La sociedad hedonista y la “rabiosa actualidad”
El 2025 está a la vuelta de la esquina. Llegará con nuevas guerras, crisis políticas y económicas, sucesos singulares, y diversos acontecimientos que podrán poner al mundo al borde del precipicio más de una vez. Esta semana, sin embargo, no pasaron grandes cosas. O, mejor dicho, pasan las de siempre, sólo que sin mayores novedades.
Francia continúa inmersa en su crisis política; Emmanuel Macron logró anunciar un nuevo primer ministro, que ahora deberá presentar un nuevo gobierno. La izquierda ya lo ha criticado, y la ultraderecha de Marine Le Pen, ha dicho que Macron es “un presidente amotinado”. ¿Logrará el nuevo premier permanecer en el cargo más de tres meses o correrá la misma suerte de su antecesor? En el mientras tanto, los bondadosos prestamistas internacionales ya piden el mismo nivel de rentabilidad de los tiempos de la crisis del euro, en 2012, por adquirir deuda francesa.
Siria se convirtió en el mayor escenario internacional de caos político, militar y religioso. Nadie sabe qué saldrá de ese laboratorio de alto riesgo a cielo abierto. Por lo menos ya nadie podrá hacerse el sorprendido. Los ejemplos de ISIS, Afganistán, recientemente, y Libia e Irak hace dos décadas, ya mostraron qué puede suceder cuando las potencias pugnan por sus intereses con las armas, cuerpos y deseos de otros.
Donald Trump ya se pasea por el mundo como presidente asumido. Estuvo en París con Macron y el presidente de Ucrania, Volodimir Zelinski. También dijo que Siria no debe importarle a Washington. Biden, por su parte, sigue en su deriva misericordiosa. Después de haber indultado a su hijo, anunció el indulto a otros nueve condenados, además de rebajar las penas de más de mil presos.
Lo más relevante del país de norteamérica, sin embargo, se encuentra quizás en las declaraciones que realizaron el Banco de Pagos Internacionales (que agrupa a los principales bancos centrales del mundo) y Pimco, el mayor gestor de fondos de bonos activos del mundo.
Este último, sugirió que ya no sería tan tentador comprar nuevos bonos de la deuda de Estados Unidos, ahora que la oficina de presupuestos del Congreso señaló que la deuda de ese país alcanzó el 7% del PBI. Claudio Borio, presidente del BIS, por su parte, señaló que las posibilidades de que el dólar se derrumbe aún no parecen estar cerca, pero, una vez que lo estén, “el impacto en el sistema financiero global será mayor”.
Habrá que ver qué sucede con el dólar y con la economía de Estados Unidos, pero cuando las calificadoras de riesgos y los grandes banqueros del mundo sembraban dudas sobre la deuda argentina, los riesgos de un colapso se disparaban.
Ganadores y perdedores de la rueda imparable
Pase lo que pase, la rueda seguirá girando. Con ganadores y perdedores. Un perdedor de la semana fue el presidente del Salvador, Nayib Bukele. Después de algunos años combatiendo al establishment financiero para lograr que las criptomonedas se instalarán en el país centroamericano a la par de la divisa nacional y el dólar, el mesiánico líder caribeño se abrazó a los técnicos del Fondo Monetario Internacional. Según el Financial Times, en los próximos días se anunciará un acuerdo mediante el cual El Salvador recibirá mil doscientos millones de dólares a cambio de limitar el papel de las criptomonedas y reducir el déficit fiscal.
Lo de Bukele, en cualquier caso, es un arma de doble filo. El FMI no es el mejor amigo de nadie, pero los dueños de las criptomonedas tampoco.
Una que ganó, y mucho, fue Taylor Swift. La cantante norteamericana alcanzó el récord de ingresos de la historia por la realización de un tour musical. El “Eras Tour”, que vendió más de 10 millones de tickets en un total de 149 conciertos, facturó más de US$2.000 millones de dólares. Más que lo ingresado por Coldplay durante su gira “Music of the Sphere”, o Elton John en su mítico tour de cinco años, y el doble de lo que recibirá el pobre Bukele del FMI para modernizar las cárceles de su país.
Uno que empató, por cierto, es Javier Milei. El presidente paleolibertario —devenido en un camorrista pragmático— cosechó dos notas en diarios internacionales que no lo dejan tan mal parado. El New York Times publicó un reportaje con claroscuros. Por un lado, destaca el logro de reducir la inflación y estabilizar la macroeconomía. Por el otro, lo que ya se sabe, lo difícil que resulta para la gente llegar a fin de mes. El Financial Times, por su parte, realizó un panorama similar. Haber reducido la inflación en un país que arrastraba años con aumentos crónicos de precios, es destacable. El problema es que si eso no se acompaña con crecimiento y fortaleza de las reservas, Argentina no logrará atravesar la crisis existencial que sufre desde hace varios años.
El claroscuro es muy evidente en ambos artículos, aunque se podría haber reseñado algo más sobre los ataques del presidente a la república. Eso, de todas formas, no le importa en absoluto a Milei y sus acólitos. Sus trolls publicarán las notas en sus redes destacando únicamente lo positivo. Dejo aquí un de los post que realizó Jony Viale en X. El presidente, por supuesto, lo reposteó.
Billonarios al rescate
Por último, vaya una nueva preocupación. Los magnates de Silicon Valley están pensando en introducir cambios en la forma en que se consumen los medios de comunicación. Según recoge el Guardian, Patrick Soon-Shiong, dueño de Los Angeles Times, uno de los principales diarios del Estado de California, ha dicho que está trabajando en una herramienta de Inteligencia Artificial para advertirle al lector si existe algún sesgo en los artículos que está leyendo. Si es así, la herramienta le ofrecerá leer la misma nota pero con comentarios y análisis de un punto de vista contrario.
Jeff Bezos, que adquirió el Washington Post hace algunos años, también hizo referencia a unas “cuantas ideas” que tiene para trabajar en uno de los principales problemas actuales del periodismo, la “pérdida de confianza” en ellos. Los representantes de medios y periodistas salieron a contrarrestar la iniciativa. No sorprende, parece una broma que los desacreditados biliarios de Sillicon Valley sean los encargados de devolverle su brillo al periodismo occidental.
Los sociedad hedonista y el periodismo
El saldo semanal parece colmado de acontecimientos. Sin embargo, es negativo para el frenesí con el que debe producirse y consumirse la “rabiosa actualidad”. Nada parece a punto de estallar en los próximos días. Será que se aproxima el fin de año, y el devenir del mundo adquiere cierta pausa, un espacio de reflexión quizás. En su ensayo “Agitación” (2020), el filósofo español Jorge Freire, realiza un agudo análisis de uno de los males de nuestra época, “la agitación perpetua”. Un mal en el que el periodismo lleva su cuota de responsabilidad.
“La sociedad hedonista prescribe un negocio obligatorio que sólo puede asumirse desde un carnaval indefinido, donde la euforia y el desaliento se confunden, diseminando promesas de redención por doquier: la posibilidad de una libertad total, el sueño de señorearse, en una soberanía completa, la recuperación del auténtico… Todo ello, en una población mediatizada, colonizada por el periodismo y presa de un ansia inagotable por la novedad; la cultura se vuelve un artefacto de snobismo y el arte, inscrito en una dialéctica de su versión tolerada, deja de interpelar a quien lo contempla. En su carrera indefinida por ir hacia delante, el individuo agitado va dejando un rastro de escombros y destrucción, como si del Angelus Novus se tratase, y en ningún momento se le ocurre detenerse y girar grupas para advertir que en efecto nadie lo persigue”.
Un diagnóstico inquietante. Si no fuera porque con un ligero y suave movimiento del dedo en la pantalla, puede ser reemplazado por algo nuevo. Una noticia, quizás.
AF/DTC
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