sin cobrar nada de indemnización, yéndose a su casa a cobrar un seguro de desempleo, que ahora financia el Estado y que con el libertario se convertiría en un negocio privado.
—¿Cómo ve la situación económica hoy, con un dólar que preocupa porque sube?
—La gente está preocupada, no porque suba el dólar sino porque ve que va a haber una corrección cambiaria. Está corriendo a dolarizarse de todas las formas posible. Por eso sube el dólar. La preocupación es qué pasa en noviembre, en diciembre. El Banco Central no tiene dólares para mantener el (dólar) oficial y las brechas (con los dólares paralelos) controladas. Y eso se ve porque intervienen pero intervienen moderadamente y la brecha sigue aumentando. La pregunta es hasta dónde puede aumentar, dado que el Banco Central no va a tener más recursos a futuro por más que se empeñen en implementar un nuevo dólar soja o como quieran llamarlo. Si no hay novedades sobre qué es lo que va a pasar gane quién gane en diciembre, esa presión cambiaria no va a cesar y la brecha puede seguir abriéndose a niveles que todavía no hemos experimentado.
—¿Pero esa presión cambiaria obedece a que hay una expectativa de corrección cambiaria con cualquier gobierno o porque se piensa que va a haber una dolarización, con lo cual para qué tener un peso encima hoy?
—Es una muy buena pregunta, porque depende quién sea el gobierno la forma en que toman estas correcciones. Que el tipo de cambio oficial está atrasado es sabido. Lo sabe todo el mundo y que se tiene que corregir también se sabe. Pero hoy estamos viendo una corrección del paralelo. En parte me imagino porque la gente que ahorra o puede comprar dólares se da cuenta de que si efectivamente se mueve uno hacia algún intento de dolarización va a ser un tipo de cambio mucho más alto. Te recuerdo que eso mismo pasó en los meses previos a la convertibilidad. Hubo una corrida y tuviste inflación del 20 o 30%. La expectativa de dolarización acelera el esfuerzo de cobertura, que es básicamente dolarizar tu posición. La percepción es que si gana (Sergio) Massa, todo lo que está girando ahora Massa para ganar las elecciones, lo que está perdonando de impuestos, lo va a tener que pagar de alguna forma. Lo más probable es que lo haga con inflación, con lo cual vas a una moneda dura para proteger tus ahorros, o lo hará con confiscación, con un aumento de impuestos al patrimonio. Por eso posiblemente haya gente que hoy esté pensando en dolarizar sus activos por temor a esa confiscación. Y si viene Juntos por el Cambio, también va a haber una corrección pero esa corrección posiblemente sea, de todas las que te mencioné antes, la más moderada. Lo que sí te puedo decir es que si vos hacés una corrección moderada, una brecha de 150% o más puede que sea excesiva a los precios de hoy. No necesitás devaluar 150%. Así es que como tenés el temor, la incertidumbre, la gente termina dolarizándose a cualquier precio.
—Quería preguntarle sobre algunas propuestas de Milei. Mucha gente piensa que va a cobrar muchos dólares...
—Hoy no están dadas las condiciones para dolarizar. Entonces la idea de que vos vas el día uno a convertir todos los activos en pesos al dólar al tipo de cambio MEP ($784) presupone una dolarización inmediata que no va a suceder. Estamos discutiendo algo que es académico. No sólo no van a ganar todos en dólares desde el primer día sino que, si lo tuvieras que hacer desde el inicio, el tipo de cambio al cual lo podés hacer es bastante más alto. No le veo muchas ventajas a ello porque finalmente el poder adquisitivo es el mismo. Tu salario sería el mismo salario en dólares con un tipo de cambio contado con liquidación ($893 por dólar).
—La ventaja sería que los precios no aumentarían y no tendrías esa angustia de que el precio te sube y el salario sube pero después.
—Te diría sí, que hoy no lo podés hacer, pero sí. Tenés que estabilizar de alguna forma. Si a fin del año que viene vos podés implementar un plan de estabilización exitoso y tus inflaciones son de 2 o 3% mensual, que es altísima, pero es baja por lo que tenemos ahora, y decís “bueno, ahora vamos a discutir de dolarización” porque recuperaste el crédito, porque balanceaste las cuentas del Banco Central, me parece correcto discutirlo. En ese momento. Cuando tenés la economía más o menos ordenada. De hecho, eso pasó en 2002 —N. de la R.: cuando Levy Yeyati era economista jefe de la autoridad monetaria—. A principios de 2002 no podías más que poner un tabique para que no te ahogara el tsunami y todo el mundo quería dolarizar. Y Carlos Menem hizo toda su campaña en base a la dolarización, con un equipo dolarizador liderado por Pablo Rojo y algunos otros economistas. A fin de año la inflación era del 3% anual y ya nadie pedía dolarización. Podíamos haber discutido en ese momento pero ya no interesaba porque te habías estabilizado a tal punto que Menem tuvo que echar el equipo dolarizador y reemplazarlo por un economista que defendía el peso, ¿quién era?
—Carlos Melconian, el ahora principal asesor económico de Bullrich.
—Exactamente. Creo que hasta los mismos asesores de Milei quieren discutir la dolarización el año que viene, sobre un contexto más viable. Pero discutir qué es lo que pasaría si comenzaras en diciembre es un ejercicio académico.
—La motosierra que propone Milei incluye también empezar a cobrar por ir al hospital público, el reparto de vouchers para ir a la escuela, hay gente que piensa que con ese voucher va a poder ir a un colegio privado... ¿Cómo ve esto?
—Es una aspiración loable que los padres esperen una mejor educación para sus hijos porque la educación argentina dista mucho de lo que deseamos todos. Pero el voucher no te paga cualquier costo. Si querés ir a un colegio inglés de doble turno, cuesta una suma considerable. No te van a dar un voucher por 100.000 o 200.000 pesos para que pagues ese colegio. Para empezar, el voucher cubre parte del costo, si cubriese todo el costo, el costo fiscal sería imposible. Si hay tres colegios y vos estás en el malo y querés ir al mejor, todos quieren el mejor, pero no todos van a entrar. Entonces hay un proceso de selección. En algunos casos el proceso de selección es arbitrario y discrecional por parte del colegio. Toman los mejores alumnos y a los peores los mandan el colegio mediano o al malo. Harán un examen y medirán quién tiene más posibilidades de éxito profesional. En general, van a elegir a los estudiantes que tengan mejor capital cultural, que en general son los que tienen nivel socioeconómico más alto. Van a seleccionar y segregar. Eso es lo que ha pasado. Por ejemplo, en Chile, donde aun gente que miraba con buenos ojos los vouchers terminaron dándose cuenta de que en gran medida en las ciudades, donde había opciones, los vouchers aumentaban la segregación.
Un colegio inglés de doble turno cuesta una suma considerable. No te van a dar un voucher por 100.000 o 200.000 pesos para que pagues ese colegio. Para empezar, el voucher cubre parte del costo. Si cubriese todo el costo, el costo fiscal sería imposible
—¿Y el hospital público arancelado?
—Es increíble que no se hable más de salud...
—¿Después de la pandemia?
—No, porque nuestra salud está implosionando. Se está vaciando el sistema de salud pago, las obras sociales y las prepagas. Los médicos se están yendo porque no les pagan lo suficiente. Y de alguna forma, estás implícitamente privatizando la salud, como antes hiciste con la educación, los padres pagan la escuela parroquial, o como hiciste con la seguridad, que pagan el sereno en la cuadra. En el sistema de salud necesitamos una reforma. El problema es que vos tenés, y eso lo explicó muy bien Patricia, un montón de administradores de salud, entre ellos las obras sociales, las provincias, las prepagas y tenés los que son efectores, los que dan salud, los hospitales. Entonces hay un proceso de inversión y de gasto totalmente ineficiente en este nivel y después tenés muy poca oferta. Deberías consolidar el nivel de administración hacia un sistema donde poner más dinero en la oferta. Si no, lo que tenés es lo que vemos ahora, un proceso de racionamiento, que es un turno para dentro de tres meses o vas a un hospital y no hay lugar. Esa es la reforma que tenés que hacer. El voucher no arregla eso. El voucher es básicamente cada uno por las suyas. Cuando vos consolidás el sistema de salud, el tipo que tiene una obra social y va al hospital público, el hospital le cobra a la obra social, como en los sistemas centralizados en Europa.
—Otro tema que también está muy presente es el de la “casta de los políticos chorros”. Bullrich le apuntó a Luis Barrionuevo pero Milei también tiene a quienes gobernaron la economía en los 90, como Roque Fernández y Carlos Rodríguez, en un modelo que terminó explotando.
—A mí no me queda todavía muy claro quiénes son los que están realmente incidiendo sobre las políticas. Roque apareció en una foto, pero sé que él tiene su actividad privada hace décadas y Carlos Rodríguez es un asesor pero nunca se postuló como ministro. Pero la verdad es que hablar de personas cuando todavía no está muy claro qué rol ocupa cada uno me parece innecesario. Sí quiero aclararte una cosa sobre la casta: es como un MacGuffin. En las películas de Hitchcock hay siempre una historia que vos pensás que es el centro de la película y resulta que no va a ningún lado. Es una excusa para disparar la trama, como el robo en la película “Psicosis”. Yo creo que tanto la dolarización como la casta son MacGuffins. Ni va a haber dolarización. ¿Y la casta? La casta es un negocio privado. Fijate lo que pasó con YPF. ¿Quién se apropió de los recursos públicos, quién va a cobrar por el juicio de YPF? No son los políticos o algún político, el negocio es privado. O el negocio del juego, ahora que sale el tema de (Martín) Insaurralde, el que le prestó el barco es una compañía española, privada. Entonces no nos distraigamos con la casta, porque tanto hablamos de la casta y lo que estamos preparando es una vasija vacía donde la resaca de la casta privada y pública van a terminar de rellenarla y van a ser buenos negocios. Es cierto que vos tenés que cambiar la ética y los comportamientos de la política, sin lugar a dudas. Esto es lo que ha generado ese sesgo antisistema de muchos votantes en toda América Latina. Pero los que están detrás de Milei son las mismas personas que estaban detrás de las castas de los otros partidos políticos, buscando una línea directa con el Gobierno, buscando hacer negocios protegidos, buscando reducir la competencia. Barrionuevo es un ejemplo, pero no es sólo Barrionuevo.
En las películas de Hitchcock hay siempre un MacGuffin, una historia que vos pensás que es el centro de la película pero no va a ningún lado. Es una excusa para disparar la trama, como el robo en "Psicosis". La dolarización y la casta son MacGuffins.
—Milei quiere eliminar la indemnización por despido y hacer un seguro de desempleo...
—Eso ni siquiera lo quieren los empresarios. Primero, que no podés eliminar la indemnización porque aparentemente está en la Constitución. Podrías reemplazarlo por otro sistema indemnizatorio, y eso es el sistema de la libreta de desempleo, que emula el sistema austríaco, que aparece en otros países en algunos casos. El problema de la libreta de desempleo para el resto de las actividades es que en la construcción el periodo de un contrato es un año y medio o dos, a veces menos. Entonces ellos están conformes con ese sistema. Pero hay sectores en donde hay muy poco despido, como economías basadas en el conocimiento. El costo de despido es muy bajo, no es la indemnización un problema para contratar. En un sistema como la libreta de desempleo donde tenés que pagar el 11% el primer año y el 8% a partir de los años siguientes sería sumamente costoso. Los empresarios no piden eso. Las indemnizaciones en Argentina no son un problema por la alta rotación que tenés ahora promedio. La ley de contrato de trabajo, con un mes por año más otro por preaviso, no mata a nadie. Lo que te matan son las multas exacerbadas, la capitalización de intereses de las multas, lo que se denomina industria del juicio. Eso a su vez incentiva juicios sin fundamento.
—Otro tema es la obra pública. La idea de Milei es terminar con ella y que todo sea iniciativa privada, o sea desde una ruta hasta la conexión de agua potable de una villa.
–Si él habla de inversión pública, eso incluye los patrulleros de la Policía, que tampoco las puede eliminar de cuajo, menos en el medio de la crisis.
—No, seguridad y militares son áreas donde no va a haber motosierras sino inflador.
—La participación público-privada se intentó durante el gobierno de Cambiemos y funcionó mientras tenías acceso al crédito. A veces es más cara, a veces más barata. A veces parece barata, pero al final, con la renegociación de los contratos y las modificaciones y contingencias, sale más. Cuando el costo financiero es muy alto, no funciona. Tuviste que revertir algunos contratos porque el privado se financia afuera para invertir en Argentina, y si el costo de financiamiento para invertir en Argentina es muy muy alto, no le cierran los números. Lo que funciona en Chile con 50 años de estabilidad no necesariamente funciona en Argentina. Funcionó a medias. Ya probamos hacer algo en esa línea y fue difícil, no estuvo mal, pero fue difícil, no resultó.
—¿Qué mensaje vino a dar en el coloquio?
—La gente del coloquio me pidió que los ayudara a preparar la agenda laboral. Hice el diagnóstico que da lugar a las propuestas. Cuando se habla de trabajo en Argentina, todo el mundo habla de costo laboral, no salarial, y eso sí es un problema, pero no es el problema. Hay otras barreras para crear empleo. Nosotros no creamos empleos formales hace muchos años. En algún momento discutimos el fondo de cese —N. de la R.: idea similar a la de Milei— y convinimos en que no tenía mucho sentido.
—Horacio Rodríguez Larreta y Martín Lousteau lo habían propuesto en su momento...
—Yo lo había propuesto. Organicé incluso reuniones en detalle a donde venían empresarios de diferentes sectores, venían sindicalistas, estuvo Gerardo (Martínez), estuvo (Juan) Schmidt. Y en ese peloteo me di cuenta de que no era una solución para todos. Es algo que tenés que hacerlo por ahí opcionalmente y por ahí en algún convenio como comercio. Pero la mayoría no lo quería, era demasiado caro. O, si lo querés hacer como un fondo, es muy difícil de administrar.
AR/JJD