Nos ha pasado a todos: sentarnos en una posición durante un tiempo y que, de repente, la pierna se quede “dormida”. Ocurre a menudo y ni siquiera sabemos por qué. Y lo más curioso de todo es que hay un término médico que define esto: parestesia (proviene de las palabras griegas “asithesia”, que significa sensación, y “para”, que puede traducirse como anormal).
Este nombre describe la sensación de ardor u hormigueo que se siente después de sentarnos con las piernas cruzadas demasiado tiempo o quedarse dormido en una postura extraña. Es como sentir pequeñas gotas de lluvia fría o como si infinidad de minúsculos insectos se arrastraran por nuestra piel. La mayoría de las veces se relaciona con algo que tiene que ver con el flujo sanguíneo, pero en realidad aparece cuando se ejerce una presión sostenida sobre un nervio.
Cuando el hormigueo es temporal
La sensación de hormigueo suele aparecer sin previo aviso, en la mayoría de los casos es indolora y suele sentirse en las manos, los brazos, las piernas o los pies, aunque también puede aparecer en otras partes del cuerpo. Es una señal de que un nervio está “irritado” y envía señales adicionales. Debemos pensar en esta sensación como una especie de atasco en el sistema nervioso. Esta sensación suele desaparecer rápidamente cuando se alivia la presión (cuando cambiamos de posición, por ejemplo).
A lo largo de todo el cuerpo tenemos nervios “corriendo” que actúan como una especie de línea de comunicación entre el cerebro y las otras partes del cuerpo. Cuando el “tráfico” funciona sin problemas, pequeños impulsos eléctricos se mueven a lo largo de los nervios que van desde la columna hasta los brazos y las piernas. Estas sensaciones suben después por la médula espinal al cerebro.
Pero si se ejerce presión sobre una parte del cuerpo, esto interfiere temporalmente con la capacidad del nervio para comunicarse con el cerebro. Mientras se aprieta el nervio, también lo hacen las arterias que alimentan la sangre al nervio; este no puede funcionar durante mucho tiempo sin un suministro constante de oxígeno y glucosa. Como resultado, aparece una especie de entumecimiento en la extremidad afectada, junto con una sensación de hormigueo en la piel o pequeñas agujas.
Cuando se libera la presión cambiando de posición, la sangre regresa, causando la sensación de hormigueo o picazón. También ayuda mover las piernas o “sacudir” la mano y el pie dormidos. Esto puede ser suficiente para restablecer el flujo de sangre al área y detener el hormigueo. En estos casos, por tanto, el hormigueo es benigno y temporal. Sin embargo, no siempre es así.
Qué sucede cuando el hormigueo es crónico
Hay algunos casos en los que la parestesia no es temporal, no desaparece o, si lo hace, vuelve de nuevo. Es lo que se llama parestesia crónica y puede ser un signo de una enfermedad neurológica o un daño nervioso traumático. En este caso, la parestesia puede tener como causa diversos trastornos que afectan el sistema nervioso central:
- Un derrame cerebral o un mini derrame cerebral, cuando se corta el flujo de sangre al cerebro.
- La esclerosis múltiple, una enfermedad del sistema nervioso central que afecta en cómo se siente el cuerpo. El entumecimiento en la cara, el cuerpo o los brazos y las piernas es uno de los síntomas más tempranos y comunes de la enfermedad.
- Una lesión o accidente que afecta a los nervios.
- La diabetes, un trastorno del azúcar en la sangre que puede dañar los nervios con el paso del tiempo. Según la Asociación de Diabetes estadounidense, aproximadamente la mitad de las personas con diabetes tienen algún tipo de daño nervioso.
- La presión sobre el nervio ciático, que va desde la parte inferior de la pelvis hasta las nalgas y las piernas.
- Falta de ciertas vitaminas, sobre todo bajos niveles de vitamina B12, que juega un papel fundamental en la salud de los nervios.
- El síndrome del túnel carpiano, que es cuando el pequeño túnel que va desde la muñeca hasta la palma de la mano se estrecha y causa dolor y entumecimiento en el antebrazo, la mano y los dedos.
- El abuso de alcohol.
- Algunos medicamentos como ciertos antibióticos, anticonvulsivos y algunos tipos de quimioterapia.
¿Se puede tratar la parestesia?
En función de la causa, es posible poner remedio a este síntoma. Abordar la causa subyacente es el enfoque inicial del tratamiento. Para empezar, es importante responder a preguntas como:
- en qué parte del cuerpo se siente el hormigueo
- si está limitado a un lado del cuerpo
- si la sensación cambia a lo largo del día
- qué desencadena la sensación (calor, ejercicio, estar sentado, estrés, comida, etc.)
- si aparecen otros síntomas en la zona como dolor, enrojecimiento o hinchazón, etc.
- si se sufre alguna enfermedad crónica como diabetes
- si ha habido una lesión
- qué tipo de alimentación se sigue
Puede ser necesario, por tanto, considerar los problemas en el estilo de vida y revisar factores fundamentales como la alimentación, el consumo de alcohol y los medicamentos. Mantener una alimentación saludable, en la que no se incluya el consumo de alcohol y que sea alta en vitaminas y nutrientes, puede ayudar a mejorar los síntomas, aunque es probable que no los elimine por completo.
También es posible que el médico recomiende técnicas o ejercicios como estiramientos, que funcionan activando repetidamente los nervios. Si la parestesia persiste, incluso después de tratar la causa, la cuestión adquiere mayor importancia y exige la participación de otros profesionales.
M.Ch.