Los españoles votan este domingo en elecciones municipales y regionales que servirán de antesala para las generales en seis meses, en las que, según encuestas, el Gobierno progresista del presidente Pedro Sánchez podría caer derrotado frente a la oposición de derecha.
Unas 35,5 millones de personas estaban habilitadas para votar en alguno de los miles de centros de votación, que cerrarán a las 20 (las 15 en Argentina), a fin de renovar las autoridades de los municipios y de los Parlamentos, y por tanto gobiernos, de 12 de las 17 regiones del país.
Analistas dicen que si la coalición del Gobierno supera las expectativas y logra mantener el control de la mayoría de las regiones, esto indicará que las próximas generales serán muy reñidas y será un buen augurio para sus posibilidades de mantenerse en el poder.
Pero si, como pronostican las encuestas, se produce un giro a la derecha, el líder del Partido Popular (PP), la principal formación de oposición, Alberto Núñez Feijóo, podría “aprovechar este impulso” para llegar al poder en las elecciones.
Presidente -jefe del Gobierno- desde 2018, Sánchez, del partido socialista PSOE, llega a esta prueba electoral con desventajas: el desgaste del poder, así como la alta inflación - si bien menor que en la mayoría de los países europeos - y la caída del poder adquisitivo resultante.
El presidente del Gobierno emitió su voto en un colegio de Madrid, la capital, y luego pidió a la ciudadanía votar en “positivo” porque “más fuerte será la democracia y mejor será para las instituciones”, dijo, informó la agencia de noticias Europa Press.
Núñez Feijóo sufragó en otra escuela de Madrid, llamó a votar “masivamente” y dijo que a España le esperan “años complejos, años difíciles”, pero que cuanto más gobiernos fuertes tenga el país, más rápido saldrá “de los problemas económicos, institucionales y sociales que tenemos”.
La imagen del Gobierno ha sufrido por los reiterados enfrentamientos entre el PSOE y su socio de coalición, el partido de izquierda Podemos.
Núñez Feijóo ha buscado presentar las elecciones como un plebiscito sobre Sánchez, a quien acusa de estar subordinado tanto a la izquierda como a partidos independentistas del País Vasco y Cataluña, que suelen apoyar al gobierno para aprobar sus reformas.
“Vengo a pedir el voto a la España que quiere derogar el 'sanchismo' desde este mismo domingo”, lanzó Núñez Feijóo la noche del viernes en el acto de cierre de campaña en Madrid, usando el término con el que se refiere al gobierno.
De su lado, Sánchez hizo campaña sacando pecho del balance de su gobierno, sobre todo en materia económica o en la lucha contra la sequía y la gestión del agua, un tema cada vez más central en España, país europeo en primera línea frente al cambio climático.
“A España le sientan mejor las políticas socialdemócratas que las neoliberales, gestionamos mucho mejor la economía”, dijo Sánchez la noche del viernes en Barcelona.
De las 12 regiones que renovarán su Parlamento, 10 están dirigidas por los socialistas, ya sea directamente o en coalición.
El número de regiones que el PP consiga arrebatar a los socialistas determinará si Núñez Feijóo puede afirmar que ha ganado esta primera vuelta electoral y su triunfo a finales de año es inevitable.
El principal problema para el líder de la derecha es que probablemente necesite a la extrema derecha de Vox, tercera fuerza en el Parlamento nacional, para formar gobierno en algunas regiones, e incluso a nivel nacional en las generales.
El PP ya gobierna con Vox en la región rural de Castilla y León desde el año pasado, pero periódicamente se ve avergonzado por las posturas adoptadas por su aliado ultranacionalista, sobre todo en materia de aborto.
Consciente de que las elecciones generales se ganan con un discurso más centrista, Núñez Feijóo se ha esforzado en ofrecer una imagen de moderado y mantener a Vox a raya, pero un buen resultado hoy de la extrema derecha le complicaría las cosas.
La campaña para las municipales y regionales estuvo marcada en sus últimos días por escándalos de compra de votos por correo en varias localidades, que en ciertos lugares involucraron a cargos electos o candidatos socialistas.
Aunque fueron casos puntuales, significaron malas noticias para Sánchez, a quien le gusta comparar su gobierno con el anterior de derecha, que fue remecido por sonados escándalos de corrupción.
Con información de agencia Télam.