Vender carne para los tenderos de El Cairo ya no solo es un trabajo, sino un gran reto difícil de superar, puesto que la inflación y la devaluación de la moneda local han forzado a los egipcios a renunciar a la carne en su dieta básica, un lujo en el Egipto de hoy en día.
Sentados detrás del mostrador, los carniceros del centenario mercado de Bab el Louq, en el centro de El Cairo, esperan en silencio a que se acerque un cliente, un acontecimiento poco habitual en estos tiempos de crisis.
“Llevo desde las ocho de la mañana y aun no ha venido ningún cliente. Ayer solo vendí tres kilos”, dice a EFE un tendero de este icónico mercado, que la crisis ha convertido en un desolado compendio de escaparates vacíos y caras largas.
Antaño era un bullicio de gente, pero ahora el zoco de Bab el Louq se ha transformado en una suerte de parque de atracciones para oportunistas gatos callejeros, que esperan a que la poca carne en exhibición se estropee y les sea ofrecida.
Estudios científicos respaldan esta situación: el Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI) constató en un informe que se publicó en diciembre que el consumo de carne en Egipto se ha reducido en un 85 % desde marzo.
PRECIOS DESORBITADOS
En tan solo unos meses, de acuerdo con varios vendedores consultados por EFE, el precio del kilo de carne en el mostrador ha saltado de 80 a 160 libras (de 2,5 a 5 euros, aproximadamente), es decir, un aumento del 100 %. La respuesta de la población ha sido dejar de consumir el producto, alegan.
El salario mínimo en Egipto en 2022 estaba fijado en 4.300 libras mensuales.
Según cifras oficiales, la inflación en Egipto alcanzó en diciembre el 21,3 %, pero el reputado economista Steve Hanke, de la Johns Hopkins University, calcula en base a su propio índice que la cifra asciende al 102 %.
La percepción para cualquiera en el país es que la cifra se acerca más al cálculo del estudioso que a la reportada por las autoridades.
Al drama de la inflación se suma que en menos de un año la libra egipcia ha perdido más de la mitad de su valor respecto al dólar.
Uno de los tenderos del zoco de Bab el Louq, que pidió no ser identificado, asegura a EFE que hace unos meses compraba al mayorista una caja de 25 kilos de carne importada por 1.000 libras (unos 30 euros), pero ahora se adquiere por 3.000 (92 euros) o 4.000 libras (122 euros).
“Algunas carnicerías han tenido que cerrar por la subida de precios”, asegura el vendedor, que en 15 años que lleva trabajando en el mercado no ha visto jamás “una situación similar”.
UNA DIETA FRUGAL
Otro de los tenderos de Bab el Louq asegura a EFE que los egipcios están haciendo una especie de “boicot a la carne” para que baje su precio, y advierte que hay carniceros que han aumentado el coste “por encima de la tasa de inflación o el valor del dólar” para compensar la falta de ventas.
Por su parte, una de las pocas clientas que transitaban por el mercado lamenta que debido al incremento desorbitado de los precios, ella y su familia han tenido que “reducir el consumo” de pollo y carne, y aumentar el de fruta y verdura.
De la misma forma, otra compradora lamenta que se ha visto obligada a cambiar la dieta de toda su familia, compuesta de ocho miembros.
“Antes compraba dos pollos por semana y cada uno se comía un cuarto, pero ahora compro uno cada dos semanas y nos tenemos que apañar y dividir el pollo entre ocho”, asegura la mujer, que también ha pasado a utilizar proteína vegetal para sustituir la carne.
Emad, un vendedor de pollos de Bab el Louq, se queja de que esta misma semana el precio del kilo ha subido entre 5 y 8 libras, “una locura”, teniendo en cuenta “los bajos salarios en Egipto”, asegura.
“Todo ha subido, incluso el precio de las lentejas y del aceite. Ya nada es barato. Parece que ha llegado el día del Juicio Final”, sentencia.
Por Carles Grau Sivera, para la agencia EFE.
IG