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La leyenda dice que la reina Isabel la Católica juró no cambiarse de blusa hasta que Granada cayera en manos cristianas, pero la leyenda es falsa de principio a fin: la reina católica nunca hizo ese juramento y la gente en la Edad Media se lavaba mucho más de lo que pensamos.
Sin embargo, nuestra sociedad moderna se fue al extremo opuesto. Según un estudio del fabricante Electrolux, en Europa el 71% de las personas lava la ropa entre una y tres veces por semana. Durante la pandemia, los hábitos de lavado se mantuvieron prácticamente iguales, ya que el 68% de las personas declararon que la frecuencia con la que lavaban la ropa seguía siendo la misma, mientras que el 12% había reducido el número de veces que lo hacía.
Lavar la ropa con tanta frecuencia tiene graves impactos medioambientales y en muchos casos supone un derroche de energía. Esto propició la aparición del movimiento no-wash, que aboga por ducharse menos, lavarse menos el pelo con champú y, por último, lavar menos la ropa.
El impacto de poner el lavarropas
Durante los últimos 10 años, el número de prendas de vestir compradas por consumidor se duplicó. Se prevé que el consumo mundial de ropa aumente un 63%, pasando de los 62 millones de toneladas actuales a 102 millones en 2030. Toda esa ropa se lava una y otra vez, y con cada lavado, aumentan los problemas para el medio ambiente.
El impacto medioambiental de lavar la ropa se atribuye principalmente al consumo de agua y energía, el uso de detergente y la contaminación por microfibras sintéticas.
- Consumo de agua: los lavarropas consumen cantidades significativas de agua y energía durante el proceso de lavado. La cantidad de agua utilizada depende de factores como el modelo, el tamaño de la carga y el ciclo de lavado, pero está entre los 40 y los 50 litros por lavado.
- Consumo de energía: el consumo de energía se asocia principalmente al calentamiento del agua y al funcionamiento del lavarropas. La temperatura de lavado es un factor fundamental, ya que lavar a 60ºC puede consumir el doble de electricidad que a 30º. El IDAE estima que un lavarropas puede consumir 255 kWh al año.
- Uso de detergentes: los detergentes contienen varios compuestos químicos que pueden contaminar el agua cuando se liberan en el medio ambiente. Algunos detergentes pueden tener efectos fitotóxicos en las plantas, perjudicando su crecimiento y afectando a los pigmentos que captan la luz.
- Contaminación por microfibras: las prendas sintéticas, sobre todo las fabricadas con poliéster, pueden desprender microfibras durante el proceso de lavado. Estas microfibras pasan al desagüe y terminan en el medio acuático, contribuyendo a la contaminación por microplásticos de toda la cadena alimentaria.
El movimiento no-wash
Los movimientos no-wash (no lavar) y low-wash (lavar poco) sostienen que el lavado constante es innecesario para mantener la ropa limpia y sin olores. Además, argumentan que el lavado habitual contribuye al desgaste de las prendas, y por tanto al consumismo. En su lugar abogan por métodos alternativos más sanos y sostenibles para refrescar y cuidar la ropa:
- Limpieza de manchas: en lugar de lavar la prenda entera, eliminar las manchas cuando se producen usando bicarbonato, jabón, agua, vinagre y otros métodos.
- Aireado de las prendas: los malos olores pueden desaparecer dejando la ropa aireada por la noche.
- Congelación: poner la ropa en el congelador elimina a las bacterias y hongos responsables del mal olor.
- Sprays ecológicos para tejidos: un poco de bicarbonato disuelto en agua una botella pulverizadora elimina los olores de la ropa.
Los pioneros del movimiento comenzaron con los pantalones vaqueros. El CEO del fabricante Levi Strauss & Co. fue el protagonista de un agrio debate en Twitter en 2018 en el que recomendaba no lavar estas prendas a no ser que fuera absolutamente necesario y, en tal caso, hacerlo a mano. Esto hace que los vaqueros envejezcan mejor, se estropeen menos, no pierdan la forma y, además, es bueno para el planeta. Otros fabricantes se unieron al movimiento argumentando que se puede reducir el agua y el consumo de energía durante la vida de las prendas en un 80%.
En casos como el de la ropa interior, hay fabricantes que la comercializan tejida con partículas o hilos de plata. La plata es antibacteriana y sin bacterias, no hay olor. Aunque en el prospecto se indica que se pueden llevar durante una semana sin olor y sin problemas, periodistas de New York Magazine hicieron la prueba y redujeron el tiempo a unos pocos días.
Cómo ahorrar y contaminar menos en cada lavado
Según el estudio de Electrolux en Europa citado arriba, no siempre lavamos la ropa porque está sucia. Un 26% de los encuestados la lava porque le gusta la sensación de la ropa limpia. Aproximadamente la mitad de la gente la lava para eliminar o bien los olores o bien las manchas, algo que se puede eliminar sin necesidad de lavar, mientras que solo un 14% se preocupa por los gérmenes.
El mismo informe hace una serie de recomendaciones que coinciden en muchos casos con las del movimiento no-wash:
- Lavar a menor temperatura: lavar a una temperatura menor consume menos energía y hace que la ropa dure más tiempo. Las personas mayores suelen lavar a mayor temperatura que las jóvenes pero con los detergentes actuales, se puede lavar a 30º y obtener el mismo nivel de limpieza.
- Abandonar el detergente en polvo: el uso de detergente líquido (mejor si es ecológico) reduce la cantidad total de detergente que se desagua, con lo que se reduce la contaminación.
- Lavar con menos frecuencia: eliminar las manchas y los olores antes de lavar la prenda entera, y además dejar de separar por materiales y colores, con el lavado en frío no es necesario.
- Abandonar el suavizante: el suavizante de la ropa hace que huela mejor, pero es poco recomendable: cubre el tejido con una capa de silicona que lo hace menos transpirable, especialmente en los tejidos técnicos. Esto hace que duren menos, huelan peor, haya que lavarlos más y se reemplacen antes.