Por tercera sesión consecutiva, en tres jueves seguidos, el plenario del Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil tratará este jueves en Brasilia las últimas cuestiones sobre las que debe decidir relacionadas con Luiz Inácio Lula da Silva en la desarticulada operación judicial Lava Jato y en especial con la actuación del juez federal de Curitiba Sérgio Moro en los cuatro procesos que abrió contra el expresidente y en las condenas en que concluyó.
El juicio continuará con la discusión del 14 de abril y los jueces del STF decidirán si los expedientes de los procesos contra Lula, tramitados por Moro, deben remitirse al Tribunal Federal de Sao Paulo o al Distrito Federal (DF). El último jueves, por 8 contra 3 votos, habían decidido que el décimo tercer Tribunal Federal de la sureña ciudad de Curitiba resultaba incompetente para juzgar al fundador del Partido de los Trabajadores (PT), como había adelantado en su dictamen el relator del caso, juez Luiz Edson Fachin. Votaron a favor de la incompetencia de Moro: el juez, sentenciaron, cometió un error burocrático, de forma, al iniciar esos procesos en su jurisdicción, que no correspondía a estos casos.
Según Fachin, el exgobernante debe ser juzgado por el Tribunal Federal del Distrito Federal (Brasilia). Sin embargo, el juez Alexandre de Moraes discrepó en este punto porque cree que los procesos de Lula deben permanecer en la Justicia Federal de Sao Paulo. Ahora, los ministros definirán el destino de los cuatro procesos.
Por ese voto del pasado jueves, el exjefe de Estado recuperó sus derechos políticos y podría participar en la carrera por el poder en las elecciones presidenciales de octubre de 2022 como candidato del PT y rival de Jair Bolsonaro, que busca su reelección. Hoy, el actual presidente convocó a una manifestación para exigir el impeachment de los ministros del STF que rehabilitaron a Lula políticamente y cuestionaron a Moro, que fue el primer ministro de Justicia de su presidencia.
A la cuestión de forma zanjada el jueves se suma hoy una de fondo. Este último punto se relaciona con la sospecha de parcialidad del exjuez Sérgio Moro. Como efecto, el pleno puede confirmar o revocar el fallo de la Segunda sala, que ya consideró arbitrario a Moro en los procesos contra el exdirigente obrero. Los 11 jueces de la corte superior dirán si los 14 recursos del expresidente pierden fundamento tras la decisión del colegiado sobre la incompetencia del juzgado de Curitiba.
En apariencia, según fuentes judiciales y periodísticas, el plenario va a mantener la incompetencia de Moro (el juez cometió un error burocrático, de forma), que es el fallo de Fachin que confirmaron con la votación del jueves pasado. Pero en el plenario podrían dar vuelta, de manera directa, o vaciándolo de objeto procesal, al decidir que la incompetencia lo vuelve abstracto, el fallo de Sala II del mismo STF sobre la parcialidad del magistrado.
En el peor de los escenarios posibles, decidirían que en la cuestión de fondo, el juez Moro fue imparcial: si Lula hubiera estado dentro de su jurisdicción, la condena estaría firme, entonces.
Con lo que Lula sigue siendo inocente, pero le podrían abrir en Brasilia o San Pablo (dónde, lo votan hoy) los procesos que Moro erróneamente tramitó en Curitiba. Es decir, sería inválido el proceso, inválida la condena, pero no inválidas las pruebas de Moro. En el peor de los escenarios imaginables para Lula, el juez sorteado en sede ahora sí competente podría recibir el expediente de Curitiba, iniciar el juicio, dar por buenas las pruebas, escuchar a la defensa, y condenar él en tiempo récord a Lula. Siempre y cuando los delitos o la acción penal no hayan prescrito.
La decisión de hoy es clave para Lula y clave para la política brasileña del año y medio que falta para el 2 de octubre de 2022.
Con información de agencias.