Entre flores y cánticos, miles de rusos dieron su último adiós este viernes a Alexéi Navalni, el fallecido líder de la oposición y crítico prominente de Vladímir Putin, en medio de estrictas medidas de seguridad dispuestas por las autoridades de Moscú.
Por la mañana, miles de personas se han congregado frente a la iglesia moscovita donde ha tenido lugar la despedida del líder opositor, fallecido hace dos semanas en una prisión ártica en circunstancias no esclarecidas. Los moscovitas han formado largas colas alrededor de la iglesia ortodoxa en el barrio moscovita de Mariino varias horas antes del inicio de la ceremonia fúnebre.
Entre los ciudadanos que han acudido a dar el último adiós a Navalni, desafiando las advertencias de las autoridades, hay personas de todas las edades, algunas de las cuales sostienen claveles y rosas rojas en sus manos. Con las aceras cubiertas de nieve, la gente ha esperado con paciencia el comienzo del acto ante la atenta mirada de un gran número de agentes policiales. “Navalni era la conciencia de la nación. Y aunque tengo miedo, he elegido la conciencia sobre el miedo y por eso estoy aquí”, ha dicho Svetlana, de 65 años, a la agencia EFE. Delegaciones diplomáticas europeas y de Estados Unidos han acudido al funeral.
Cuando el coche que transportaba el cuerpo ha llegado al templo para dar inicio al servicio fúnebre, una multitud ha aplaudido y ha coreado “Navalni”. Tras una breve ceremonia en la iglesia, en la que estaban presentes los padres del político y a la que la mayoría de los congregados no ha podido acceder, el féretro ha sido trasladado al cementerio para su entierro. Una vez allí, los allegados se han despedido del líder opositor y el ataúd ha sido depositado en la tumba mientras sonaba My Way de Frank Sinatra y la banda sonora de Terminator 2, su película favorita, según ha informado el equipo de Navalni.
Entretanto, muchos asistentes han marchado hacia el cementerio de Borísovo esperando poder acercarse a su tumba. Los vídeos muestran a gente con las flores en alto gritando el nombre del líder opositor y “gracias, Alexéi” así como consignas contra Putin y contra la guerra. “No olvidaremos” y “Rusia será libre” son algunos de los lemas que se han escuchado. Los medios rusos independientes han informado de la detención de una persona en un puente ubicado aproximadamente a mitad de camino entre la iglesia y el cementerio.
Los aliados del fallecido político han transmitido en directo desde el lugar de la despedida. Su viuda, Yulia Naválnaya, se ha despedido de su marido con un mensaje en X, ante la imposibilidad de acudir al entierro. “No sé cómo vivir sin ti, pero intentaré que allí, arriba, seas feliz y estés orgulloso de mí”, ha dicho.
Bajo la mirada del Kremlin
El Kremlin había advertido que serán castigados quienes participen en manifestaciones no autorizadas durante los funerales. “Queremos recordar que existe una ley que se debe cumplir: cualquier reunión no autorizada constituirá una violación de la ley”, ha dicho el portavoz de la presidencia rusa, Dmitri Peskov, en su rueda de prensa diaria. Ha agregado que los que participen en reuniones no autorizadas serán castigados en conformidad con las leyes vigentes.
Tanto junto al templo, donde está instalada la capilla ardiente, como en el cementerio, donde ha sido sepultado el político, se han instalado vallas metálicas y ha sido desplegado un importante dispositivo policial. En las farolas del cementerio se han colocado además múltiples cámaras de vigilancia y otros dispositivos que pueden servir como inhibidores de señal de internet y telefonía móvil.
La víspera, en las redes sociales rusas se difundieron avisos de algunas universidades a sus estudiantes para que no acudieran a manifestaciones relacionadas con Navalni bajo la amenaza de expulsión.
“A pesar de la intimidatoria presencia policial, del creciente matonismo del Estado, de todas las nuevas cámaras de CCTV para grabar sus rostros, miles de moscovitas salen a despedirse de Navalni en la mayor manifestación popular desde hace años. Dice mucho de su figura”, ha dicho en X (antes Twitter) el experto en Rusia Mark Galeotti.
La multitudinaria despedida tiene lugar dos semanas antes de las elecciones presidenciales en las que la victoria de Putin se da por descontada.
Obstáculos al funeral
Los días previos al funeral han estado marcados por la controversia. La familia de Navalni denunció durante nueve días la negativa de las autoridades de entregar el cadáver del político tras su deceso, y acusó repetidamente al Kremlin de presionarlos para que celebraran una ceremonia a puerta cerrada y sin público.
Las dificultades no acabaron cuando la madre del opositor pudo finalmente recoger el cuerpo de su hijo, de cuya muerte los allegados de Navalni culpan directamente a Putin. Desde hace unos días el equipo del opositor informa de obstáculos para organizar del funeral.
Primero, todas las agencias funerarias se negaron de ocuparse de las exequias. Luego, los correligionarios del político no podían acordar la fecha del funeral, porque “no había ni una persona disponible para cavar una tumba” el 29 de febrero, día elegido por la familia que coincidía con el discurso de Putin sobre el estado de la nación. Este mismo viernes, el equipo de Navalni informó por la mañana de que los familiares del opositor llegaron a la morgue para recoger el cuerpo del político, pero no pudieron hacerlo en un primer intento.
Tras haber sobrevivido a un envenenamiento atribuido a las autoridades rusas, Navalni, que tenía 47 años, regresó a Rusia en 2021 desde su exilio en Alemania y fue detenido nada más llegar y luego acusado y condenado en 2022 a nueve años de cárcel por “fraude y desacato a tribunales rusos”.
El portavoz del Kremlin no ha querido evaluar la figura de Navalni como político o enviar un mensaje a la familia del opositor, algo que le preguntaron los periodistas durante la rueda de prensa.