Alexander Stubb (55 años) candidato del partido conservador Kokoomus, a falta de terminar el recuento de votos, se posiciona para convertirse en el nuevo presidente de Finlandia en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del domingo.
Stubb partía como favorito en las encuestas que le daban un estrecho margen frente al exministro de Asuntos Exteriores, Pekka Haavisto, que se presentaba como independiente a pesar de estar afiliado al Partido Verde.
Con el 98% del recuento, Stubb habría ganado la segunda ronda de los comicios presidenciales con el 51,7% de los votos, frente al 48,3% conseguido por Haavisto, según informaba la cadena pública YLE.
Las elecciones presidenciales en Finlandia hacía años que no despertaban el interés que levantaron estos comicios, tanto a nivel nacional como internacional. En unas elecciones claramente marcadas por el reciente ingreso del país nórdico a la OTAN, los dos candidatos en la segunda ronda se mostraron con posturas muy parecidas en los asuntos de política exterior, marcada por un apoyo sin fisuras a Ucrania y en mantener una posición firme contra el actual Kremlin.
Estas elecciones tuvieron una relevancia significativa ya que a diferencia de en otros países europeos, la figura del presidente de Finlandia no es meramente representativa. En cambio, la oficina presidencial ganó peso político desde que Rusia invadió Ucrania en el 2022.
Como principal función en los próximos seis años, Stubb será el encargado de dirigir la política exterior del país nórdico junto con el gobierno, a excepción de los asuntos de la Unión Europea, que son gestionados por el primer ministro. Las competencias en seguridad nacional también recaen en la figura presidencial, que, a la vez, es el comandante superior de las fuerzas armadas. Además, desde que Finlandia pasó a ser miembro de la OTAN en el año pasado, Stubb será quien represente los intereses de Helsinki en las reuniones de la alianza de defensa.
De esta forma, el nuevo presidente del país nórdico tiene ahora la responsabilidad de sustituir al expresidente Sauli Niinistö tras doce años de mandato marcados por el incremento de las tensiones con Rusia y el fortalecimiento de la colaboración militar y en defensa con los países de la OTAN.
Históricamente, el presidente de Finlandia fue el encargado de mantener unas relaciones diplomáticas cordiales entre Rusia y el bloque de la alianza atlántica. De hecho, Niinistö seguramente fue el jefe de gobierno europeo que más veces se reunió con Vladimir Putin en los últimos años, pero también es una de las figuras que se expresaron con más contundencia en el rechazo a la invasión en Ucrania. Pero desde los comicios de este domingo, la política exterior finlandesa entró en una nueva etapa que tendrá que dirigir el nuevo presidente.
Política exterior y seguridad, temas clave en las elecciones
En este contexto, la seguridad nacional fue el tema clave de las elecciones, y en concreto, la amenaza que representa Moscú. Los finlandeses, además de estar indignados por la invasión en Ucrania, se muestran preocupados por el aumento de inmigrantes que llegan a través de Rusia, lo que llevó al país nórdico a cerrar por completo la frontera en el este del país desde el pasado mes de diciembre. De esta forma, la campaña de las elecciones presidenciales no estuvo en absoluto marcada por los debates típicos de la política interna del país (como el estancamiento económico o las huelgas sindicales), sino que los candidatos se centraron en la postura frente a Rusia y el nuevo rol del país dentro de la OTAN. En este sentido, costó encontrar diferencias entre los dos candidatos que pasaron a la segunda ronda, ya que fundamentalmente los dos se mostraron de acuerdo en la mayoría de asuntos de política exterior.
Un perfil distinto, pero la misma política exterior
Sin embargo, los expertos y analistas políticos destacaron que el carácter, la personalidad y la experiencia política de los candidatos fueron factores mucho más relevantes para los votantes.
De esta forma, con Alexander Stubb, Finlandia eligió a un presidente con un perfil más duro, representante del ala liberal del partido conservador que ahora gobierna. La investigadora en ciencia políticas en la universidad de Tampere, Aino Tiihonen, en una entrevista señalaba que Stubb pone más énfasis en “la UE y las relaciones de Finlandia con Estados Unidos, mientras que Haavisto se centró en la mediación de paz y las Naciones Unidas”. Tiihonen también señala que Stubb “mantiene una postura más centrada en la OTAN”. De hecho, durante la campaña, Stubb se mostró más abierto a la posibilidad de que Finlandia acoja de forma permanente tropas de la OTAN, o que se transporten o almacenen armas nucleares en el país, mientras que Haavisto se posicionó categóricamente en contra de estos puntos.
Stubb es una figura política conocida en los círculos de las instituciones de la Unión Europea, ya que se lo reconoció como un auténtico convencido del apoyo a la ampliación de la UE y de la profundización de la cooperación entre los estados miembros. Su carrera política empezó hace 20 años como miembro del Parlamento Europeo. Después de esta etapa, volvió a Finlandia donde ocupó varios cargos de ministro, y brevemente, el puesto de primer ministro entre el 2014 y el 2015. Tras este período, Stubb pasó a ocupar un cargo en el Banco Europeo de Inversiones, y en los últimos años estuvo apartado de la política. El mismo Stubb declaró que la decisión de volver a la primera línea política y presentarse como candidato estuvo marcada por su preocupación por el ataque de Rusia a Ucrania. En una entrevista con Reuters hace un mes, Stubb señaló que “Políticamente no mantendría ninguna relación con el presidente de Rusia ni con ningún dirigente político ruso hasta que termine la guerra en Ucrania”. Su imagen de hombre duro también fue reforzada por la pasión de Stubb por los deportes de alta exigencia física, como el triatlón. Además, al nuevo presidente también le gusta hablar sobre su patriotismo y su familia en Instagram y TikTok, y a menudo menciona que su hijo actualmente realiza el servicio militar en la ciudad de Raseborg.
En el otro lado, Peeka Haavisto durante la campaña se presentó como el candidato ecologista y defensor de una diplomacia menos beligerante pero igualmente dura con Rusia. Haavisto era la tercera vez que se presentaba como candidato en las elecciones presidenciales desde el 2012. Esta vez, tenía como credenciales políticas haber sido el ministro de Asuntos Exteriores durante el anterior gobierno de la primera ministra Sanna Marin, que lidió con la adhesión del país en la OTAN. Pero Haavisto también era conocido por su faceta de DJ en la vida privada y por estar casado con el peluquero de origen ecuatoriano, Antonio Flores. Precisamente, según una encuesta de la Universidad de Helsinki, un tercio de los finlandeses encuestados afirmaron no votarlo por su orientación sexual, un tema que causó un amplio revuelo en los medios de comunicación del país.
Quien quedó eliminado de la carrera electoral en la primera ronda el pasado 28 de enero fue el candidato del partido de los finlandeses, Jussi Halla-aho. Se había especulado con la posibilidad que el partido de ultraderecha y antinmigración que ahora mismo forma parte del gobierno pudiera pasar a la segunda ronda de los comicios. Sin embargo, su polémico candidato Halla-aho, populista y euroescéptico, quedó eliminado en la primera ronda al quedar en tercera posición con el 19 por ciento de los votos.