Las ventas de los pequeños comercios cayeron 4,7% interanual el Día de la Madre, el domingo pasado, y 3,5% en septiembre, por tercer mes consecutivo, con menos gente comprando comida (-1%) y la encarecida ropa (-17%), según la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME). El patentamiento de autos cero kilómetro subió el mes pasado el 8,4%, pero las transacciones de usados bajaron 15%, según las cámaras de concesionarios Acara y CCA, respectivamente. En julio, último mes relevado por el Instituto de Estadística (Indec), el consumo en los supermercados crecía 5,3% y en los shoppings resurgían 46,6% tras el bajón pandémico. Este jueves, en la inauguración de la planta de lavarropas de la norteamericana Whirlpool en Pilar, su director general para el Cono Sur, Martín Castro, celebraba un aumento de ventas de “doble dígito” el domingo último. En septiembre, la recaudación del IVA por parte de la Dirección General Impositiva (DGI), otro indicador clave de las ventas internas, ascendió en pesos un 87,5%, por encima del 83% de inflación.
“La inflación a partir de cierto umbral dispara efectos distorsivos”, razona el economista jefe de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CACS), Matías Bolis Wilson. Esa entidad lanzará en diciembre su propio indicador de consumo, pero ya lo está probando y en septiembre le dio como resultado un alza en comparación con el mismo mes de 2021, pero una baja respecto de agosto último. “Estamos volviendo a los niveles prepandémicos, pero no hay una tendencia de crecimiento más allá. Vamos camino a un estancamiento, como el que vivimos desde 2011. Por ahora, lo que hay es recuperación, hay nuevas tendencias pospandémicas y, al caer el salario real (ajustado por inflación), hay una tendencia al desahorro y al gasto”, describe Bolis Wilson.
El economista también advierte que la falta de divisas para importar impacta en el consumo. Por ejemplo, en los últimos dos meses se cerró prácticamente la importación de ropa, pero las pymes fabricantes locales también se encontraron con menos insumos extranjeros, con lo cual se vieron forzados a producir menos de lo que podría haber generado. Para que la economía argentina crezca 1%, la importación debe expandirse 3%, según Bolis Wilson. Y para que haya dólares para compras externas, el país necesita conseguir divisas: o exportando más, o endeudándose más o atrayendo inversiones extranjeras, según el analista de la CACS.
El director de la consultora Ecolatina, Federico Moll, advierte que en los últimos meses el consumo, aunque sigue mejor que en el 2021 aún pandémico, retrocede con respecto al mes anterior. “La expectativa es que la caída mensual continúe. Los niveles de consumo están bastante cercanos al ingreso disponible general, que no sólo toma salario formal sino también el no registrado, el cuentapropismo, la AUH (asignación universal por hijo), las jubilaciones, las transferencias del sector público. Y lo que ves es que, más allá de que al sector privado registrado no le está yendo tan mal por las paritarias, al resto de los agentes la aceleración de la inflación los come rápido. Por eso es difícil pensar que los niveles de consumo vayan a crecer. Probablemente, caigan. Mucho va a depender de qué pase con las tarifas porque no queda nada claro cuál va a ser el aumento, para quiénes, cómo serán en 2023. Todo irá empeorando hasta la campaña electoral, en la que el Gobierno pondrá todo lo que pueda, dentro de su margen de maniobra chico, para generar un veranito de consumo”, agrega Moll, que señala que puede haber sectores en los que crecen las ventas por medidas puntuales del Gobierno como el Ahora 30 y 42 que lanzó este viernes para televisores y celulares.
AR