“Señalé que creía que se estaba llevando a cabo una política de ajuste fiscal equivocada que estaba impactando negativamente en la actividad económica”, escribió la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner en su carta de este jueves. Y continuó: “El año pasado se estableció que el déficit fiscal iba a ser del 4,5% del PBI sin pandemia a partir de marzo del 2021 -situación que no se verificó-. A agosto de este año, a cuatro meses de terminar el año y faltando apenas unos días para las elecciones, el déficit acumulado ejecutado en este año era del 2,1% del PBI. Faltan ejecutar, según la previsión presupuestaria, 2,4% del PBI… más del doble de lo ejecutado y restando sólo cuatro meses para terminar el año… con pandemia y delicadísima situación social. No estoy proponiendo nada alocado ni radicalizado. Al contrario, simplemente estoy recogiendo lo que en este contexto global de pandemia está sucediendo a lo largo y a lo ancho del mundo, desde Estados Unidos, pasando por Europa y en nuestra región también: el Estado atemperando las consecuencias trágicas de la pandemia”, disparó la vicepresidenta, que reclamó al presidente Alberto Fernández y al ministro de Economía, Martín Guzmán, que revisaran los números del presupuesto 2021. Y lo hizo un día después de llamar a Guzmán para aclararle que no lo quiere echar.
Por ahora nadie del Gobierno quiere contestarle a Cristina Kirchner on the record, mientras Fernández sopesa su respuesta política. Pero una alta fuente de la Casa Rosada niega el ajuste: “¿Ajustamos? El gasto real creció respecto de 2019. Aumentamos todas las partidas sociales. El déficit es más chico ahora, no sabemos si a fin de año, porque entraron muchos más recursos, hay exportación récord, aporte extraordinario de las grandes fortunas, etc. Desde el punto de vista de la actividad económica, este fue un año sin Covid-19, por eso no se compara con 2020 sino que se toma 2019 para evaluar el ritmo de la recuperación de las actividades. En esa línea, vos deberías comprar el gasto 2020/2021 quitando el paquete Covid de ambos periodos. Si lo hacés, te da expansión del gasto del 12% en 2021. Claramente no hay ningún ajuste. Además, estás con límites al financiamiento muy severos”. En el equipo de Guzmán argumentan que si gastasen más, sólo podrían financiarlo con más emisión monetaria, lo que agravaría un contexto de inflación del 52% y una brecha cambiaria del 80%.
También le contestó a Cristina Kirchner su ex viceministro de Economía Emmanuel Álvarez Agis, quien en 2019 prefirió mantenerse en su consultora PxQ y no volver a la función pública.. Precisamente, PxQ publicó lo siguiente en su informe semanal de este viernes: “Parece razonable que el gasto público sea hoy más bajo que el segundo trimestre del 2020, cuando la movilidad se había reducido al 20% de lo normal y la mitad del aparato productivo del país funcionaba bajo algún tipo de restricción. Para caracterizar de ”ajuste“ o ”expansión“ a la política fiscal conviene siempre tener en cuenta la dinámica de la actividad puesto que cuando se busca ”ajustar“ o ”expandir“ el gasto no se lo hace ”por amor al arte“, sino justamente para ”ajustar“ o ”expandir“ la actividad económica. Lo anterior resulta relevante para comprender si la principal hipótesis del presupuesto 2021, esta es, que el 2021 iba a ser, en palabras del ministro Guzmán, un año ”sin Covid“, fue correcta. El nivel de actividad de 2021 se encuentra en todos los meses por encima del promedio del nivel de actividad del 2020, año de la pandemia. Por tanto, tendría sentido que el gasto público de un año ”sin pandemia“ fuera menor que en el año de pandemia, máxime si el país sufriera de un faltante de divisas. Analicemos entonces la dinámica del gasto público real (esto es, neto de inflación) en 2021. Es imposible caracterizar la situación del gasto público de 2021 como un ”ajuste“. El gasto neto de inflación se incrementa 12% en 2021 cuando se excluye el gasto extraordinario por el Covid-19 de la base de comparación de 2020. Sin embargo, en ese marco el gasto en seguridad social se contrae tanto en la comparación contra 2020, como así también contra 2019. Sin comprendemos que el gasto público total tiene un límite máximo determinado por la cantidad de reservas que tiene el Banco Central, es difícil no concluir que la composición del gasto público en 2021 no resulta la más eficiente desde el punto de vista de la recuperación de la recesión causada por el Covid-19. Si bien el Gobierno se encuentra expandiendo fuertemente el gasto público tanto respecto a 2020 como a 2019, el mayor incremento del gasto se explica por el incremento de los subsidios a la energía. Solo a título de ejemplo, si el Gobierno hubiese optado por incrementar las tarifas de los servicios públicos en línea con lo contemplado en el presupuesto 2021 y ese ahorro lo hubiese destinado al gasto en seguridad social, este gasto se podría haber incrementado 4% por encima de la inflación”. Es decir, si los hogares pudientes hubiesen pagado más tarifas de energía, los jubilados y los perceptores de asignaciones por hijo cobrarían más.
Mientras la polémica continúa, referentes cercanos a la vicepresidenta no piden la cabeza de Guzmán sino la del ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, por su responsabilidad en los controles de precios. Lo hizo tanto el líder social Juan Grabois como el candidato a diputado y sindicalista bancario Sergio Palazzo.
AR