Jueves negro

Mientras Milei busca verse con Trump, los mercados mundiales colapsan y sacuden la Argentina por múltiples vías

Lo que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llamó Día de la Liberación, en que impuso aranceles a todas las importaciones para recuperar la industria local, está sacudiendo este jueves los mercados financieros mundiales. Las guerras comerciales siempre han provocado inflación y recesión en la historia. Los norteamericanos deberán pagar más por los productos propios, que son más caros, o los rivales importados, con sobrecarga de aranceles del 10% al 34%, y eso acarreará menos consumo. Quienes vendían a EE.UU., mayor mercado mundial, deberán pelearse para ubicar sus bienes en otros países, desde aquellos que responden al proteccionismo con la misma medicina hasta una Argentina que marcha a contramano con apertura a las importaciones y un peso sobrevaluado que las favorece.

En la bolsa de Buenos Aires, el índice S&P Merval cae en pesos 2,8% y las acciones argentinas en Wall Street, los llamados ADR, bajan hasta 4,9% en dólares, como es el caso del Grupo Supervielle. El riesgo país salta 6,5%, a 877 puntos, por el derrape de los bonos de la deuda, de hasta 4,9%. Los dólares paralelos suben 0,3% el blue, a $1.320; el MEP o bolsa y el contado con liqui, ambos 0,6%, ambos a $1.318. El oficial, tranquilo y sobrevaluado, a 1.094. No es tiempo de metáforas de mandriles como le gustan al presidente Javier Milei.

Los índices de la bolsa de Nueva York, Dow, S&P 500 y el tecnológico Nasdaq, caen 3,6%, 4,3% y 5,7%, respectivamente. El japonés Nikkei 225 bajó 2,7% y el chino de Shanghai, sólo 0,2%. Pese a que los productos chinos fueron los más castigados, con un 34% de arancel, se espera que ante un hostil EE.UU. el régimen de Beijing consiga nuevos aliados. De hecho, acaba de anunciar un acuerdo comercial tripartito con dos potencias antes recelosas de su poder, Japón y Corea del Sur.

En Europa, donde la Unión Europea analiza responder con aranceles a los servicios digitales que lideran las grandes tecnológicas estadounidenses (Alphabet, dueña de Google; Amazon, Apple; Meta, propietaria de Instagram, Facebook y WhatsApp; X, del secretario de Eficiencia Gubernamental, Elon Musk), retroceden los índices londinense FTSE 100 un 1,5%, alemán DAX un 2,7% y el francés CAC 40 un 3,3%. Lo de gravar a las llamadas big tech sería toda una novedad: son de las empresas más rentables del mundo y, sin embargo, apenas pagan impuestos porque declaran que dan sus servicios desde naciones de baja tributación, como Irlanda, aunque sus clientes están radicados en todo el planeta.

Previendo un mundo en recesión, las materias primas, principales exportaciones de la Argentina, pierden valor. El petróleo se desvaloriza 7,6% para desgracia de Vaca Muerta. La soja, el 1,2% para lamento de la región pampeana e incluso también de parte del Norte Grande.

A su vez, algunos países reaccionan a la guerra comercial devaluando sus monedas para tornar más baratos sus productos. Con excepción de la Argentina, que apuesta al peso fuerte para bajar la inflación aun a costa del empleo. Es así que el peso oficial sube este jueves 0,1% frente al dólar, mientras el real brasileño baja 1%, el peso chileno 0,5%; el mexicano 1,3%, el yen japonés 2,5%, la rupia india 0,5% y el won surcoreano 1%. El yuan crece 0,1% por las expectativas de que a China le vaya bien en el medio del tembladeral.

Los aranceles de Trump afectan entonces de modo indirecto a la economía argentina, pero también de manera directa. Por un lado, las exportaciones de energía (petróleo y nafta) y alimentos (aceite de soja, vino, maní, miel) de la Argentina a EE.UU. pagarán arancel del 10%, salvo que Javier Milei consigue este jueves que su amigo Trump los rebaje. Es curioso que el Presidente se ufane de haber recibido el menor nivel de tarifas -a la UE le impusieron un 20%, por ejemplo-, pero sin darse cuenta de que también el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, el chileno Gabriel Boric y el colombiano Gustavo Petro, en las antípodas ideológicas de su par norteamericano, también están incluidos en la lista del 10%. Por otro lado, al aluminio y al acero le propinaron un 25% en todo el mundo, incluida la Argentina, que exporta estos productos a EE.UU.

“Estamos en tránsito de la guerra comercial a la depresión global, hoy es un jueves negro”, describe Miguel Ponce, experto en comercio exterior. “Los más afectados en la Argentina son las empresas que comercian con Asia”, advierte Ponce, dado que los países asiáticos son los que más exportan a EE.UU. y los más castigados por Trump. “En menor medida se afectarán las compañías que trabajan para el mercado interno.”

Una duda es cómo reaccionará la Reserva Federal (Fed, Banco Central de EE.UU) porque si dejar de bajar la tasa de interés y la sube ante la amenaza de inflación, eso perjudica siempre a los países emergentes como la Argentina porque deteriora el precio de las materias primas y empuja a los capitales especulativos a naciones más seguras, agrega Ponce. Otra incógnita es si China y los demás países asiáticos buscarán vender “a precios de saldo” acá y en otras plazas lo que dejan de comerciar en EE UU. “Eso dañaría a la industria nacional y perderíamos el superávit comercial”, apunta el ingeniero, que se pregunta si Milei, el primer presidente que vería a Trump tras el Día de la Liberación, consigue algún beneficio comercial más allá de renovar el apoyo en el demorado préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI).

“No deben descartar negociaciones bilaterales, sea por el arancel del 10% general o por productos específicos”, opina Juan Miguel Massot, vicerrector económico de la Universidad del Salvador. “Algo importante: la Argentina no es un país objetivo de esta estrategia, sino China, Unión Europea, entre otros, por lo que podría esperarse cierta flexibilidad, al menos en algunos productos”, se esperanza Massot.

AR/MC

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