“Se ha hablado mucho de mis pactos”, reconoce Pedro Sánchez en esta entrevista en la redacción de elDiario.es. “Yo he buscado votos hasta debajo de las piedras para sacar adelante avances y conquistas sociales que han sido buenos para la ciudadanía, mientras que el PP (Partido Popular) y Vox acuerdan prohibir las concentraciones contra la violencia machista, o el colmo de ver censura en eventos culturales”. El presidente del Gobierno español y candidato socialista defiende su gestión y la pone en contraste con lo que está pasando en decenas de gobiernos del PP y Vox, “el trailer de la película tenebrosa” que supondría la llegada de Feijóo y Abascal a La Moncloa.
Sánchez argumenta que no estamos ante unas elecciones más. “Esto no va de una contienda de partidos políticos”, “un Gobierno de PP y Vox sería un retroceso serio, grave, en derechos y libertades”. Y pide “el voto mayoritario de izquierdas, de centro y también de gente de derechas” para que España avance. “Los votantes del PP y de Vox son mejores que sus dirigentes”.
El empleo está en récords históricos y España es la economía que más crece y que menos inflación tiene entre los principales países europeos. ¿Cómo se explica que con estos datos el PP encabece prácticamente todas las encuestas?
No han sido tiempos fáciles, hemos tenido que afrontar una pandemia y tampoco estamos en un momento fácil como consecuencia de la guerra en Ucrania. Pero creo que el próximo 23 de julio, a diferencia de lo que sucede en otro tipo de elecciones, no es una contienda entre partidos políticos: esto va de decidir qué dirección toma España. Si toma una dirección de avance o una dirección de retroceso. En estas elecciones no nos estamos jugando la alternancia: la amenaza real es un gobierno de coalición entre Feijóo y Abascal, que evidentemente supondría un retroceso serio, grave, en derechos y libertades, como estamos viendo ya en algunos municipios y en algunas comunidades autónomas donde han pactado.
¿Llega tarde a luchar contra esa caricatura que ha hecho de usted la derecha con el “sanchismo”?
Yo creo que cada momento tiene su afán. El Gobierno de España y yo en particular lo que hemos hecho ha sido estar constantemente trabajando para responder y dar la cara a los problemas que han afectado a los ciudadanos y hacerlo de manera coherente con el acuerdo de investidura que firmamos los dos partidos. Siempre he dicho que soy un político de izquierdas, limpio, autónomo, y eso para determinados poderes es absolutamente inaceptable. Pero creo también que en este proceso electoral lo que tenemos que hacer es hablar de lo que realmente importa y preocupa a la gente. Primero, hacer un balance de lo que nos encontramos hace cuatro años y cómo está España hoy. Y en segundo lugar, cuáles son las propuestas que tenemos para los próximos cuatro años. Es lo que estamos haciendo y de hecho creo que esta campaña en positivo y propositiva del Partido Socialista nos hará ganar las elecciones el próximo 23 de julio.
Está dando usted entrevistas a muchos medios y programas a los que no había ido en esta etapa como presidente. ¿Debería haberlo hecho antes? ¿Por qué no lo hizo?
He denunciado siempre la desproporción entre lo que representan la presencia de opiniones de derechas o de ultraderecha respecto a la marginación que se le ofrece a todas las aproximaciones al debate progresista. Y no corresponde esa opinión publicada con la opinión pública, la opinión de la gente, la sociología de nuestro país. Pero a partir de ahora lo que tenemos que hacer es hablar del balance y de las propuestas de futuro.
Yo me encontré este país con tres principales retos. El primero es el empleo: [había] menos de 19 millones de afiliados a la Seguridad Social y hoy tenemos casi 21 millones. Dos, la corrupción. Teníamos una costra de corrupción con la financiación irregular, con la Gürtel y también con la Operación Kitchen. Hoy, en cambio, tenemos un gobierno intachable, ejemplar y que ha puesto freno y dado una respuesta contundente a cualquier problema de falta de ejemplaridad que se pudiera producir en nuestro país.
Y finalmente, la cuestión catalana: nos encontramos un país quebrado. Hasta 2019 veíamos contenedores ardiendo en Barcelona y hoy tenemos un conflicto encauzado, donde la primera fuerza política es la que representa Salvador Illa. Por tanto, creo que tenemos una política ahora mismo limpia, un país que convive y un país que avanza con un fuerte crecimiento económico y con una fuerte creación de empleo.
Hablaba de la cuestión catalana. Es evidente que hoy está bastante mejor que hace cinco años, después de algunas medidas como los indultos. ¿Hay decisiones que hay que tomar pensando en el medio plazo, aunque a corto plazo le puedan costar votos?
¿He tomado decisiones arriesgadas, he tomado decisiones que hay ciudadanos también progresistas que no han entendido inicialmente? Pedí ese voto de confianza y creo que hoy efectivamente tenemos la situación en Cataluña encauzada. Ahora que hemos conocido esta sentencia del Tribunal General de la Unión Europea a Puigdemont y también al resto de huidos independentistas catalanes, vemos cómo la ultraderecha y ese PP ultraderechizado echan de menos la Cataluña de Puigdemont. Yo reivindico la Cataluña de Salvador Illa y esa Cataluña lo que quiere es convivir, es avanzar en derechos y libertades y no retroceder a tiempos pasados, a 2017 o 2019, cuando vimos efectivamente arder contenedores en Barcelona.
Creo que hay dos elementos muy importantes: la economía española está creciendo, estamos creando empleo, y estamos solucionando problemas como es el de Cataluña. ¿Vamos a volver atrás? Por eso yo estoy convencido de que la ciudadanía española nos va a confiar el voto mayoritario en estas elecciones. Teniendo en cuenta que no va de una contienda de partidos políticos, sino de qué dirección toma España, pido el voto no solamente para aquellos votantes tradicionales del Partido Socialista. Pido el voto para todos aquellos votantes de otras opciones políticas, incluida la del Partido Popular, que están avergonzados de los acuerdos con Vox y con Abascal. Pido el voto mayoritario de izquierdas, de centro y también de gente de derechas que sé que me van a dar un voto prestado, pero que desde luego lo hacen porque hay una cosa que nos une a todos y a todas, y es que España no retroceda, que España avance. Y eso es lo que nos estamos jugando. No es la alternancia. Hay que decirle con nuestro voto sí al avance. Y decirle a Feijóo que con Abascal no, que así no, que con Abascal nunca. Y eso también tenemos que hacerlo el próximo 23 de julio.
Puigdemont ha asegurado que alguien de su partido le ofreció un indulto si primero se entregaba y cumplía un tiempo en prisión. ¿Le consta esa oferta? ¿Se hizo con su autorización?
Puigdemont era un problema hace cinco años, hoy es una anécdota. Y la palabra de Puigdemont vale lo que vale su declaración de independencia. Es papel mojado. Pero lo que sí que es cierto es que hay una coincidencia entre Feijóo, Abascal y Puigdemont y es que quieren que cuanto peor, mejor.
El PP y Vox añoran la Cataluña de Puigdemont. Y Puigdemont añora la España gobernada por la derecha. Imaginémonos una derecha y una ultraderecha que han dicho –Abascal en este caso– que la solución en Cataluña es resolverlo a bofetadas. Nosotros queremos construir convivencia, queremos construir cohesión.
¿Qué ha faltado en esta legislatura? ¿Qué medidas hubiese puesto en marcha si hubiera tenido una legislatura más tranquila, sin una pandemia, sin una guerra?
Hemos hecho 200 leyes muy importantes, que han sido 200 proezas, porque hay que recordar que estamos hablando de leyes de un gobierno de coalición en minoría parlamentaria, con lo cual hemos tenido que ganar votaciones hasta incluso en el minuto 93 o en el minuto 95, como pudo ser la reforma laboral. La tarea que tenemos ahora por delante es la de consolidar y culminar esas reformas. Es decir, que esas 200 leyes que ahora mismo están en el Boletín Oficial del Estado formen parte del día a día de los ciudadanos.
Hay muchísimas cuestiones que han quedado en el tintero, pero que vamos a poner en marcha a partir del 23 de julio. Ahí está la ley de paridad, la ley de familias, todo el despliegue de la ley de vivienda… Tenemos que hacer de la vivienda la gran causa nacional durante los próximos cuatro años para aumentar la vivienda protegida, sobre todo para nuestros jóvenes y reducir la edad de emancipación.
También tenemos que aprobar una ley de plazos de tiempos máximos para la prestación de servicios y eso va a llevar a que podamos, por ejemplo, fijar en 60 días como máximo la realización de consultas externas especializadas en el sistema nacional de salud o de 15 días para la atención psicológica a los jóvenes menores de 21 años. En definitiva, lo que queremos es reducir y garantizar con plazos máximos la prestación de servicios que son muy importantes.
¿Pero se va a poder mejorar la sanidad simplemente prohibiendo las listas de espera? ¿No es una cuestión de recursos?
Es de recursos y nosotros hemos aumentado los recursos de la sanidad pública, de la dependencia, hemos revertido los recortes del Sistema Nacional de Dependencia perpetrados por la administración de Rajoy. Hoy tenemos los mismos recursos destinados a la economía de los cuidados. Hemos también reforzado los servicios en la Seguridad Social, hemos revalorizado las pensiones... En definitiva, hemos reconstruido todo ese andamiaje debilitado por la derecha durante sus años de gobierno. Lo que nos toca ahora es mejorar la eficiencia en la prestación de esos servicios públicos. Y ese es el compromiso que vamos a garantizar con esta ley de tiempos máximos en la prestación de servicios. Por ejemplo, que prestaciones tan importantes como es la prestación por desempleo o las vinculadas con el Sistema Nacional de Dependencia se puedan percibir en un tiempo máximo de 30 días. No es tanto volver a aprobar otras 200 leyes, sino consolidar y culminar las leyes que hemos aprobado y las políticas sociales y económicas que hemos implementado durante estos últimos cuatro años.
¿Le gustaría que Felipe González defendiera su candidatura con la misma fuerza que lo está haciendo el expresidente Zapatero?
Como secretario general del Partido Socialista yo he hecho lo mismo que hizo José Luis y que hizo Felipe González. El Partido Socialista ha sido –a mi juicio, lo es–, la gran fuerza política transformadora de nuestro país, con nuestros aciertos y con nuestros errores. ¿Qué quiero decir con esto? Que cuando Felipe González llegó a la Secretaría General del Partido Socialista le acusaron de las mismas cosas que acusaron a José Luis cuando era presidente del Gobierno o me están acusando a mí.
¿El felipismo y el zapaterismo?
Sí, pero no solamente eso. Nos acusaban de que éramos comunistas, de que éramos radicales, de que éramos extremistas... El socialismo democrático es una fuerza política reformista y eso es el ADN de los liderazgos y de la acción del Gobierno de Felipe González y de José Luis Rodríguez Zapatero. Yo me siento muy agradecido y muy honrado de que haya ministros de aquella época que reconozcan la labor de este gobierno, también de la Ejecutiva federal y la mía como secretario general del Partido Socialista. Y estoy profundamente agradecido a las palabras de apoyo y el compromiso de José Luis Rodríguez Zapatero. Y Felipe González solamente puede tener mi reconocimiento, mi cariño y mi aprecio, que siempre le he profesado tanto en privado como en público.
¿Pero le parece casual que Felipe González coincida con Feijóo en que hay que dejar gobernar a la lista más votada?
Es que el PP siempre tiene este acuerdo tan inflexible en el fin, pero tan flexible en las formas. Y es que gobierne siempre el Partido Popular. Pues oye, si eres segunda fuerza política en Extremadura, hombre, ¡cómo no vas a pactar con Vox para ser elegido presidente o presidenta, en este caso de Extremadura!
Yo creo que estas no son unas elecciones que representen una mera contienda entre partidos políticos: aquí nos estamos jugando algo mucho más serio, más importante, y es si España avanza, si continuamos siendo una referencia de valores, de solidaridad, influyente en debates globales como pueda ser por ejemplo la transición ecológica, el cambio climático o la igualdad entre hombres y mujeres. Creo que España tiene la gran responsabilidad y la gran oportunidad de demostrarnos a nosotros mismos, al mundo y a Europa, que podemos parar a los ultraderechistas y también a aquellos que se han ultraderechizado, como es el Partido Popular de Feijóo.
En un país que es referencia en transición ecológica, que recibe un montón de dinero en inversión verde o que es ejemplo en políticas feministas, ¿ver a líderes en instituciones decir que las mujeres son más agresivas que los hombres porque no tienen pene? Es igual de responsable el partido político que lo propone y el partido político que con sus votos permite que esa gente esté al frente de instituciones. Debería darles vergüenza el intercambiar sillones por principios, derechos por votos.
Se ha hablado durante estos últimos años mucho de con quién he pactado yo para lograr conquistas sociales y esta es la gran diferencia. Yo he pactado y buscado votos hasta debajo de las piedras para sacar adelante avances y conquistas sociales que han sido buenos para el conjunto de la ciudadanía, para gente que incluso ni me ha votado, pero que está de acuerdo en que el salario mínimo interprofesional suba al 60% del salario medio, que hay que revalorizar las pensiones o que hay que aprobar una ley de eutanasia.
Esta gente [PP y Vox] está acordando prohibir las concentraciones de violencia machista, cambiando las concejalías de Igualdad por concejalías de Familia, como si la igualdad y las familias fueran conceptos absolutamente antitéticos. O diciendo claramente que son negacionistas climáticos y las primeras decisiones que toman son, por ejemplo, paralizar las obras de carriles bicis. O llegar hasta el colmo de ver la censura en eventos culturales. A mí me parece que nos estamos jugando mucho, demasiado, como para que el 23 de julio no salgamos a los colegios electorales y le digamos al PP que así no y a Vox, que no, y que digamos, entre todos, sí al avance.
Dice que nos jugamos algo más que la alternancia si gobierna el PP con Vox. ¿Cree que un gobierno de esas características puede suponer un retroceso democrático, como ha pasado en otros países europeos? Es decir, que la siguiente alternancia, si llega a gobernar la extrema derecha, esté en riesgo.
Lo estamos viendo en Europa. Hay gente bienintencionada que puede pensar que al estar en Europa vivimos en un sistema democrático de valores, de respeto, de derechos fundamentales. Pero en Europa, desgraciadamente estamos viendo retrocesos e involuciones muy serias en países que empezaron quitando las banderas LGTBI de fachadas de los edificios públicos y que han acabado identificando al colectivo LGTBI con movimientos proxenetas. Esto lo hemos visto y no hace 20 o 30 años, hace muy poco tiempo, en nuestro continente europeo.
Hay sesudos analistas que dicen: 'Bueno, pero esto no influye en el comportamiento electoral'. Como si realmente lo que nos estuviéramos jugando es si influye o no en el comportamiento electoral. El deber de toda fuerza política es poner pie en pared ante este tipo de involuciones. No sé si esto dará o no rendimiento electoral, pero ¿que voy a hablar de ello durante todos los días de la campaña, de esta involución que representa a Feijóo y Abascal, de este tráiler de película tenebrosa que estamos viendo? Por supuesto que sí, porque es un compromiso político que supera lo que pueda representar yo como secretario general del partido y también como presidente del Gobierno de España. Con todo lo que hemos hecho durante estos años, con todo lo que hemos consolidado durante estos últimos 40 años, España no se merece tener un gobierno que, como estamos viendo, están pensando en censurar obras de teatro de Lope de Vega.
¿Funciona el miedo a Vox como estrategia electoral? Sé que es una cuestión de principios, me acaba de decir, pero ¿no le preocupa que esto pueda concentrar el voto en el PP, como ocurrió en las elecciones andaluzas?
Está la ultraderecha y están los ultraderechizados, y el PP se ha ultraderechizado. Es así cuando un partido político abre la puerta a decir que lo que sucedió fue un divorcio duro o que es verdad que existe la violencia intrafamiliar o acepta el debilitamiento de las estructuras de diálogo social, como estamos viendo por ejemplo en Castilla y León. Un partido político que asume, no por acción sino por omisión, el negacionismo climático o que pone al frente de instituciones a antivacunas es tan responsable como aquellos que proponen a estas personas. Y le voy a decir una cosa que a lo mejor resulta un poco llamativa, pero después de escuchar y ver a estas personas al frente de las instituciones, yo estoy convencido de que los votantes del PP y Vox son mucho mejores que sus dirigentes y por eso creo que es importante pedir el voto, y estoy convencido de que va a ser así, de mucha gente que incluso no ha votado al Partido Socialista, pero que no quiere esa España de Feijóo y Abascal.
¿La defensa de Doñana da votos o en algunos ámbitos los puede quitar? ¿Por qué le cuesta a la izquierda explicar las políticas medioambientales en el mundo rural?
Yo niego la mayor: creo que el medio rural y los agricultores y agricultoras y ganaderos y ganaderas son los primeros que están sufriendo los efectos del cambio climático. Hay mucha gente concienciada también en Doñana, gente que tiene sus regadíos legales desde hace mucho tiempo, que están muy preocupados por la deriva de la Junta de Andalucía y este negacionismo climático por acción u omisión de Vox y del PP. Yo creo que el planteamiento que hay que hacer en muchas ocasiones no es tanto el corto plazo, sino el medio y el largo plazo. Y esta batalla de Doñana la vamos a ganar, de hecho ya está ganada desde el punto de vista legal.
Pero le pongo otro ejemplo: el del Mar Menor, en Murcia. Un lugar donde la derecha y la extrema derecha han logrado el 60% de los votos. ¿Por qué la izquierda en un sitio donde hay un ejemplo tan evidente de a dónde llevan las políticas que no tienen en cuenta el medio ambiente no consigue convencer a los ciudadanos?
Pues habrá que convencerlos y habrá que seguir denunciando lo que están haciendo en el Mar Menor y habrá que acabar con esos intereses espurios que evidentemente están detrás de buena parte de lo que está pasando en el Mar Menor. No sé si dará más o menos votos, pero que yo voy a defender el Mar Menor, que voy a defender el Parque Nacional de Doñana y que voy a hacer de la transición ecológica uno de los ejes vectores de transformación y de oportunidades para nuestro país, no le quepa duda.
¿Y es compatible luchar contra la crisis climática y mantener el mismo estilo de vida y el mismo nivel de consumo que tenemos hoy?
Es evidente que tenemos que adaptarlo. La ciencia, la innovación nos da muchas capacidades para poder adaptarnos a un contexto y a una realidad climática diferente. Creo que las administraciones públicas pueden contribuir a esa adaptación, a ese cambio de usos, por ejemplo, y en una cuestión tan evidente como la movilidad sostenible, como la utilización de un vehículo nada peligroso, al menos para la mayoría social de nuestro país, salvo para el PP y para Vox, como es la bici. Yo no sé qué amenaza ven en la bici para este frenazo que están dando a la construcción de carriles bici en nuestro país.
Hablemos de empleo. Ha dado por hecho, junto a la vicepresidenta Calviño, que España puede lograr el pleno empleo y bajar el paro al 8%. ¿Es factible? ¿En qué plazos?
En cuatro años. Si podemos llegar a ese 8% es porque hemos hecho una política económica que nos ha permitido que haya dos millones de afiliados y afiliadas a la Seguridad Social más en estos últimos cuatro años.
Me he quedado bastante sorprendido con Feijóo cuando dice que él crearía un millón de empleos más. Pero bueno, si hemos creado dos, ¿por qué vamos a crear uno solo? Vayamos a por dos más, ¿no? Y creo que además, si continuamos con esta política económica, lo podemos hacer. Creo que tenemos que apostar claramente por la formación profesional y tenemos que seguir reforzando y fortaleciendo todo nuestro sistema educativo y universitario. La propuesta que llevamos en nuestro programa electoral es que hagamos gratis los estudios universitarios y también la formación profesional superior a aquellos estudiantes que aprueben a la primera. Y esto también nos mete en un concepto que creo que es muy importante, el de la meritocracia: el de quitar todos estos obstáculos para que se active el ascensor social y que una persona, con independencia de cuál sea su apellido y el origen familiar y el tamaño del bolsillo de sus familiares pueda llegar a desplegar todo su potencial y tener todas las oportunidades que merece y demanda.
Yo creo que esa idea de la meritocracia bien entendida y no la que utiliza el Partido Popular con sus apellidos múltiples, pues creo que es por la que tiene que abogar la izquierda y es por la que abogamos nosotros. Por lo tanto, en primer lugar, la empleabilidad. En segundo lugar, continuar con todas estas inversiones que estamos haciendo en la nueva economía y en la modernización del tejido productivo más tradicional de nuestro país. Y finalmente, lo que tenemos que hacer es que ese crecimiento venga acompañado de políticas sociales. Una de las grandes lecciones que yo creo que hay que extraer de estos cinco años es que la política económica basada en la cohesión social no solamente es más equitativa, sino que es más eficiente.
En su anterior programa electoral plantearon una profunda reforma fiscal. Hay incluso un Libro blanco que elaboraron varios expertos que se ha quedado en el cajón. ¿Por qué no se ha hecho esta reforma?
A ver, se lo digo en plan sarcástico, porque entonces no tendríamos justificación para pedir la reelección. No podemos hacerlo todo en esta legislatura, hemos hecho 200 leyes. Ya se nos olvida, pero la pandemia nos hizo caer en diez puntos el Producto Interior Bruto y creo recordar que la última vez en términos históricos que España sufrió una caída de esos de ese volumen probablemente fue la Guerra Civil. Pues mantuvimos el empleo, mantuvimos la actividad empresarial y mantuvimos el pulso económico de nuestro país.
Hemos tenido que hacer frente a lo inimaginable y creo que efectivamente tenemos que hacer, entre otras, una reforma fiscal. Pero es cierto también que hemos ido incorporando en ese andamiaje de la justicia fiscal algunos elementos importantes como es el impuesto a las grandes fortunas, el impuesto a las grandes energéticas y el impuesto a las grandes entidades financieras.
Los beneficios de las compañías han crecido más del 20% en 2022 y en general, a lo largo de esta legislatura, ha habido más crecimiento de los beneficios económicos que del poder adquisitivo de los ciudadanos, que en muchos casos ha disminuido. ¿Tendría que haber hecho más su gobierno para frenar esto?
Sin duda, siempre es poco y creo que además no hay que caer en la autocomplacencia. En muchas ocasiones hablamos de las cifras macro, pero los ciudadanos y ciudadanas dicen 'bueno, ¿pero qué pasa con la cesta de la compra o qué pasa con la factura de la luz?'. Hemos hecho un enorme esfuerzo. Recuerdo que uno de mis primeros compromisos, una vez que empezó antes incluso de la guerra, fue garantizar que los ciudadanos iban a pagar una factura de la luz de media semejante a la de 2018. Creo que eso lo hemos cumplido incluso ahora y hasta incluso en algunos casos es menor gracias a la solución ibérica que el Partido Popular y Vox quieren derogar. No lo van a hacer porque no van a llegar al gobierno, pero...
Si se mantienen en Moncloa, ¿mantendría la solución ibérica?
Por supuesto, nosotros lo que queremos es una gran reforma del mercado eléctrico en Europa, pero en el ‘mientras tanto’, pues esta intervención del mercado viene bien. Pero por responder a su pregunta, evidentemente creo que la reforma laboral nos ha permitido volver a situar, después de muchos años, en el centro la negociación colectiva. De ahí el diálogo social, de ahí el acuerdo salarial entre sindicatos y patronal. También la subida del salario mínimo interprofesional. Nuestro compromiso es incorporar en el Estatuto de los Trabajadores que el salario mínimo sea el 60% del salario medio para que nunca más haya retrocesos. Otro elemento que hemos incorporado es muy importante en aras a lo que usted indica es el Observatorio de Márgenes Empresariales, porque eso va a incorporar transparencia en cada uno de los sectores y por tanto se abrirá un debate de cómo distribuimos esa riqueza y ese crecimiento entre la empresa y los trabajadores y trabajadoras. Ese es mi compromiso también para la próxima legislatura.
Feijóo ha dicho este viernes que España es un “problema desde el punto de vista del déficit y de la solvencia de la UE”. ¿Es responsable de hacer este tipo de comentarios para la imagen de España en el exterior? ¿Tiene España realmente un problema de deuda, como asegura la derecha?
En absoluto, y además está ahí la evolución de la prima de riesgo. Y ahí están los datos y las previsiones económicas, ayer mismo de la AIReF, que nos sitúa en unos niveles de crecimiento económico del PIB que cuadruplica la media europea. La deuda al final y las capacidades que se tienen para poder pagar los intereses tienen todo que ver con el crecimiento económico y España está liderando el crecimiento económico en Europa. Hemos crecido por dos años consecutivos más del 5%: 5,5%. Es verdad que en estos años el señor Feijóo ha dicho que entrábamos en recesión, ¿no? Yo creo que han jugado al ‘cuanto peor, mejor’. Es un clásico, una norma en la derecha española. Es verdad que en este último tiempo es incluso aún más hiriente porque no hemos vivido tiempos fáciles, hemos tenido que afrontar una pandemia, la emergencia sanitaria y posteriormente las consecuencias sociales, económicas de esta guerra y de esta crisis humanitaria que estamos viendo en Ucrania.
Cuando en plena pandemia fui a Bruselas a pedir una respuesta solidaria que nos trajo 140.000 millones de euros de los fondos europeos, el Partido Popular estuvo en Bruselas precisamente diciendo que no fuera posible y que pusieran a España unos deberes y unas reformas absolutamente draconianas. Posteriormente vino la solución ibérica e hicieron otro tanto de lo mismo, defendiendo los intereses de las grandes corporaciones energéticas. Luego fueron a Bruselas cuando España había acordado la reforma de las pensiones para decir que ellos se oponían a esa reforma de las pensiones, que definitivamente lo que hacía era instaurar la revalorización de las pensiones por ley y reconstruir el Pacto de Toledo. Y ellos fueron a Bruselas a decir que no, por tanto no me esperaba una declaración positiva sobre España.
España va a terminar este año como la principal economía europea con el déficit más bajo, si nos comparamos con Francia, con Alemania. Estamos reduciendo la deuda pública y hay que recordar por qué aumentamos la deuda pública, que fue, entre otras cosas, para los ERTES, para los [créditos] ICO, para los avales y las ayudas directas a los trabajadores autónomos... Y, sí, hubo una cosa que efectivamente hemos tenido que incorporar a la deuda pública, que fueron los 30.000 millones de euros del rescate financiero y de la Sareb que tuvimos que incorporar. Y eso viene de la anterior administración, la del Partido Popular. Y una última cosa: viniendo ese reproche de un dirigente que durante 14 años en la Xunta de Galicia lo que hizo fue triplicar la deuda pública. Pues me parece que tiene la credibilidad que tiene.
¿Se pueden hacer políticas feministas sin molestar a algunos hombres? ¿No es como decir que se pueden hacer políticas de defensa de los trabajadores sin molestar a la patronal?
Nunca he dicho eso.
Pero dijo usted que había algunos hombres en el entorno…
No lo he formulado nunca en esos términos y es bueno también decir las cosas como fueron y como se han dicho. Yo lo que he dicho es que el machismo dice que el feminismo va contra los hombres. El machismo dice eso. Y yo digo que no, que el feminismo, al contrario, es una causa que nos interpela a todos, fundamentalmente a las mujeres y a los hombres que creemos en una causa que entra de lleno en los derechos humanos, como es la igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres. Y, efectivamente, contra el machismo tenemos que luchar todos. Lo que he defendido siempre y lo que he practicado siempre son políticas transversales en favor de la igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres y discursos amplios que integren. Eso es lo que reivindico.
Pero en una reciente entrevista aseguró que desde que las políticas del Ministerio de Igualdad habían provocado que algunos hombres se quedaran molestos con el feminismo.
No, lo que digo es lo siguiente, insisto una vez más, es que el feminismo es una causa que nos interpela a todos: las mujeres lideran, los hombres, caminamos junto con ellas, pero tenemos que hacer discursos amplios. Y hay muchos hombres, al igual que hay muchas mujeres, la mayoría, que estamos a favor de esos avances y de esas reformas y de esas conquistas en favor de la igualdad real efectiva entre hombres y mujeres. Es que este gobierno ha hecho una política feminista notable. Sobresaliente, diría yo. Cuando hablamos del salario mínimo interprofesional es que el 60% son beneficiarias, son mujeres. Cuando hay una reforma laboral que estabiliza la contratación, estamos hablando de mujeres fundamentalmente, también de jóvenes. O cuando estamos hablando de la revalorización de las pensiones, también son mujeres jubiladas. Y cuando hablamos del Pacto de Estado contra la violencia de género, ¿de qué estamos hablando? Pues de pasar de 80 millones a 320 millones de euros.
Pero más allá de todo esto, creo que lo importante es no olvidar qué es lo que tenemos enfrente y es gente que está cuestionando la igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres. Lo cuestiona de manera indirecta cuando dice 'no, esto de las cuotas y la paridad es un invento que va contra la meritocracia', como si ver hombres todos puestos en una foto significara que si no hay mujeres es porque no lo han merecido. O cuando dicen que hay que quitar el género de la de la calificación de violencia. La amenaza es tan real y es tan firme que creo que merece la pena hacer esos discursos amplios. Y yo, desde luego, lo voy a hacer. Lo he hecho desde que soy secretario general del Partido Socialista, desde que tengo el honor de ser presidente del Gobierno y desde luego lo seguiré haciendo durante los próximos cuatro años.
Una reciente sentencia del Tribunal Constitucional que condena a la Administración de Murcia ha vuelto a poner sobre la mesa que hay provincias y autonomías donde el derecho al aborto no se cumple. ¿Por qué su gobierno no ha sido capaz de poder solucionar este problema incluso en autonomías donde el PSOE gobierna? ¿Dónde está el escollo?
Creo que tenemos que poner todos los recursos y toda la voluntad política para garantizar un derecho que está reconocido por ley. Y desde luego ese será un compromiso que yo seguiré desplegando los próximos cuatro años.
Usted ha reconocido lo ocurrido con la ley del ‘sí es sí’ como uno de sus principales errores de esta legislatura. ¿Por qué ocurrió? ¿Qué pasó con la elaboración de esa ley para que nadie del Gobierno detectara esas rebajas de penas indeseadas para violadores?
La ley del ‘sí es sí’ es una buena ley. Es un avance feminista que hay que reconocer y que las izquierdas deben reconocer. Y yo así lo hago. Es una ley que plantea una respuesta a una realidad que sufren muchas mujeres en nuestro país. El año pasado, por ejemplo, hubo 3.600 condenas con pena de prisión por agresiones sexuales. En nuestro país las agresiones sexuales existen, se dan, hay que hacerlas visibles y hay que poner encima de la mesa recursos y medios y atención para prevenirlas y también para proteger y atender a las mujeres víctimas de esas agresiones sexuales. Esto lo hace la ley del sí es sí. Presta recursos económicos, plantea alteraciones de la jornada laboral y también de la prestación por desempleo a víctimas de las agresiones sexuales, plantea recursos y atención especializada psicológica para las víctimas de agresiones sexuales y creo que es una buena ley. Es un avance en la igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres, pionera en muchos ámbitos. A partir de ahí, hubo un efecto indeseado de un error que se produjo en el Código Penal, sin duda alguna. Y yo asumí esa responsabilidad en primera persona. Pedí perdón a las víctimas de las agresiones sexuales y puse encima de la mesa una respuesta que ha cerrado, digamos, esa situación indeseada. Usted me pregunta por el tiempo. Yo traté de persuadir a mis socios de gobierno, en este caso a la ministra de Igualdad, que teníamos que tomar una decisión de manera urgente y de manera rápida. Desgraciadamente no pude sacar adelante esta reforma del Código Penal con la ministra Irene Montero, pero esa reforma del Código Penal sí se aprobó y creo que ha sido la mejor manera de defender, insisto, una buena ley. Porque es una buena ley.
¿Se ha explicado suficientemente el cambio de posición sobre el Sáhara? ¿Qué ofrece Marruecos a cambio para España?
Son dos elementos, dos preguntas que usted hace. La primera sobre el Sáhara Occidental. Lo que está haciendo el Gobierno de España es plantear una de las opciones que está reconocida en las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que también está siendo seguida por los principales aliados de España. No solamente estamos hablando de Estados Unidos, sino también de las principales naciones europeas: Francia, Alemania y otras tantas. Y en segundo lugar, no nos olvidemos nunca: la solución tiene que hacerse en el marco de Naciones Unidas y tiene que ser aceptada por las partes implicadas en el conflicto.
En cuanto a Marruecos. Yo creo que es un país con el que tenemos unas relaciones que trascienden, digamos, aquellas vinculadas con la proximidad geográfica. Marruecos para la economía española, para muchas empresas de nuestro país, representa la puerta de entrada en el continente africano. Tenemos unas relaciones y una concentración de inversiones y de relaciones comerciales con Marruecos que no tenemos con ningún otro país africano.
Y además de eso tenemos que colaborar con ellos para hacer frente a al desafío del terrorismo, la seguridad y lógicamente, el control de los flujos migratorios irregulares. Y creo que los datos están ahí: el aumento en las relaciones comerciales y la inversión en Marruecos se ha incrementado de manera significativa, al igual que la reducción de los flujos de inmigración irregular se está produciendo durante estos últimos años. El esfuerzo de colaboración y cooperación entre Marruecos y España está dando sus frutos, porque no solamente estamos reduciendo esa migración irregular, sino que también estamos salvando vidas
¿Pero no ha habido muchos virajes en su política migratoria?. Usted inauguró la Legislatura con el ofrecimiento del Aquarius y durante su mandato ha habido devoluciones de menores y también una crisis como la que le costó la vida a una treintena de personas en Melilla.
Creo que se homologan situaciones que son muy diferentes, todas dramáticas, pero muy diferentes. Fíjese, yo le voy a dar algunos datos respecto a lo que usted plantea. En estos últimos cuatro años una empresa pública que no tienen otros países europeos, pero sí España, que es Sasemar, ha salvado la vida de casi 150.000 seres humanos.
Desde que llegamos al Gobierno de España hemos hecho modificaciones del Reglamento de Extranjería para reconocer derechos y sacar de la exclusión social a los menores extranjeros no acompañados que han sido estigmatizados por la derecha y la ultraderecha y hoy tienen derechos y pueden trabajar. Y no estamos hablando de una cifra menor, estamos hablando de en torno a 8.000, 12.000 jóvenes en nuestro país. Este gobierno, cuando yo llegué a la presidencia, aumentó la plantilla de la Oficina de Atención a Refugiados y las peticiones de asilo. Este gobierno es el quinto país de la Unión Europea que más refugiados ucranianos está acogiendo. Este Gobierno puso en pie el hub europeo para poder acoger y hacer el tránsito de todos aquellos refugiados afganos y sobre todo afganas que huían de la toma de Kabul por parte de los talibanes.
Hemos sufrido situaciones muy duras, muy complejas, muy difíciles, que han sido dramas humanos que desde luego nosotros condenamos. Pero eso no implica que el Gobierno no haya sido coherente en su política migratoria.
La entrevista completa a Pedro Sánchez: