La música británica sufre los efectos del Brexit: menos giras, pocas audiciones y conciertos cancelados

Instrumentos retenidos en la frontera. Papeleo extra para vender una chapa. Más gastos en contables. Visados que no permiten improvisar. Conciertos, clases, audiciones, festivales cancelados. Giras europeas al alcance sólo de los más pudientes. Y un mundo cada vez más pequeño. Así es la vida después del Brexit para intérpretes, compositores, profesores de música, técnicos de sonido, DJs y productores de música británicos. 

La crisis de la música en directo que sufren los británicos en casa se ha unido a los límites para hacer tours en Europa, el escenario más cercano y natural para la mayoría hasta que entró en vigor el Brexit. “La UE es nuestro mayor y más cercano socio comercial y era fácilmente accesible para nuestros miembros”, explica a elDiario.es Dave Webster, director internacional de MU, un sindicato de músicos que representa a 35.000 trabajadores. “Los obstáculos para hacer tours son significativos”. 

Como los que provienen de cualquier otro país de fuera de la Unión Europea y no tienen ningún acuerdo especial, los artistas y sus equipos tienen ahora que tramitar con un coste cuadernos de admisión de mercancías si quieren viajar con equipo musical más allá de los instrumentos personales, deben adquirir un número de identificación comercial de la UE para vender camisetas, chapas, discos o cualquier otro objeto, y tienen restringida su actividad en parte de los países europeos a no ser que pidan un permiso de trabajo o un visado. El máximo de estancia de 90 días en un plazo de 180 días limita las posibilidades de hacer tours largos o aceptar ofertas fuera de calendario.

Los requisitos que han entrado en vigor tras el Brexit tienen un impacto especialmente notable para un tipo de trabajo más irregular y dependiente de los viajes que otras profesiones y en la que los pequeños no tienen recursos para asumir gastos y planificación. El acuerdo comercial de la UE con el Reino Unido de 2021 no incluyó ningún apartado para la música, lo que supone papeleos y costes extra para un sector donde es habitual trabajar de manera discontinua y constante en otros países vecinos. O al menos lo era hasta ahora.

 “Debemos encontrar soluciones a estos problemas si queremos mantener nuestra posición cultural y nuestras relaciones con nuestros vecinos en la UE”, dice Webster. Las peticiones de su grupo y otros, el testimonio de Elton John ante la Cámara de los Comunes y las negociaciones con el Ministerio de Exteriores británico no han tenido hasta ahora efecto. Y éste será uno de los asuntos en la larga lista de cuentas pendientes que el laborista Keir Starmer tendrá que afrontar si el próximo 4 de julio gana las elecciones generales.

Menos audiciones para británicos

La situación no ha mejorado pese a las advertencias antes y después de la entrada en vigor de las nuevas reglas. La Sociedad Independiente de Músicos (ISM, en sus siglas en inglés), un grupo de promoción de músicos y educación musical, ya ha hecho seis estudios sobre el impacto del Brexit y en el último casi la mitad de los encuestados dicen que tienen menos trabajo tras la salida del Reino Unido de la UE y más de un cuarto dicen que no lo tienen en absoluto. Una parte ya ha abandonado la música como profesión. 

Sus entrevistados aseguran que han perdido trabajo por no poder ir a festivales, que las óperas europeas son reticentes a aceptar audiciones de artistas británicos, que las escuelas de música no les llaman para dar clase y que pocos grupos pueden permitirse ahora hacer giras. 

Cada vez oigo a más artistas que están asumiendo el riesgo de hacer tours de manera ilegal, por ejemplo viajando sin instrumentos y después alquilándolo en Europa

El tiempo extra por el papeleo post-Brexit se convierte en un gasto más que se va añadiendo a la factura. “Ahora hace falta un día extra para viajar hacia y desde la UE, para tener suficiente tiempo en los controles de la frontera. Los retrasos pueden ser de una hora, de cuatro o de más. Esto significa que hay que salir un día antes para un tour en la UE, añadiendo un día extra para el alquiler de la furgoneta, un día extra para los amplificadores, un día extra de sueldos para todo el equipo y los músicos. Y lo mismo para la vuelta”, cuenta uno de los entrevistados. Otros explican que se pagan vuelos de vuelta al Reino Unido entre citas musicales en la UE para evitar que les cuente cualquier día sin trabajar para la estancia máxima autorizada. 

Los gastos en tiempo y en dinero se multiplican si se cruzan varias fronteras en la UE por la necesidad de certificados para los instrumentos que las policías nacionales no comparten, según se quejan los músicos. Hacer un duplicado puede costar más de 100 euros y sellar cada uno un tiempo extra difícil de calcular porque sólo se aceptan en puntos concretos de entrada designados para ello. Por ejemplo, no hay ninguno en la estación del tren en Londres que conecta el Reino Unido con Francia, Bélgica y Países Bajos y donde se hacen los controles de frontera habituales para quien viaja en tren a estos países.

Algunos optan por saltarse las normas. “Cada vez oigo a más artistas que están asumiendo el riesgo de hacer tours de manera ilegal, por ejemplo viajando sin instrumentos y después alquilándolos en Europa”, cuenta uno de los entrevistados. 

“Frustrantemente complicado”

No se trata sólo del coste, sino de la posibilidad de no llegar a tiempo, como les pasa hasta a bandas con más recursos, como el grupo de rock indie White Lies, que en 2022 tuvo que cancelar un concierto en París porque sus instrumentos y otros equipos se habían quedado parados en la frontera. 

Las orquestas de música clásica, que suelen tener un calendario con fechas muy estables, están más acostumbradas al papeleo, pero también sufren este obstáculo en un contexto ya complicado de recortes. “Es frustrantemente complicado de una manera que no tendría ser”, explica a elDiario.es Emma Stenning, la directora de la orquesta sinfónica de Birmingham. “Hay todo tipo de complejidad adicional ahora para mover los instrumentos por Europa, lo cual es innecesario. Pero nosotros seguimos adelante”. 

Su orquesta tiene una organización detrás para encargarse de la burocracia, pero esto supone un coste más en un tiempo en que se está apretando el cinturón porque el Ayuntamiento de Birmingham, que se declaró en quiebra hace unos meses, ha suprimido toda la financiación pública para la sinfónica de la ciudad.

Para los cantantes independientes, el Brexit ha sido un golpe económico que limita las oportunidades y en algunos casos les empuja a cambiar de carrera.

“El gran cambio ha sido para mi poder adquisitivo, que ha bajado de manera instantánea un 50%. La mayoría de mi trabajo ha estado durante mucho tiempo en la UE porque el mercado británico es mucho más pequeño. Hay muchísimos músicos, pero no hay muchas oportunidades”, explica a elDiario.es James Hall, contratenor especializado en música barroca que ha cantado en teatros y óperas por toda Europa, incluido en Palau de la Música en Barcelona, e interpretó a Farinelli en Broadway junto a Mark Rylance.

Hall cuenta su experiencia desde Países Bajos, donde ha estado unos meses de tour, y desde donde viajará de vuelta al Reino Unido en su día 90 en el continente de los últimos 180, es decir el máximo permitido. Este verano, tendrá que hacer la pausa obligada en el Reino Unido. Ya ha tenido que rechazar trabajo porque se pasaba del tiempo y hace poco un festival en Italia tuvo que rescindirle una oferta porque la organización ya había cubierto “el cupo de británicos”.

Hall dice que hay mucho talento ya dentro de la UE, pero habla también de la pérdida de “la colaboración cultural” en una comunidad donde ahora hay menos británicos: “En la música clásica, de la que puedo hablar, hay una comunidad continental en la que todos nos juntamos, aportamos distintas facetas de nuestras propias historias musicales para crear poco a poco algo moderno y contemporáneo de manera gradual a lo largo del tiempo. Los británicos ya no pueden estar de la misma manera por una decisión política administrativa”.

Hall, que también quiere pasar más tiempo con su familia en el Reino Unido, ha decidido dedicarse más a la enseñanza porque no hay suficientes oportunidades para cantantes como él en casa. “He tenido que dedicarme a un área de trabajo completamente diferente. Antes era sobre todo un cantante, iba a todos los sitios y podía actuar en todos los sitios. Ahora viajar es cada vez más caro porque no me dan más dinero para solicitar un visado. Viene de mi bolsillo cada vez, lo que es entendible. No esperaría que pagaran por mi visado. Pero la situación es exasperante”, explica. “Es una profesión irregular... Siempre ha habido periodos de vacas gordas y vacas flacas. Pero ahora es mucho más difícil unirse en los de vacas gordas. Sólo puedes por un periodo corto de tiempo”.

Tours “no viables”

El resultado de las nuevas trabas es que, desde la entrada en vigor del Brexit, la mitad de los que hacían tours por la UE sin barreras dicen que ya no es viable hacerlo, según una encuesta en 2023 de UK Music, la principal organización de productores musicales del país. 

Las giras se han desplomado desde 2019. “En comparación con lo que es ahora, es alrededor de un 70% menos”, explica a elDiario.es Tom Kiehl, el consejero delegado de UK Music. “El impacto es sustancial. En los primeros años tuvimos la pandemia de COVID y eso enmascaró algunos de los problemas porque la gente no podía viajar internacionalmente en cualquier caso”. 

Los obstáculos de papeleo y requisitos extra para cualquier músico proveniente del Reino Unido en la mayoría de los países de la UE afectan sobre todo a los grupos pequeños y cantantes independientes. “Las bandas y artistas de mayor tamaño todavía pueden hacer giras y tienen tanto el peso financiero como los recursos para utilizarlo, pero incluso para ellos se ha vuelto más complejo. Nuestra mayor preocupación siempre es más acerca de las estrellas ascendientes”, explica Kiehl, que insiste en que la “fluidez” es parte esencial del trabajo de artistas que empiezan y que se está perdiendo por el cierre de su principal mercado.

Esto no sólo afecta a los músicos, sino a los equipos de profesiones relacionadas, como ingenieros de sonido, escenógrafos, técnicos de iluminación, maquilladores y creadores de vestuario.

La industria musical supuso 6.700 millones de libras (7.800 millones de euros) para economía británica y empleó a más de 200.000 personas en 2022, según UK Music.

Pese al grupo transversal para la música existente en el Parlamento británico, múltiples encuestas entre músicos sobre el impacto negativo del Brexit y la caída de ingresos, el Gobierno conservador apenas ha dado pasos para aligerar la burocracia para la música.

Grupos que representan a músicos y orquestas han conseguido por su cuenta acuerdos con algunos gobiernos, como es el caso de España, que facilita la entrada de músicos de gira gracias a un acuerdo de 2021. Pero los representantes de la industria musical piden un pacto más general con la UE en lugar de país por país, que incluya un mínimo común sobre requisitos, papeleo y fiscalidad.

El Gobierno de Rishi Sunak ha preferido las negociaciones bilaterales en general, y no ha querido plantear una revisión de los acuerdos con la UE para facilitar la movilidad de algunos sectores por tipo de industria o por edad. 

El Partido Laborista de Starmer ganará las elecciones generales el 4 de julio tras 14 años de gobiernos del Partido Conservador, según las encuestas de intención de voto. En abril, Starmer dijo que luchará por un acuerdo para facilitar los viajes y aligerar la burocracia de los músicos.

“Se han puesto muchas esperanzas sobre una posible nueva administración con una posición diferente, más pragmática, para ver si podemos lograr algo”, dice Kiehl, de UK Music. “Aunque no creo que sea fácil, porque se necesitan dos para bailar el tango: se necesita que las instituciones europeas también reconozcan que hay que cambiar”.