La reacción conservadora en Argentina es un trabajo periodístico realizado por un consorcio de periodistas ajeno a elDiarioAR. El contenido completo de la investigación fue alojada en un sitio web independiente a este medio que fue atacado el domingo 13 de junio y desde ese día no está disponible para su consulta. En este blog están disponibles las notas que hemos publicadas en elDiarioAR, dos de ellas son parte de la publicación total y una es la destinada a la explicación del trabajo. El resto de la investigación no pertenece a este medio y su difusión es responsabilidad de los autores.
Contra “zurdos”, “progres” y “feministas”: la cruza de consignas que une a la nueva derecha en Twitter
“Voy a salir de joda con 50 personas distintas por día, sin barbijo y me voy a hacer estornudar en la cara por placer. Y si necesito respirador después y vos también, me lo van a dar a mí y no a vos. Sabés por qué? Porque PAGO una prepaga carísima,sabes por qué? Porque tengo PLATA”, azuza uno de los tweets de @GordoMonstruo_ de diciembre pasado.
Mensajes del mismo tono se repiten todos los días, en los que el troleo a los “zurdos” o “progres” se convierte en una rutina de culto. De todas las redes sociales donde el discurso conservador se reproduce, Twitter es el espacio por excelencia para la difusión, pero también para la construcción de una comunidad y la definición de una narrativa común.
A partir de un análisis de hashtags y cuentas del ecosistema conservador tuitero, se observa, en primer lugar, la existencia de una comunidad en la que un número de usuarios interactúan continuamente entre sí, en algunos casos formando vínculos que exceden la virtualidad. Además del espacio colectivo, es posible identificar cómo un puñado de cuentas tiene una capacidad altísima de difundir mensajes e instalar hashtags. También se advierte cómo las prácticas varían según si el discurso está centrado en la oposición al aborto, o si abarca otras cuestiones más amplias como el feminismo y el progresismo.
Estas prácticas incluyen no solamente la difusión de mensajes sino también “linchamientos” a cuentas como la de la legisladora feminista del Frente de Todos Ofelia Fernández o la organización de movidas “solidarias” para contrarrestar el movimiento veganista.
Los dos espacios
En el ecosistema conviven dos espacios marcados: uno que se focaliza en el rechazo al aborto, y que participa y difunde mensajes únicamente vinculados con esa iniciativa, y otro, que se podría denominar “antiprogresista”, que abarca el rechazo al feminismo, al veganismo y al gobierno, entre otros. En este último sector, además, predominan los perfiles juveniles, mayormente nucleados detrás de la cuenta @MonstruoGordo (ahora @GordoMonstruo__después de una suspensión y antes @OsoGordoIntenso), que demostró tener una capacidad inédita para instalar hashtags y construir una marca.
Las diferencias entre ambos espacios son tangibles. En primer lugar, los usuarios que lideran la instalación de hashtags son distintos. Así, cuentas como @unidadprovidaok, @LupenciaB (Guadalupe Batallán) o @joseasosa24, encabezan la lista cuando se mide qué usuarios fueron centrales para crear hashtags como #8A, #8Aceleste #NoFueLey; son otros, pero especialmente @MonstruoGordo (luego lo siguen cuentas que él retuitea, es decir, que es en algunos casos es sólo él quien logra instalar los hashtags) los que se destacan en hashtags como #ElPuebloContraAxel y #MurióCambiemos. Hay un único caso de los hashtags estudiados donde ambos espacios se cruzan, y es en el de #DondeEstanLasFeministas. Allí, @MonstruoGordo y @LupenciaB son los dos usuarios más importantes.
En segundo lugar, las palabras que acompañan a los hashtags varían según si está enfocado en el aborto o no. Así, en el caso de #SiHayAbortoSalimosTodos, en la nube se destacan palabras como “Vida”, “Población”, “Cuarentena” y “Pobre”, mientras que en el caso de #ElPuebloContraAxel, que fue un hashtag difundido luego de una protesta salarial de la policía en la Provincia de Buenos Aires, impulsado por @GordoMonstruo, figuran “Respeto”, “Trolls”, “Kirchneristas” y, en un menor plano, “Comunistas” o “Enano”.
El caso de #DondeEstanLasFeministas es interesante, porque combina palabras que suelen utilizar ambos espacios. En ese caso, las más destacadas son “Aborto”, “Violadores”(el hashtag aludía a una presunta pasividad de las feministas ante la liberación de presos condenados por abuso sexual, un caso de fake news), “Delincuencia” y también, en menor medida, “Kirchnerista”, “Dictadura”, “Bolsonaro”, al igual que nombres propios de referentes feministas. Esto, sumado al hecho de que usuarios de uno y otro espacio suelen liderar la conversación, sugiere que el rechazo al feminismo es uno de los puentes entre estos dos grupos.
Por otro lado, cuando se observa cuáles son las palabras más utilizadas en las biografías de los usuarios que interactúan en los hashtags, el contraste vuelve a emerger. Así, en el caso de #AbortoEsEstallido, uno de los hashtags que se organizaron cuando el gobierno comenzó a mandar señales de que el proyecto de legalización del aborto iba a ser tratado en el Congreso, las palabras “Vida”, “Provida”, “Anti” y “Pro” eran las más utilizadas En #ElPuebloContraAxel se destacan las referencias a “Libertad”, “Argentina”, “Liberal” y “Anti”, pero también “River”, “Hincha”, “Estudiante”, entre otras.
Aunque en ambos casos está clara la presencia de bots o cuentas falsas creadas en masa para propagar el hashtag aunque, en #AbortoEsEstallido, se ve con más claridad porque la proporción de tweets por segundo (9) fue tres veces mayor al de #ElPuebloContraAxel.
Como hallazgo de color se identificaron cuentas vinculadas al universo K-Pop (pop coreano) que participan en los hashtags, especialmente aquellos sobre aborto, para contrarrestar, trolear o diluir a quienes lo difunden. De esta manera, cumplen una función de “aliados” de grupos progresistas y a favor del aborto legal. Otra tendencia en común es que en casi todos los hashtags analizados, las cuentas con mayor participación son las de varones por encima de las de las mujeres, y la brecha se profundiza en el caso de los hashtags antiprogresistas.
La separación entre ambos espacios resulta útil para entender no sólo las diferentes narrativas utilizadas sino también los diferentes perfiles y dinámicas. En el ecosistema nucleado contra la legalización del aborto se destacan cuentas anónimas con las referencias y simbolos “pro vida”, fundaciones y think tanks, además de referentes como Agustín Laje y figuras mediáticas como Eduardo Feinmann. Los perfiles, cuando corresponden a personas reales, suelen ser más avejentados. Se trata de una comunidad dispersa en términos de extensión pero hiperfocalizada, que se activa cuando se trata de defender el rechazo al aborto.
En el caso de la comunidad antiprogresista se destacan los jóvenes, muchos de ellos autopercibidos como “liberales”, “libertarios” o “de derecha” y las figuras que se destacan son Laje, Javier Milei, Carlos Maslatón y Emanuel Dannan, entre otras. Es en este espacio donde se puede ver no sólo la difusión de mensajes sino también prácticas como el troleo y hostigamiento a cuentas progresistas, la organización de iniciativas “solidarias”, así como la utilización de términos específicos como “comunista”, “loko”, “100% barrani”, que ayudan a la construcción no sólo de una narrativa sino también de una identidad común, visible tanto para quienes están dentro como para los que están fuera, que eventualmente pueden ser atraídos.
Las principales cuentas que operan en este espacio, entre ellas @GordoMonstruo, se conocen en persona y suelen difundir imágenes y videos en reuniones sociales, como asados y fiestas clandestinas, todas situaciones prohibidas a raíz de la pandemia de coronavirus.
El caso Gordo Monstruo o “cómo trollear a los progres”
El caso más resonante dentro del ecosistema antiprogresista es la cuenta @GordoMonstruo__, llamada @MonstruoGordo después de la primera suspensión de Twitter y @OsoGordoIntenso originalmente. A diferencia de otras cuentas más asociadas con el mensaje “pro vida”, como el caso de Guadalupe Batallán (@LupenciaB), esta es una cuenta anónima. La cuenta se hizo conocida por difundir mensajes de odio sin ningún tipo de filtro. Los blancos suelen ser las mujeres, las personas pobres y los “zurdos”.
La cuenta se hizo desde abajo, con mensajes del mismo nivel de virulencia que manifiesta ahora. Esa fue la clave. El hecho de que el contenido de los tweets fuera tan explícito hizo que algunos cuentas progresistas, atacadas por el usuario y sorprendidas por el tenor de los mensajes o con intención de denunciarlo, compartieran los tweets. Así el perfil, devenido rápidamente en un personaje, ganó adhesión y masividad dentro del ecosistema conservador. De hecho, por unos meses se generó un movimiento conocido como “osiismo” (en ese momento, previo a la primera suspensión de Twitter, la cuenta se llamaba @OsoGordoIntenso) donde otras cuentas se cambiaban el alias y actuaban como “filiales” de la cuenta original para difundir tweets con el mismo tono reaccionario. @OsoGordoIntenso compartía los tweets y de esta manera premiaba a los mensajes más originales.
La cuenta fue acumulando seguidores, hasta superar los 50 mil, y se consolidó como la que tiene mayor capacidad de instalación de hashtags, incluso hoy. Cuentas mediáticas, desde Agustín Laje hasta la vedette Graciela Alfano, interactuaron con él. El mayor atractivo, según coinciden varios usuarios que lo siguen, es su capacidad de trollear, hacer enojar pero también humillar a figuras progresistas. Una tendencia que se repitió durante su consolidación como influencer fue alentar a que sus respuestas a figuras como Ofelia Fernández tuvieran más “me gusta” que el tweet original al que se estaba respondiendo. El mito fue creciendo hasta que desapareció repentinamente cuando su identidad real se hizo pública, una práctica conocida como doxxing. La cuenta entonces afirmó que su familia fue hostigada y que eso justificaba su retiro de las redes sociales.
A los pocos meses, volvió. Para ese entonces, ya tenía contacto físico con otras figuras juveniles del ecosistema antiprogresista. La pandemia extendió su centralidad, y le dio un nuevo tema para trollear a progresistas. Hasta el momento, sufrió dos suspensiones y hoy, en su tercera cuenta, suma 25 mil seguidores. El fenómeno desbordó la virtualidad y no solamente por su amistad con otros perfiles. @MonstruoGordo es el creador de #UnAsadoParaLosPibes, una iniciativa que recolecta dinero para organizar asados en comedores comunitarios. Empezó como algo por única vez, organizado para contrarrestar un evento en un comedor organizado por veganos. La cuenta se propuso reunir plata para montar una movida similar, pero con carne. Lo que empezó como una broma, un simple acto de trolleo, se convirtió en un evento real, que se fue repitiendo por más de un mes dado que la plata recolectada sobraba.
La cuenta muestra una capacidad única para instalar hashtags. Suele pedir a sus seguidores que tuiteen una consigna, y muchas veces, a la hora, se transforma en tendencia. Así sucedió, por ejemplo, con #ElPuebloContraAxel y con #LukiGrimsonRacista, un hashtag construido a raíz de la aparición de tweets viejos del activista progresista Lucas Grimson, uno de los blancos de hostigamiento de la cuenta y sus seguidores, que comenzó cuando Grimson utilizó la frase “les pibis” en una conferencia de prensa en el marco de la emergencia sanitaria organizada por el Ministerio de Salud, donde Grimson trabaja. Así, sus blancos se suelen ir renovando. Antes fue la legisladora Fernández, últimamente es Grimson, y luego será otro.
La experiencia de la cuenta revela el componente comunitario del ecosistema antiprogresista, donde jóvenes se divierten interactuando entre sí contra cuentas progresistas y a través de esas interacciones –que van desde la simple difusión de un mensaje hasta el hostigamiento de otras cuentas, pasando por la organización de iniciativas– donde se construye una narrativa y una identidad común. En el rechazo al feminismo es donde este espacio encuentra muchos puntos en común con aquel que suele enfocarse en la temática del aborto. Batallán, por caso, también interactúa con cuentas antiprogresistas, y en algunos casos compartió encuentros presenciales con algunos de sus referentes.
Además de la oposición al feminismo como “pegamento” simbólico de ambos espacios virtuales, la alta propagación que tienen los mensajes y hashtags de estos grupos ayudan a instalar la sensación de que existe una “mayoría silenciosa” que se manifiesta en las redes y no es contemplada por los medios tradicionales. Y la dirección de los mensajes contribuye a la polarización entre dos grupos bien marcados: uno que apoya la legalización del aborto y tiene posturas favorables al gobierno, las diversidades sexuales y otras causas identificadas como progresistas contra otro que se opone al aborto, manifiesta su oposición al gobierno y adopta posiciones reaccionarias.
Como escribió @GordoMonstruo__ el 9 de enero, cuando un grupo de simpatizantes de Donald Trump tomó por asalto el Capitolio de Estados Unidos, “esto es izquierda vs derecha. No es violentos vs no violentos”.
“Voy a salir de joda con 50 personas distintas por día, sin barbijo y me voy a hacer estornudar en la cara por placer. Y si necesito respirador después y vos también, me lo van a dar a mí y no a vos. Sabés por qué? Porque PAGO una prepaga carísima,sabes por qué? Porque tengo PLATA”, azuza uno de los tweets de @GordoMonstruo_ de diciembre pasado.
Mensajes del mismo tono se repiten todos los días, en los que el troleo a los “zurdos” o “progres” se convierte en una rutina de culto. De todas las redes sociales donde el discurso conservador se reproduce, Twitter es el espacio por excelencia para la difusión, pero también para la construcción de una comunidad y la definición de una narrativa común.