Los ciudadanos de Países Bajos eligieron un nuevo parlamento este miércoles en unas elecciones de las que saldrá un nuevo primer ministro tras más de una década con Mark Rutte en el poder y en las que las encuestas igualan a la derecha y a un bloque de izquierdas, con la amenaza de la ultraderecha.
¿En qué consisten y por qué son importantes?
Los votantes holandeses acuden a las urnas este 22 de noviembre para unas elecciones parlamentarias convocadas tras la caída, el pasado mes de julio, de la coalición de gobierno saliente, liderado por Mark Rutte, el segundo líder de un país de la Unión Europea con mayor tiempo en el cargo hasta ahora, por detrás del húngaro Viktor Orbán.
El veterano liberal-conservador, parte inherente de las cumbres de la UE desde 2010, fracasó a la hora de superar “diferencias irreconciliables” en política migratoria en su frágil coalición cuatripartita y, poco después de dimitir, anunció su renuncia a la política nacional.
La marcha del gran superviviente de la política holandesa supone que, por primera vez en 13 años y cuatro gobiernos de coalición más tarde, Países Bajos tendrá un nuevo líder. Sin embargo, es muy difícil saber quién será.
Cuatro partidos luchan por el liderazgo en las encuestas: el Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD) de Rutte, una alianza laborista y verde (GL/PvdA), el ultraderechista y islamófobo Partido por la Libertad (PVV) de Geert Wilders y Nuevo Contrato Social (NSC), una formación completamente nueva liderada por un popular exdiputado cristianodemócrata.
Sin embargo, no parece que ninguno de ellos vaya a obtener más del 20% de los votos y, como siempre, el próximo gobierno holandés –que siempre juega un influyente papel en la Unión Europea y la escena internacional– surgirá solo tras unas negociaciones para formar coalición que bien podrían durar meses.
¿Cuál es el panorama político y cómo funciona el sistema?
El Parlamento holandés tiene 150 diputados, lo que significa que un gobierno necesita 76 escaños para formar mayoría. Ningún partido la consigue solo, y Países Bajos ha estado gobernado por coaliciones desde hace más de un siglo.
Las elecciones parlamentarias son cada cuatro años (o antes, si los gobiernos fracasan) y se designa una representación proporcional, de acuerdo con una lista de candidatos, aprobada previamente, para una sola circunscripción electoral a nivel nacional: toda formación que obtenga un 0,67% de los votos, tiene un escaño asegurado.
De forma alterna con la cámara baja, los 75 miembros del Senado también se eligen cada cuatro años a través de los 12 consejos provinciales de Países Bajos. Un gobierno necesita poder garantizar un apoyo mayoritario en la cámara alta para aprobar nuevas leyes.
En las últimas décadas, la política holandesa ha estado marcada por un fuerte descenso en el apoyo a los partidos que habían gobernado históricamente, desde el centroderecha a la izquierda, cuya cuota de votos ha disminuido desde más del 80% en los años 80 a superar por los pelos el 40% en la actualidad.
Es una tendencia notoria en toda Europa. En Países Bajos, ha ido en paralelo a una espectacular proliferación de pequeños partidos: hay 20 formaciones con representación en el parlamento saliente; esta vez se presentan 26, y hasta 18 podrían obtener un escaño.
¿Quién se presenta y cuáles son sus formaciones?
El partido VVD, liberal en lo económico y en lo social, de Mark Rutte lo lidera ahora la ministra de Justicia saliente, Dilan Yesilgöz- Zegerius, que llegó a Países Bajos como una niña refugiada pero quiere reducir drásticamente la inmigración y espera ser la primera mujer en convertirse en primera ministra del país.
El VVD quiere introducir un sistema de refugiados de dos niveles, abolir la residencia permanente, permitir la ciudadanía únicamente después de 10 años, contener los alquileres y dar un impulso a la construcción de vivienda privada. Previamente había dicho que no descartaba una coalición con la ultraderecha, pero desde entonces ha retrocedido un poco.
El partido NSC, que tiene tres meses de antigüedad, está liderado por Pieter Omtzigt, un combativo exdiputado cristianodemócrata conocido por tumbar el Gobierno de Rutte en 2021 por un escándalo relacionado con las ayudas al cuidado de los niños. Ha evitado decir si sería primer ministro si gana su partido.
Omtzigt se centra en la “buena gobernanza” y “hacer política de otra manera”. Quiere restringir la inmigración, hacer una reforma tributaria y mejorar la seguridad financiera para las familias con bajos ingresos; y ha dicho que podría formar una coalición con los otros dos partidos mayoritarios, pero no con la ultraderecha.
La alianza de izquierda GL/PvdA entre el Partido Laborista y los ecologistas de Izquierda Verde la lidera el excomisario Frans Timmermans, un antiguo peso pesado de la UE que ha prometido restaurar la confianza en la política y construir un futuro más sostenible y una Europa más fuerte.
Las políticas de la alianza incluyen el incremento del salario mínimo y una prestación complementaria, el aumento de impuestos a las grandes empresas y personas con altos salarios, inversión en energía limpia y aislamiento, la formación de “consejos ciudadanos”, limitar los alquileres e impulsar la vivienda social.
El Partido por la Libertad (PVV), de ultraderecha e islamófobo, de Wilders terminó en tercer lugar en las últimas elecciones, pero hasta ahora ha estado excluido de las coaliciones, aunque prestó brevemente apoyo parlamentario al primer gabinete de Rutte en 2010.
Wilders, cuyo programa pide un “alto” al asilo y la prohibición de “escuelas islámicas, coranes y mezquitas”, se ha mostrado recientemente más conciliador en un intento por atraer a posibles socios de coalición.
Hay varios partidos minoritarios con experiencia previa en coaliciones que podrían formar parte de una posible coalición de izquierda o de derecha, incluidos los cristianodemócratas (CDA), los liberales progresistas D66 y la Unión Cristiana (CU), que basa sus políticas en la biblia.
Partidos con intereses especiales, incluidos los animalistas (PvdD) y los pensionistas (50+), abundan, pero hay otros actores clave a los que estar atentos: el populista Movimiento Campesino-Ciudadano (BBB), que, tras su formación en 2020, se subió a la ola del gran enfado rural por políticas verdes del Gobierno hasta el punto de alzarse de forma imprevista con el primer puesto en las elecciones provinciales de este año.
Aunque el porcentaje de voto que le pronostican ha bajado desde entonces del 22% al 6%, aquellos resultados de marzo lo dejaron como el partido en solitario con mayor representación en el Senado; y por tanto, de un interés considerable como un compañero de coalición valioso o, al menos, un aliado.
¿Qué asuntos están sobre la mesa?
El Gobierno anterior cayó por un proyecto de ley para reducir el número de solicitantes de asilo; y la inmigración, incluidos los trabajadores extranjeros, sigue siendo un asunto clave, al igual que la crisis habitacional holandesa: un informe encargado por el Gobierno sugiere que el país está falto de 390.000 viviendas.
La transición verde, y quién la pagará, es también una cuestión prioritaria en la agenda política, sumida en un acalorado debate en el segundo mayor exportador agrícola del mundo, especialmente en cuanto a cómo reducir a la mitad los niveles ilegales de emisiones de nitrógeno y para cuándo.
Por otro lado están los escándalos del Gobierno: retrasos en la compensación a las víctimas de los terremotos sobre el enorme yacimiento de gas de Groningen; 20.000 familias a las que se acusó erróneamente de defraudar con las ayudas a los niños, a menudo por motivos étnicos, también han empujado a un primer plano la falta de confianza en la política.
¿Qué pasará después de la votación?
Dado el estado de alta fragmentación en la política holandesa, es tan importante saber qué coaliciones son posibles como saber quién gana. Los diputados primero nombran a un informador, que tantea a los partidos e identifica posibles alianzas.
Una vez encontrada una coalición viable, un formador –habitualmente, el líder del partido mayoritario– comienza a negociar y elabora un acuerdo de coalición formal. La última vez el proceso completo batió récords, con una duración de 271 días.
Entonces, ¿cómo será el nuevo gobierno?
Sinceramente, puede pasar cualquier cosa. Mucho dependerá de quién acabe primero. Las medias de las encuestas sitúan actualmente al VVD con un 18% y a la alianza GL/PvdA justo detrás con un 16%, al mismo nivel que el NSC y con el PVV un punto por detrás. Dados los márgenes de error y el gran número de votantes indecisos, los cuatro están prácticamente empatados.
El BBB está en en un 6%, seguido por el D66 con un 5%. El CDA, PvdD, la formación de extrema izquierda Partido Socialista (PS) y la ultraderechista Foro para la Democracia (FvD), todos, en torno a un 3%; y los demás, a la cola.
Una posibilidad es una alianza directa entre VVD, GL/PvdA y NSC, que se considera más probable si gana GL/PvdA, pero tal vez menos en caso de una victoria de VVD o NSC.
Si el VVD queda primero, los expertos prevén una constelación de derecha que probablemente incluiría al NSC y al BBB. Las encuestas sugieren que se trataría de un gobierno minoritario, pero podría llegar a un acuerdo parlamentario con Wilders.
Si gana el NSC, querría excluir a Wilders, lo que lo dejaría ante una potencial constelación de seis partidos, con el VVD, BBB, CDA y un par de partidos minoritarios que le permitirían alcanzar la más ajustada de las mayorías, de 76 escaños.
Traducción de María Torrens Tillack.