Ley de etiquetado

Del turrón Arcor al Danonino: cómo hacen las empresas para evitar los sellos en sus productos

Gino Viglianco

23 de septiembre de 2023 00:37 h

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Hecha la ley, hecha la trampa. Las empresas de alimentos fabricaron trucos para evitar que sus productos lleven los rótulos de advertencia de la ley de etiquetado frontal que alertan acerca de los productos con exceso de calorías, sodio, azúcares y grasas. Algunos encontraron vericuetos legales (e ilegales) para no mostrar los octógonos en los envases, otros modificaron sus productos para evitar la sanción. 

Advertir sobre las cantidades excesivas de estos nutrientes críticos, asociados al sobrepeso y la obesidad, favorece la prevención de las enfermedades no transmisibles (ENT) -como la diabetes, algunos tipos de cáncer o la hipertensión arterial- que causan el 73% de las muertes en la Argentina. Los valores máximos de azúcares, grasas saturadas, grasas totales y sodio son determinados por los límites del Perfil de Nutrientes de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Estos márgenes son más laxos durante los dos primeros años de aplicación de la ley, es decir hasta noviembre de 2023. 

Una de las maneras que las empresas encontraron para esquivar los octógonos negros es la modificación de sus productos. Como explica la nutricionista y docente de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) Valentina Martínez, a veces estos cambios no hacen más saludables a los productos, como alienta la normativa, sino todo lo contrario. 

“La ley establece como límite que sólo el 30% del total de energía del alimento puede provenir de las grasas totales. Por eso lo que ocurre con algunos productos que tienen la imagen de ser light es que les aumentaron las calorías sin bajar las grasas totales. El resultado es que son más calóricos, pero sin los octógonos en el envase”, sostiene Martínez 

El queso crema Finlandia en su versión roja no tiene octógonos como sí los tiene en su versión verde o light. El motivo es que en su versión roja aumentó las calorías sin bajar grasas totales. Es decir que es menos saludable que su versión verde, pero no tiene advertencias. Este medio se comunicó con la empresa fabricante, Mastellone Hermanos, que no respondió las consultas. 

Otro truco: para evitar el etiquetado en una de sus golosinas, la empresa Arcor modificó la rotulación de su turrón de maní y lo inscribió como un “suplemento dietario a base de vitaminas C y A en oblea rellena con pasta de turrón de maní”. De este modo, el producto queda fuera de la regulación porque la ley de etiquetado frontal no alcanza a los alimentos para propósitos médicos específicos o los suplementos dietarios. Consultada por este cambio, la empresa no hizo comentarios.

Las marcas que más sufren el efecto del etiquetado son aquellas que tienen productos que aparentan ser saludables y, tras la entrada en vigencia de la ley, quedaron expuestas. En las redes sociales se multiplican los mensajes de sorpresa de los usuarios que gracias a los octógonos descubrieron que las Chocoarroz, de la empresa Molinos, tienen exceso de calorías, grasas totales, grasas saturadas y azúcar. 

La publicidad negativa de los octógonos de advertencia también afecta a los productos que se comercializan para los niños. La ley establece que aquellos que tengan al menos un sello no pueden incorporar en el envase personajes infantiles, animaciones, celebridades, regalos o hacer concursos. Tampoco pueden tener información nutricional complementaria, logos o frases con el patrocinio de sociedad científica o asociaciones civiles. Esto llevó a que algunas empresas cambiaran sus productos para continuar con la publicidad. 

“Un ejemplo es el de las patitas de pollo: hay una empresa que sacó el prefrito y lo reemplazó por un horno a muy alta temperatura que consigue el mismo dorado pero sin agregado de grasas, además le bajaron la cantidad de sal y entonces no tiene el sello”, explicaron desde el Ministerio de Salud a este medio. 

Otras compañías buscaron soluciones apelando a los avances de la tecnología en alimentos. “Con yogures y postres lácteos se comenzó a utilizar la enzima lactasa para desdoblar la lactosa en los dos azúcares simples que lo componen (galactosa y glucosa) en busca de obtener mayor sabor dulce. De esta forma se puede bajar la cantidad de azúcar añadida y no resignar sabor. Algunos productos logran así evitar el sello de 'exceso en azúcar', aunque siguen siendo un ultraprocesado”, explica la nutricionista Andrea Graciano.

Danonino se publicita como un producto “100% libre de sellos” y resalta en la góndola por su packaging colorido con princesas de Disney y personajes de Peppa Pig. Consultados por elDiarioAR, en Danone no dieron detalles respecto de la reformulación aplicada. Explicaron que se puede modificar el “perfil nutricional de un producto a través del reemplazo de un ingrediente por otro o bien la reducción/ eliminación de un ingrediente específico que deriva a que el producto tenga menos azúcar, grasas y/o calorías”.  

Puntualmente sobre el Danonino, trabajado por el marketing como un producto que ayuda a crecer a los niños, señalaron: “Como marca líder en nutrición infantil, ha logrado alcanzar objetivos nutricionales muy ambiciosos y de manera gradual contribuyendo a la aceptación de bajo umbral de dulzor y también a aceptar sabores naturales por parte de los más pequeños. Para ello desde el año 2010 viene evolucionando su perfil nutricional reduciendo el contenido de azúcar agregada y balanceando los sabores”.

La francesa Mélissa Mialon, ingeniera en alimentos y doctora en nutrición, explicó a elDiarioAR que los cambios son mayormente para que los entes reguladores no identifiquen los excesos. “La gente empezó a comer más edulcorantes y la Organización Mundial de la Salud tiene claro que no es una opción segura, por lo que podemos decir que la gente realmente no empezó a comer de forma más saludable. Se está realizando un experimento a nivel poblacional. La industria está utilizando otros aditivos y lo que debería ocurrir es que los alimentos ultraprocesados son los que deberían regularse”, afirmó Mialon. 

A nivel mundial, las cosas no son tan diferentes. Las empresas de alimentos que más venden en la Argentina son multinacionales que han combatido la ley de etiquetado en México, Chile y Ecuador. Una buena parte de ellas, como Coca Cola, decidieron no modificar sus productos para evitar el etiquetado porque consideran que, tal como existen, son muy populares. Un firma señaló incluso que registraron una reacción negativa de los consumidores cuando decidieron retirarle azúcar a su gaseosa emblema.  

Algunos productos en la Argentina como los bizcochos de grasa Don Satur no tienen octógonos en sus paquetes no porque sean especialmente saludables, sino porque las pymes tienen una prórroga hasta noviembre de 2023 para adecuarse a la ley.

Envases ilegales

La guerra por la publicidad se libra en la imagen. El Ministerio de Salud detalló a este medio al menos nueve formas irregulares que utilizaron las empresas para evitar que los mensajes de advertencia aparezcan visibles en sus productos. En esto la ley es clara: los octógonos deben ir en el frente, tienen que ser negros y no pueden ocultarse con publicidad. 

  1. La ubicación incorrecta de los sellos de advertencia: algunos productos tienen doble cara principal y esconden los octógonos detrás de las primeras.
  2. La ubicación en las góndolas de supermercados o kioscos, de productos con los sellos no visibles (ejemplo las botellas de gaseosas dadas vuelta).
  3. La promoción de alimentos con sellos.
  4. La incorporación de información nutricional complementaria en alimentos que tienen sellos.
  5. La incorporación de sellos de otros países o que representan otros sistemas de etiquetado frontal.
  6. El tamaño de los sellos menor al que corresponde .
  7. El uso de los octógonos sin la leyenda de exceso como estrategia de marketing.
  8. La comercialización y entrega de alimentos con sellos en las escuelas y centros de cuidado para menores de 4 años.
  9. La publicidad de productos con sellos dirigidos a infancias y adolescencias en redes sociales o medios digitales. 

No solo el Ministerio de Salud relevó irregularidades. La  Fundación Interamericana del Corazón (FIC) alertó en un informe que  “en el 83% de los supermercados se detectó incumplimiento respecto a la disposición de productos en la góndola”. Además advirtieron que “en el 67% de los supermercados se encontraron promociones asociadas al precio -como 15% de descuento y 50% de descuento en la segunda unidad- en productos con sellos, lo cual también evidencia un incumplimiento a lo dispuesto en la ley”.  La fundación además advirtió que el 19% de los productos no cumplía con el tamaño correspondiente de los octógonos. 

Sólo siete provincias adhirieron a la ley y ninguna sancionó normas complementarias

Siete provincias adhirieron a la ley con variado avance de aplicación: Chaco (aplica el 65% de los artículos), Salta (67%), La Rioja (65%), Neuquén (75%), Río Negro (70%), Chubut (63%) y Tierra del Fuego (67%). Esto no quiere decir que el etiquetado no se aplique, debido a que la ley nacional rige en todo el territorio, pero impide el correcto control. 

Ninguna provincia sancionó leyes que complementen la ley nacional como ocurrió en otros países como algunos estados de Brasil que limitaron que las compras públicas sean de productos con advertencias. 

GV/DTC