El “momento Lehman Brothers” de las criptomonedas: qué hay detrás del derrumbe global

Con el desplome en las cotizaciones, la salida a la luz de fraudes monumentales y el anuncio de bancarrota de empresas que se consideraban confiables, en los últimos meses el universo de las criptomonedas estuvo sometido a más adrenalina que la habitual. La crisis se explica por varios factores y entre los especialistas consultados por elDiarioAR no hay acuerdo sobre si responde a una de las fluctuaciones corrientes o amerita ser interpretado en otros términos. 

Por una parte, aparece como marco general de la crisis la suba de tasas de interés de Estados Unidos y otras de las principales economías del mundo, implementada como una estrategia para frenar la inflación luego de los planes expansivos de contención de la pandemia y los efectos de la guerra. Esto hace que los inversores puedan obtener rendimientos más altos en el mundo de inversiones tradicional y migren hacia activos más seguros; algo que en finanzas suele denominarse “fly to quality”. Eso generó una primera caída fuerte de la cotización del Bitcoin, que si bien es solo una de las criptomonedas existentes suele tomarse como referencia principal.

Sobre este escenario, se montaron una serie de eventos del propio mundo cripto. Para Gonzalo Martínez Mosquera, Community Champion de Algorand, un primer golpe fuerte fue el derrumbe de Luna Terra, una de las cripto “estables” (stable coins) más exitosas. 

Que sean “estables” significa que su cotización está atada a otra cosa; en el caso de Luna Terra, al dólar. Por eso son instrumentos que suelen darle más tranquilidad a los inversores reticentes a las criptos. En particular, Luna Terra no tenía reservas de respaldo (un encaje efectivo en dólares) sino que buscaba generar esa paridad con la moneda estadounidense 100% basada en su tecnología, algo que generaba la ilusión de alcanzar la estabilidad aún prescindiendo del mundo financiero tradicional. Según Martínez Mosquera, el desplome se explica justamente por fallas en su diseño. 

El segundo y más reciente golpe es la bancarrota de FTX, una de las casas de cambio de cripto (exchanges) más grandes y prestigiosas del mundo. Aquí, la explicación de fondo es un fraude cometido por su fundador, el estadounidense Sam Bankman-Fried; un emprendedor de 30 años y uno de los principales donantes del Partido Demócrata. Bankman-Fried utilizaba irresponsablemente los fondos de los inversores de FTX, incluso haciendo transferencias millonarias a otra de sus empresas, Alameda Research. Una vez que esto se conoció, hubo una salida masiva de inversores y venta de la moneda (token) de FTX, denominado FTT, lo que le provocó enormes problemas de liquidez.

A esta firma se le sumaron otras. La semana pasada se declaró en quiebra la plataforma de criptomonedas BlockFi y a lo largo del año muchas empresas del ecosistema –argentinas y globales–se embarcaron en procesos de reestructuración de personal. “Cuándo una industria crece a pasos agigantados es común que empresas zombies o la maleza crezca alrededor de ellas y ni bien hay un periodo de vacas flacas, estas son las primeras en desaparecer o caer en bancarrota”, apunta Julian Drangosch, ingeniero y miembro de la ONG Bitcoin Argentina. “Esto es muy común en la industria de las criptomonedas, ya ha pasado en el 2014, y en el 2018, esta es una más”.

Para el experto, la mejor forma de describir la situación general actual es llamarla “el momento Lehman Brothers crypto” porque hay muchas similitudes entre ambos escenarios. “El hecho que las instituciones hayan estado comprando y vendiendo instrumentos apalancados, derivados y compartiendo liquidez entre ellas hizo que haya un efecto contagio que en un año aproximadamente ha destruido fondos comunes de inversiones como ‘Three arrows capital’ o plataformas de inversión como BlockFi o Celcius, infraestructuras base como fue el caso de Luna Blockchain o una casa de cambio de criptomonedas como FTX”, resume. 

De todos modos, para Drangosch, ésta crisis es “uno más de los ciclos del ecosistema de las criptomonedas”. “Así como el ciclo del 2013 vino caracterizado por las altcoins, el del 2017 por la manía de las ICOs (Initial Coin Offerings), este vino caracterizado por la manía de las DeFi (Finanzas Descentralizadas). Luego de un mercado bajista que elimina el apalancamiento, las infraestructuras débiles y los exchanges insolventes, seguramente Bitcoin retome un nuevo ciclo alcista”, anticipa. Según explica, Bitcoin tiene un patrón de emisión que cada 4 años se reduce a la mitad, lo que genera un crecimiento del precio exponencial. El último de esos eventos fue en el 2020 y el próximo será en 2024, por lo que se estima que en ese momento vuelva a tener un repunte fuerte.  

Para Martínez Mosquera, en cambio, “no es parte de las fluctuaciones típicas”. “A las crisis previas las veía más como el reflejo de humores generales, los animal spirits de Keynes, dado que la sociedad de inversores se mueve en manada y cuando va para arriba todos compran y cuando va para abajo, todos venden. Ahora, en cambio, están estas causas muy específicas que explican lo que ocurrió”, apunta. 

Ignacio Carballo, director del Centro Finanzas Alternativas de la Universidad Católica Argentina (UCA) y director de Crypto & Alternative Finance en Americas Market Intelligence (AMI), considera que esta conjunción de factores internos y externos abrevan a una “crisis de confianza” y revitalizan los mensajes que apuntan a las criptos como una fantasía que puede desplomarse de un momento a otro. 

Sin embargo, considera que las fluctuaciones de las criptos son algo intrínseco a este universo y que, en cada ocasión, dejan aprendizajes e instalan nuevas tendencias. “La tendencia ahora es la de la regulación. En Argentina hay propuestas, pero nada serio. En el mundo sí se acelera el debate regulatorio. Brasil tenía desde abril media sanción su proyecto de ley y finalmente se aprobó la semana pasada, acelerado por lo que ocurrió con FTX”, comenta. 

No será esa la única tendencia que brotará de la crisis. Caraballo anticipa que en el mediano plazo tendrán más potencia los proyectos de cripto más regulados, como pueden ser los neobancos como Paypal, Mercado Pago o Ualá, que dan más confianza a quienes quieren seguir invirtiendo en criptos. Además, obligará a los exchanges ser más transparentes y abran sus cuentas para demostrar su solvencia. De todos modos, señala que no hay que perder de vista que el riesgo “viene con el combo” de las criptos, y que quienes decidan invertir en este instrumento tienen que asimilarlo. Entran en el menú las ganancias muy altas y también las pérdidas. 

Otras voces opinan que dotar de normas a este universo no evitará fraudes ni los colapsos, como no lo hizo en 2007-2008 con la crisis de las hipotecas subprime ni el esquema Ponzi que desarrolló Bernie Madoff. “La forma de evitar este tipo de situaciones es con la educación del público; que no participe en este tipo de mercados o esquemas fraudulentos para evitar que crezcan”, dice Drangosch.

¿Qué resguardos hay que tener para seguir invirtiendo en cripto en este contexto? Primero, seguir el lema lema Bitcoin “si no son tus claves, no son tus monedas” (not your keys, not your coins). Es central tener la custodia de las propias criptomonedas (en una billetera virtual, por ejemplo); cuando es entregada a un tercero no hay garantías de que no desaparezca o se declare en bancarrota y arrastre consigo las tenencias. 

DT