La primera fase consistió en el bombardeo masivo de zonas enteras para ‘ablandar el terreno’ a la invasión terrestre. La segunda, la entrada de los soldados, el desmantelamiento de Hamas y el control del territorio en zonas clave. Ahora, en palabras del portavoz del Ejército, Daniel Hagari, “la guerra cambió de fase” a un escenario de ataques más selectivos, reducción de tropas y disminución de la intensidad de las operaciones.
Este nuevo escenario, sin embargo, no es inmediato y se irá aplicando en función del progreso en las dos fases anteriores –a un elevado coste humano: 23.200 muertos, el 85% de la población desplazada y 500.000 personas (de un total de 2,2 millones) que no tendrán casa a la que volver por la destrucción masiva de edificios–. “No se trata de anuncios espectaculares. La transición se hará sin ceremonias”, ha dicho el portavoz al diario The New York Times.
El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, señaló que la ofensiva de Israel está pasando de “la fase de guerra de intensas maniobras” hacia “diferentes tipos de operaciones especiales”. Está por ver si esa transición a la tercera fase es real o si es resultado de las presiones internacionales sobre Israel, sobre todo de EEUU que, aunque apoya la ofensiva en Gaza, quiere que Israel reduzca la intensidad y la masacre de su ofensiva. Pese a que en el norte disminuyeron los bombardeos y los combates, Israel intensifica su ofensiva en el resto de la Franja, especialmente en el sur, cerca de Jan Yunis, según informó el propio Ejército en un comunicado.
El think tank estadounidense Institute of War señaló que “la tercera fase de las operaciones israelíes en la Franja de Gaza, tal y como se describieron, probablemente permita a Hamas reconstituirse militarmente”. “Israel degradó varias unidades en el norte, pero las fuerzas militares de Hamas no fueron derrotadas ni destruidas. Milicias palestinas siguen operando en el norte y atacaron a las fuerzas israelíes en zonas donde Israel degradó a las unidades locales”, señalan los expertos del centro.
Avances en el norte
El think tank estadounidense explica que las milicias palestinas siguen informando de los ataques en el norte a sus cuarteles generales cuando sus combatientes regresan a las zonas de retaguardia. “Los retrasos en los reportes pueden indicar una pérdida de las estructuras de mando y control sobre algunas unidades”, pero eso no equivale a la victoria, advierte.
En el norte de la Franja, Israel asegura que ha desmantelado los 12 batallones de Hamas que operaban en la zona y algunos analistas señalan que los militares israelíes ya no están desplegados de manera permanente en toda la zona, sino que se han movido al área más cercana a la frontera con Israel.
“Hemos completado el desmantelamiento de la infraestructura militar de Hamas en el norte de la Franja de Gaza. Ahora nos centramos en desmantelar a Hamas en el centro y sur de la Franja”, afirmó el domingo Hagari, aunque sugiriendo un cambio en las tácticas: “Lo haremos de forma diferente, a fondo y basándonos en las lecciones que hemos aprendido de los combates hasta ahora”.
“A medida que se reduzcan las operaciones, sin duda será más fácil garantizar que los civiles no sufran daños y también garantizará que pueda llegar más ayuda a las personas que la necesitan”, señaló el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, durante su parada en Qatar de la gira por Oriente Próximo que este martes le ha llevado a Israel. “También es muy importante que, en la medida en que las operaciones continúen, se diseñen en torno a la protección de los civiles y en torno a hacer llegar la ayuda humanitaria a las personas que la necesitan, y no al revés. Eso también formará parte de nuestras conversaciones de esta semana”.
La situación humanitaria de la población civil que ha permanecido en el norte es especialmente delicada. Los suministros no llegan y la destrucción es absoluta. Al menos dos tercios de todas las construcciones en el norte de Gaza han quedado destruidas, mientras que en el resto de la Franja la cifra aproximada es del 33%. La agencia AP señala que la tasa de devastación es peor que en Alepo (Siria) y Mariúpol (Ucrania).
En sus órdenes de evacuación, Israel advirtió que todo el que se quedara podría ser considerado “cómplice de los terroristas”. Un vídeo publicado esta semana por Middle East Eye correspondiente al 24 de noviembre y geolocalizado por elDiario.es en Ciudad de Gaza muestra cómo un grupo de civiles con banderas blancas trata de cruzar una calle y es recibido a tiros (en el vídeo no se puede ver quién es el atacante). En el vídeo, una mujer que iba de la mano de un niño con una bandera blanca recibe un disparo y cae desplomada en el suelo.
La batalla en el sur se endurece
Pero mientras algunos hablan de reducción de intensidad de las operaciones, la realidad sobre el terreno es muy diferente. La Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) informa de que el lunes “se intensificaron los fuertes bombardeos israelíes desde tierra, mar y aire en gran parte de la Franja de Gaza”. Solo entre la tarde del domingo y la del lunes murieron 249 palestinos.
“La ofensiva en el área central de Gaza y Jan Yunis está causando un rápido incremento de las bajas con consecuencias devastadoras para decenas de miles de civiles, muchos de los cuales ya habían huido de Ciudad de Gaza y la zona norte”, señala la OCHA en su informe diario.
El organismo de la ONU denuncia ataques a refugios de Médicos Sin Fronteras (que, según la ONG, no había recibido orden de evacuación previa) y de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), así como la detención de algunos trabajadores humanitarios.
El organismo informa también de que Israel ha rechazado solicitudes de movimientos coordinados de la OCHA y la OMS (Organización Mundial de la Salud) para entregar suministros médicos urgentes a la farmacia de Ciudad de Gaza y al Hospital Al Awda de Yabalia. Israel también ha rechazado entregas de agua y combustible en la capital.
Al Mawasi, una zona humanitaria cuestionada
1,9 millones de personas (el 85% de la población) se han visto forzados a abandonar sus hogares huyendo de la destrucción. 1,4 millones de ellos se refugian en 155 escuelas de UNRWA, muchas de las cuales han sido directamente golpeadas por la artillería israelí. En total, 63 de estas escuelas han sido atacadas. En cuanto a instalaciones médicas, solo 13 de los 36 hospitales de la Franja permanecen operativos: nueve en el sur y cuatro en el norte (donde no llegan los suministros).
Israel designó a finales de octubre una “zona humanitaria” en Al Mawasi (suroeste de la Franja –marcado en morado en el mapa–) ampliamente criticada por la comunidad internacional. Se trata de un territorio principalmente no urbanizado pegado a la costa y convertido en un campamento improvisado.
“¿Cómo puede una zona ser segura en una guerra si ha sido decidida de manera unilateral por una parte en el conflicto?”, se preguntaba el director de UNRWA, Philippe Lazzarini. “Solo puede promover la falsa sensación de que será segura”.
Según el periódico Times of Israel, la zona no tiene agua corriente, baños, las agencias humanitarias no están presentes y las tiendas de campaña ofrecen escasa protección frente al invierno. “Estas órdenes de reubicación no son más que una cortina de humo de seguridad. Si se quedan, los matan; si se mueven, los matan”, ha denunciado el director de Save the Children para Palestina, Jason Lee.
Ante las carencias de la “zona humanitaria”, la inmensa mayoría de los refugiados, más de un millón, están actualmente en el extremo sur de la Franja, en la ciudad de Rafah, donde se encuentran hacinados sin alojamiento y donde el alquiler de casas ha subido un 800% respecto a su precio normal.