Cuando la inflación alcanzaba el 6,3% en octubre pasado, el ministro de Economía, Sergio Massa, prometió que en noviembre y diciembre iba a ser de 5 y algo; en enero y febrero iba a bajar a 4 y unas décimas y en marzo y abril a 3 coma no sé cuánto. Lo logró a fin de año: 4,9% en noviembre y 5,1% en diciembre. Pero 2023 arrancó mal: 6% otra vez. Lejos de su previsión. Ahora la ilusión del 3% para abril, dos meses antes de que se oficialicen las candidaturas presidenciales, ha quedado en veremos.
“El número no nos gusta, estabilizamos en un piso alto y el ministro decidió tomar más medidas macroeconómicas que se conocerán en las próximas horas para seguir un sendero a la baja”, reaccionaron cerca del despacho de Massa. Cuando ayer anunció disposiciones para abaratar la carne vacuna, el hiperactivo jefe del Palacio de Hacienda había anticipado el mal número y que iba a reaccionar con una batería de políticas a lo largo de la semana.
En las últimas horas en el Ministerio de Economía confiaban en la posibilidad de conseguir un crédito llamado Repo (el acrónimo en inglés de “acuerdo de recompra”) a un año por más de US$ 1.000 millones de parte de bancos internacionales. Con ese préstamo aspiraban a reforzar las alicaídas reservas del Banco Central, pero no iban a quedar en manos de esta autoridad sino en las del Tesoro, según fuentes del equipo de Massa. En Wall Street se preguntan para qué el Gobierno usará las divisas, si para seguir recomprar bonos en moneda extranjera o para “patinarlos” en el mercado cambiario. También prevén que los bancos busquen después recolocarlo en manos de tenedores de bonos. Precisamente, la garantía del crédito serían títulos públicos.
El equipo económico asegura haber recibido ya siete ofertas de entidades financieras foráneas por tasas de interés menores al 10% en dólares. Agrega que aún están definiendo detalles y aclaran que todavía Massa no definió cuándo aceptar las propuestas. Pero en el resto del Gobierno se muestran menos optimistas que el ministro: “El Repo viene difícil”. ¿Por qué? “Porque no hay dólares, básicamente. Y no paran de salir”. Incluso bromean: “Hay que rezar”. La acumulación de reservas es uno de los ejes de la política antiinflacionaria del Gobierno, junto con la reducción gradual del déficit fiscal y su menor financiamiento con emisión monetaria. Se descarta por ahora una nueva suba de la tasa de interés.
Por Twitter, el Secretario de Política Económica, Gabriel Rubinstein, comentó: “Los fundamentos macroeconómicos, básicamente las políticas fiscales, monetarias y cambiarias, serían consistentes con tasas mensuales de inflación del 4% o menos. En el muy alto registro de enero, notamos diversos factores, entre ellos: a) fuerte suba en frutas y verduras, debido a factores estacionales y efectos climáticos adversos (heladas y sequía); b) fuerte suba en algunos rubros regulados, como ser boleto de colectivos, tarifas de gas, tarifas de agua, tabaco, telefonía celular e internet, y medicina prepaga; c) Aumento de los servicios de turismo, a raíz de la temporada de vacaciones. Cabe señalar también, la muy importante incidencia que tienen los aspectos inerciales, ligados al alto grado de indexación prevaleciente. En tal sentido seguimos trabajando para hacer frente a este aspecto. Los acuerdos de precios firmados registran un elevado grado de cumplimiento, por lo que confiamos que la extensión de los mismos a muchos más rubros y productos nos permitirán ir reduciendo márgenes y los mencionados factores inerciales. Seguimos trabajando desde la macroeconomía y desde la microeconomía, para que en los meses venideros se registren bajas significativas en las tasas de inflación, y esperamos que, hacia fines de año, las tasas mensuales se acerquen al 3%, y la tasa de inflación en el año pueda rondar el 60% presupuestado”. Ya no se habla del 3% en abril sino a fin de año...
Enero caliente
Uno de los economistas favoritos de Cristina Fernández de Kirchner, Hernán Letcher, del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), analizó qué sucedió en enero: “El precio de los alimentos tuvo dinámicas diferenciadas. Por un lado, los productos dentro del programa de Precios Justos mostraron, en los grandes supermercados, una evolución en línea con el acuerdo (4%), pero superaron ese guarismo en mercados y bocas de expendio de cercanía. Por otro lado, hubo incrementos sensibles de frutas y verduras: los precios mayoristas en el Mercado Central, para el segmento verduras, tubérculos y legumbres, registraron una suba promedio ponderada de 16,6%, mientras que las frutas incrementaron su valor en 18% de promedio ponderado. Esto se vio reflejado en la venta minorista. El precio de la carne vacuna aumentó sensiblemente en el Mercado de Hacienda pero finales de enero, por lo que el impacto en el IPC (índice de precios al consumidor) de este mes fue moderado y en febrero será significativo. ¿Qué se puede concluir de esto? Por un lado, que la resistencia de las empresas a entregar mercadería a las grandes plataformas de supermercados para colocarlos en bocas de expendio de cercanía, con las dificultades de controles de precios que implica la dispersión de este segmento, tuvo efectos en precios: los productos participantes del programa se movieron al 4% en supermercados y al 8% en cercanía, promediando 5,4%. Fue notable la resistencia a la implementación de controles desde diciembre último: la CABA (Ciudad Autónoma de Buenos Aires) implementó un 0800 para denunciar verificaciones de precios y dirigentes opositores denunciaron en la Justicia a quienes controlan el programa”, apuntó Letcher contra Horacio Rodríguez Larreta y Elisa Carrió, respectivamente, por sus movidas contra las auditorías de organizaciones sociales y sindicatos como Camioneros.
“Por otro lado, los principales productos que impulsaron los precios al alza en enero, y lo harán en febrero, no se encuentran dentro del programa: frutas y verduras, en enero, y carne vacuna, en febrero”, agrega Letcher. “El rubro restaurante y hoteles sigue mostrando incrementos sensibles. Sorprende el valor interanual: 109,9%. El rubro prendas de vestir moderó los incrementos por segundo mes consecutivo: de 4,5% en noviembre y 4% en diciembre a 2,3% en enero de 2023. De todas formas, la comparación interanual mantiene niveles elevados, de 120,6%. La dinámica de precios del mes puede explicarse por el acuerdo con el sector, a lo que se puede sumar la retracción de las ventas, aunque en los meses previos esta causal no había tenido efecto. Los incrementos en servicios públicos motorizaron al alza la inflación de enero: la quita del 40% de subsidios de luz y gas para el grupo de mayores ingresos, que corresponde a diciembre, impactó en enero de 2023; en transporte, incremento del precio del boleto desde el 1 de enero, y prepagas, segunda parte del incremento autorizado”.
“¿Qué se puede esperar en febrero?”, se preguntó el economista del CEPA. “Analizando rubro por rubro es posible identificar:
1. Alimentos y bebidas: en la primera quincena de febrero, los datos sobre carne vacuna indican que el incremento en carnicerías orilló el 29% y en supermercados alcanzó 7,3%, lo que significará un sensible impacto en la inflación de febrero, es posible que sólo la carne vacuna aporte cerca de 2 puntos al IPC. Para enfrentar esta situación, el Gobierno anunció una serie de medidas vinculadas con la venta de cuero, mejorar la oferta de animales, devoluciones del 10% del valor de compra a consumidores y beneficios fiscales para carnicerías. Asimismo, el efecto del programa Precios Justos, con un nuevo acuerdo, con más productos y menos incremento autorizado, de 3,2%, dependerá de la capacidad para sortear las resistencias mencionadas.
2. Dólar: en enero el mayorista se movió 5,5%, levemente por debajo del mes anterior (5,9%) y ubicándose a un ritmo inferior a la inflación. En los primeros 13 días de de febrero de 2023, la suba del dólar fue de 2,5% cambiando la dinámica de reducción de la tasa de devaluación: en los primeros días de noviembre y de diciembre la suba había sido de 3,1% y 2,5%, respectivamente. y de 2,1% en enero último.
3. Tarifas de agua, luz, gas y combustibles: la quita del último 40% de subsidios de luz y gas para el grupo de mayores ingresos, se producirá en febrero, por lo que tendrá impacto en marzo. En lo referido a agua, en la zona metropolitana, comenzó la quita en noviembre y en enero se espera llegar para sectores de ingresos medios a un subsidio del 20% de la boleta, que se reducirá a 0% en marzo. Para sectores de ingresos bajos, se mantendrá un subsidio de 30%, el cual se reducirá al 15% a partir de marzo 2023. Las naftas incrementarán 4% sus precios en la segunda quincena de febrero y 3,8% en marzo.
4. Prepagas: con la nueva fórmula de actualización, en febrero habrá incrementos de 4,91% o 8,21% según el ingreso declarado por el afiliado, mientras que en marzo la suba será de 5,04% o 7,66%“.
AR