Alejandro Colomar, un informático de 29 años residente en Aldaia, en Valencia, se plantó desnudo en la entrada de la Ciudad de la Justicia, para sorpresa del equipo de seguridad que vigila el recinto, con la intención de asistir a un juicio como vino al mundo. “Iba a intentar entrar en pelotas”, dijo Colomar a la prensa a las puertas de los juzgados. El hombre había sido sancionado con varias multas por la llamada “ley mordaza”, precisamente por lo mismo, andar desnudo.
La Ley de Seguridad Ciudadana, conocida como Ley Mordaza, fue sancionada en 2015, durante el gobierno de Mariano Rajoy.
Su derogación fue uno de los principales compromisos que el Ejecutivo progresista adquirió con todos aquellos partidos que apoyaron la investidura de Pedro Sánchez. Sin embargo, a pesar de los acuerdos entre el PSOE y Unidos Podemos, la norma sigue vigente.
Alguno de los puntos más cuestionados son los que permiten el rechazos de inmigrantes en la frontera, lo que se conoce como “devoluciones en caliente”, la autorización para la la toma y difusión de imágenes por parte de las Fuerzas de Seguridad en manifestaciones, la entrada a domicilios sin el aval de un juez, y la detención de cualquier persona que perturbe el orden público de acuerdo a lo que considere la policía.
Otro de los puntos más controvertidos es que la ley avala la presunción de veracidad de los agentes de policiales que son utilizados como único testimonio en eventuales juicios.
Así, los agentes de la Guardia Civil que vigilan los accesos a la Ciudad de la Justicia obligaron este martes al joven a vestirse (llevaba ropa en una mochila) y uniformados de la Policía Nacional lo identificaron en la entrada principal del recinto, con centenares de personas asistiendo a la escena sorprendidos. Finalmente, tras una discusión con los agentes, el joven pudo acceder a la vista ante el Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 2 de la capital valenciana.
“A mí siempre me gustó, siempre fui a playas nudistas desde pequeño y nunca tuve ningún problema con la desnudez. Un día miré en internet que era legal y empecé a hacerlo. Me pusieron multas porque la policía no sabe las leyes básicamente”, explicó Colomar, que arrastra una condena por entrar desnudo en una comisaría pendiente de una recurso de casación ante el Tribunal Supremo. “Es muy probable que esto acabe en el Tribunal Constitucional”, dijo su abogado, Pablo Mora.
El letrado explicó que las multas que recibió su cliente son por una supuesta vulneración del artículo 37 de la 'ley mordaza', referido al exhibicionismo obsceno. “Lo hemos impugnado y hemos ganado alguna sentencia por vulneración de derechos fundamentales”, agrega. El abogado cifró las multas en ocho expedientes administrativos.
Una “manifestación de libertad”
“Lo que discutimos”, agrega el letrado, “es que el ir desnudo por la calle sea exhibicionismo obsceno, entendemos que no. Se entiende exhibicionismo obsceno masturbarse o hacer actos realmente obscenos, el mero hecho de ir desnudo entendemos que es una manifestación de la libertad ideológica de Alejandro”. Aunque también reconoce que es “interpretable”.
“La ley”, abunda Pablo Mora, “no es clara”. “Cuando se derogó el escándalo público en 1988, hay un vacío legal que tiene que ser cubierto teóricamente por una ordenanzas municipales que en la mayoría de los casos no los tienen”.
Su cliente, que teletrabaja para una empresa informática norteamericana, perdió la cuenta de las multas que ha recibido. “Calculo que unos 3.000 euros”, aventura en pelotas ante la Ciudad de la Justicia. “Estoy convencido que lo estoy haciendo bien y es la administración la que lo está haciendo mal y quiero demostrarlo”.
El hombre lamenta que recibió incluso amenazas en las localidades de la comarca de l'Horta Sud que recorre en cueros (tiene unos huertos para cultivar, según afirma). Para asistir al juicio, optó por acudir desnudo (aunque con una mochila con ropa de emergencia)
“Me están molestando cada vez que salgo desnudo por la calle, voy a demostrarles que puedo ir así y, ya que me molestan, yo les molesto”, concluye.