En tiempos de guerra de Ucrania en que el gas ruso escasea en Europa, Sergio Massa quiere promocionar la producción propia. Esta mañana en Houston, la capital petrolera de Estados Unidos, les prometió a las empresas del sector que la semana próxima anunciará públicamente que extenderá el Plan GasAr, que en principio aseguraba contratos de largo plazo y subsidiados entre 2021 y 2024. La idea del ministro de Economía es extenderlo entre 2025 y 2028 o 2029 para mantener la inversión.
Por un lado, el Plan GasAr implica una subvención a la industria gasífera de unos US$ 1.000 millones por año. Pero, por otro, en la medida en que Vaca Muerta bate mes a mes sus récords de producción, se requieren menos importaciones, que también llegan subsidiadas. Por ejemplo, la ayuda del plan es de aproximadamente US$ 1,50 dólares por millón de BTU (unidad de medida del gas), pero este año se importó gas natural licuado (GNL) en otoño e invierno a un precio promedio de 28.
Massa, en compañía de la secretaria de Energía, Flavia Royón, y del presidente de YPF, Pablo González, formuló el anuncio en un desayuno de trabajo con empresarios en el Instituto Baker de la Universidad Rice. Entre los presentes figuraban ejecutivos de Chevron, ExxonMobil, la francesa Total, la británica Shell, la noruega Equinor -presente en el proyecto offshore frente a la costa atlántica bonaerense-, Pan American Energy (PAE, controlada por la inglesa BP, pero administrada por los Bulgheroni), la empresa de servicios petroleros Schlumberger y la fabricante de tubos del grupo Techint, Tenaris.
En el encuentro, el ministro prometió también una ley para incentivar el GNL, que debe licuefaccionarse en puertos para embarcarse hacia Europa u otros destinos alejados que no se alcanzan con gasoductos. Además habló de otra norma a favor del hidrógeno, combustible alternativo para los autos del futuro, en competencia con los eléctricos. Aunque en 2013, cuando era opositor al kirchnerismo, Massa era crítico del acuerdo de YPF con Chevron, ahora lo reinivindicó y dejó abierta la posibilidad de que, como con aquel pacto, en un futuro no inmediato se permita la libre disponibilidad de los dividendos de las inversiones.
Tras el desayuno, Massa comenzó reuniones por empresa. Primero, con los ejecutivos de ExxonMobil (Bryan Pickett, Daniel De Nigris, Adrienne Handford, Jaime Gutiérrez y Matías Szapiro). Después, con los de Chevron (Clay Neff, Eric Dunning, Mamadou Beye y Dante Ramos). Más tarde, con los de PAE (David Lawler y Kim Krieger, ambos de BP; Juan Martín Bulgheroni y Daniel Felici). Almorzó con la Cámara de Empresas de Operaciones Petroleras Especiales, que incluye a Schlumberger, Halliburton, Baker Hughes, Exterran, Weatherford, Helmerich & Payne y Superior Energy Services. Por la tarde se verá con representantes de Total (David Gourlay y Javier Rielo) y visitará el Centro de Monitoreo de Operaciones Globales de Chevron.
González, el presidente de YPF, les contó los planes del país para convertirse en un proveedor “confiable” de energía y contribuir a aliviar la escasez mundial. El abogado santacruceño destacó que la compañía lidera el desarrollo del no convencional con costos que hoy en día son competitivos a nivel mundial y comparables con los del Permian, la formación no convencional -como Vaca Muerta- más importante de los Estados Unidos. Si se toma como referencia 2016, los costos de perforación cayeron un 34% y de terminación, un 45%. Además, la productividad de los pozos en Vaca Muerta han demostrado ser de clase mundial, 31% por encima del promedio de los pozos en Estados Unidos. Todos estos logros le permiten a YPF tener un costo de desarrollo 25% por encima al del Permian y ser un socio atractivo para los inversores internacionales, según González.
“Se necesita trabajar en mejorar la capacidad de transporte tanto de gas como de petróleo”, admitió el presidente de la petrolera 51% estatal y 49% del mercado. “YPF trabaja para poner en valor el oleoducto trasandino que le permitirá volver a exportar crudo a Chile y salir por el Pacífico después de 15 años. También planifica una nueva terminal en Río Negro para la exportación a escala de crudo con una inversión de 1.200 millones de dólares y, junto a la industria, se está trabajando en aumentar la capacidad de transporte de Oldeval (empresa a cargo del principal oleoducto para sacar la producción neuquina). En gas, el Estado nacional avanza con la construcción del gasoducto Néstor Kirchner y la industria podría involucrarse en el financiamiento de la segunda etapa”, los invitó a los petroleros extranjeros. El primer tramo va de Neuquén a la provincia de Buenos Aires y el segundo debería ir hasta la de Santa Fe.
“Se necesita una planta de GNL para la industrialización del gas y poder aprovechar todo el potencial de recursos de Vaca Muerta”, admitió González. “El proyecto que se está planificando con (la petrolera malaya) Petronas va a implicar duplicar la producción total del gas del país sólo para abastecer esa planta. Cuando la planta produzca a todo su potencial tendrá una capacidad de abastecer 460 barcos de GNL por año, cuando el país hoy importa 35”, explicó, aunque no dejó de señalar que “se necesita seguir trabajando en las nuevas fuentes de energía como lo viene haciendo YPF: renovables, litio e hidrógeno”.
AR