Después del respiro de agosto —mes en que se registró una inflación de 2,5%, que rompió por primera vez en 11 meses el piso del 3%— los datos vuelven a complicar las chances de que el Gobierno cumpla con su promesa de mejorar el poder adquisitivo de los argentinos y argentinas. Según informó este jueves el Indec, los precios subieron en promedio 3,5% en septiembre, lo que vuelve a colocar el índice por encima de la barrera que había logrado perforar y a acercarlo a los valores de fines de 2020 y principios de 2021.
El dato estuvo impulsado, sobre todo, por las subas en prendas de vestir y calzado (6%), en donde impactó el elemento estacional del cambio de temporada, seguida por bebidas alcohólicas y tabaco (5,9%), donde incidió principalmente la suba de cigarrillos. La tercera división con mayor ascenso del mes fue salud (4,3%), impulsada en gran medida por el encarecimiento de las prepagas.
Los alimentos, que en agosto habían subido apenas 1,5% por contener bajas importantes en carnes y verduras, subieron 2,9%; todavía por debajo del promedio general pero 1,4 puntos porcentuales por encima del mes anterior. “Así como los meses previos señalábamos que aunque la inflación bajaba el ítem alimentos, de mayor sensibilidad social, seguía alto, ahora hay que resaltar ocurre lo contrario”, apuntó Lorena Giorgio, economista jefa de Equilibra. Sin embargo, algunos productos básicos mostraron alzas muy fuertes, como por ejemplo la leche (aumentó 8,1% en el mes), la harina (6,1%) y el aceite (5,8%).
En los primeros 10 meses del año la inflación acumulada fue de 37%, muy por encima del pronóstico trazado inicialmente (29%). Si se compara con octubre de 2020, la variación interanual de los precios asciende a 52,5%, acercándose a los niveles récord de 2018 y 2019.
La inflación núcleo, que deja fuera a los bienes y servicios regulados o con fuerte impacto estacional, también subió y marcó 3,3%. “La inflación de agosto había estado unos puntos por debajo de la que preveíamos y parte de ese ajuste se evidenció en el dato de septiembre”, señaló Giorgio. “Octubre arrancó movido por el arrastre que dejó septiembre, y por eso el congelamiento de precios de alimentos y otros productos básicos cobra relevancia en este contexto. Esperamos que la inflación mensual de octubre cierre en torno al 3%”, sumó.
A la economista el dato informado por Indec la sorprendió, como a la mayoría de sus colegas. El registro oficial superó ampliamente las estimaciones privadas, que anticipaban una inflación del 2,8% mensual para septiembre, según el relevamiento de expectativas que realiza el Banco Central. Hacia adelante el mercado anticipaba que el dato volvería saltar por encima del 3% a partir de diciembre y que entre octubre de 2021 y marzo de 2022 el promedio mensual se ubicaría en torno al 3,2%. Con el número informado hoy, que ya adelanta las estimaciones más negativas, todos los pronósticos se revisarán nuevamente al alza.
Para diciembre de 2021 quienes participan del relevamiento del Banco Central proyectaron que la inflación anual alcanzará 48,2%, 3 puntos porcentuales por encima de la que —descartado el 29% inicial— proyectó Martín Guzmán (45,1%) en el presupuesto 2022.
El registro oficial superó ampliamente las estimaciones privadas, que anticipaban una inflación del 2,8% mensual para septiembre, según el relevamiento de expectativas que realiza el Banco Central.
Ayer el flamante secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, anunció un acuerdo con las empresas de consumo masivo para retrotraer al 1° de octubre los precios de una canasta de 1.245 productos y mantenerlos congelados hasta el 7 de enero. Si bien Feletti dijo que los fabricantes y distribuidores “entendieron” la urgencia de bajar la inflación y “nadie dijo que no”, la propuesta generó malestar en el sector empresario, que hace apenas tres meses logró que se desarticulara Precio Máximos, un programa de congelamiento similar pero más abarcativo, que duró desde marzo de 2020 a junio de 2021.
“[La medida anunciada por Feletti] no es una política antiinflacionaria; no se puede frenar un proceso inflacionario como el que tenemos con controles de precios, y ya lo vimos muchas veces antes. Sí puede tener un efecto transitorio y desacelerar una canasta de bienes por algunos meses; puede ser un buen complemento si hubiera una política más integral”, evaluó Joaquín Waldman, economista de Ecolatina.
Sin embargo, la medida funciona al menos desde lo gestual: busca establecer una referencia en las góndolas y dar señales de que el problema que más complica la vida diaria de la población está siendo abordado. Incluso marca un quiebre con la exsecretaría, Paula Español, que hasta último momento había estado trabajando en la renovación de Precios Cuidados con una idea de aumento promedio del 5%.
Un horizonte de mejora cada vez más lejano
Según un relevamiento en negocios de cercanía de 20 distritos del conurbano bonaerense hecho por el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (Isepci) —estudio que el Ministerio de Desarrollo Social mira de cerca— en septiembre la canasta básica alimentaria aumentó 2,2%. El mayor impulso lo dieron los productos de almacén (3,1%), seguidos de verdulería (3%). El precio de la carne subió menos, 0,67%.
“El repunte de los aumentos de los productos de las canastas básicas por encima del 2% impide la recuperación del deteriorado poder adquisitivo de las familias de los sectores populares y explica los elevados niveles de pobreza y de indigencia que se mantienen estables a lo largo de este período”, apunta el informe.
“En esta perspectiva de continuidad indetenibles del procesos inflacionario es difícil ver que en este segundo semestre podamos asistir al inicio de un genuino proceso de descenso de la pobreza y la indigencia. Para las familias y personas pobres e indigentes salir de esa situación se convierte en un horizonte cada vez más lejano”, señala el texto.
Martín Guzmán admitió en una exposición reciente que la reducción de la inflación es “el objetivo más importante de la política económica”. Según su versión, la cartera que conduce ya había anticipado que marzo de 2020 sería el mes con mayor tasa de inflación intermensual (algo que se concretó, con un pico de 4,8%), derivada de el impacto de la pandemia y la valorización de los commodities a nivel global, que impulsó el precio de los alimentos. “Dijimos que desde entonces habría una tendencia decreciente, con algún vaivén por cuestiones estacionales y actualización de precios regulados”, explicó.
Guzmán proyecta que a partir de octubre se verá “una reducción de la tasa de inflación interanual”. Sin embargo, ata ese objetivo a la posibilidad de seguir “ordenando” la macroeconomía.
DT