La extrema derecha alemana se llevó su primera derrota tras las grandes manifestaciones en su contra

Kate Connolly

Berlín —

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El partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) fue derrotado por poco en su primera prueba electoral desde que salieron a la luz las revelaciones de su participación en un plan para la deportación masiva de extranjeros, a las que siguieron enormes protestas en toda Alemania. Su candidato perdió contra un rival conservador en una elección administrativa de distrito cuya importancia resuena mucho más allá del área local.

En una reñida segunda vuelta en el distrito de Saale-Orla, en el estado sudoriental de Turingia, el candidato de AfD, Uwe Thrum, perdió ante su rival democristiano (CDU), Christian Herrgott, por 4,6 puntos porcentuales. La votación, en la que unas 66.000 personas estaban llamadas a las urnas, es interpretada como un indicador de si la movilización de la sociedad civil contra el partido antiinmigrante AfD desde las recientes revelaciones sobre el plan de deportación afectó o reforzó la popularidad del partido.

Thrum obtuvo el 47,7% de los votos, frente al 52,3% de Herrgott. Hace dos semanas, Thrum obtuvo el 45,7% de los apoyos, frente al 33% de Herrgott y se creía que este último tenía pocas posibilidades de alcanzarlo, y superarlo. La movilización de votantes de todos los partidos en un intento de mantener a la AfD fuera del poder resultó en una participación mayor del 69%, lo que permitió a Herrgott, que tiene raíces locales, lograr avanzar hasta derrotar a su rival.

Los observadores siguieron de cerca la votación en Saale-Orla para ver si los votantes de AfD y CDU reaccionarían al debate nacional acudiendo a las urnas en mayor número o si los partidarios del partido de extrema derecha se abstendrían, ya que cuanto mayor fuera la participación, más posibilidades se pensaba que tendría la CDU.

Un 'súperaño' electoral

La votación se considera el preludio de un súper año electoral para un estado gobernado por una frágil alianza liderada por Bodo Ramelow de la extrema izquierda Die Linke, los socialdemócratas y los Verdes. Las elecciones europeas están previstas para junio, así como las elecciones para la mayoría de los cargos a nivel local y de distrito, donde AfD –con alrededor del 36% de los votos en Turingia– podría lograr avances considerables. Las elecciones de septiembre en ese estado alemán se consideran el arranque de las parlamentarias previstas en 2025.

Otros partidos tradicionales se comprometieron a no formar gobierno con AfD, lo que mantendrá al partido ultraderechista fuera del poder. Pero la pregunta es por cuánto tiempo será sostenible esa posición.

Este mes, periodistas de investigación revelaron que dirigentes de AfD habían discutido planes para la expulsión masiva de extranjeros y ciudadanos no asimilados de Alemania, en caso de que el partido llegara al poder. Las figuras de AfD se unieron a miembros de la escena neonazi, partidarios de la CDU y empresas conocidas por financiar a la extrema derecha en una residencia en Potsdam, el pasado noviembre. Estaban allí para escuchar a Martin Sellner, líder del movimiento identitario de extrema derecha austriaco, hablar sobre la filosofía de la llamada “remigración” o desplazamiento masivo y la viabilidad de implementarla.

La dirección de AfD se distanció de la política y acusó a sus oponentes de liderar una campaña de difamación en su contra. Pero las revelaciones provocaron una implacable ola de protestas en toda Alemania, en las que participaron más de un millón de personas. El revuelo se extendió a Austria, donde durante el fin de semana se celebraron manifestaciones contra la extrema derecha en tres ciudades.

El apoyo al AfD parecía haberse reducido la semana pasada en aproximadamente un 1,5%, pero con un 21,5% es el segundo partido más popular después de la CDU, y muy por delante de los tres partidos de la coalición de centro izquierda del canciller alemán Olaf Scholz, que juntos están en las encuestas alrededor del 32%.

Las elecciones de de Saale-Orla estaban siendo seguidas muy de cerca por todo el espectro político. Llegan después de unas elecciones similares en el estado [land] de Turingia el verano pasado, en las que el candidato de la AfD, Robert Sesselmann, logró el primer puesto de administrador del condado del partido en Sonneberg. La victoria, en una ciudad de 56.800 habitantes, se consideró un hito simbólico para el partido.

La victoria fue elogiada por Björn Höcke, líder de AfD en Turingia, considerado la figura más extremista del partido y vigilado por la agencia de inteligencia nacional alemana. Junto a Sesselmann y el colíder federal del partido, Tino Chrupalla, Höcke dijo a sus seguidores: “Esto no hizo más que empezar, es sólo el principio”.

En julio, la AfD ganó la alcaldía de la ciudad de Raguhn-Jeßnitz. En diciembre, un candidato independiente apoyado por el partido se hizo con la alcaldía de Pirna.

Al igual que Sonneberg, Saale-Orla es el típico territorio de AfD. Es rural, poco poblada y carece de infraestructuras. Los salarios son bajos y muchos se ven obligados a desplazarse al vecino y próspero estado de Baviera para trabajar. Las encuestas indican que el enojo local con el gobierno de Ramelow en la capital de Turingia, Erfurt, así como con el gobierno federal de Berlín, es mayor que en otras partes del este de Alemania.

Thrum, de 49 años, carpintero cualificado, es considerado un discípulo cercano de Höcke y más radical que Sesselmann, que se codea abiertamente con grupos de extrema derecha, incluido el movimiento Reichsbürger. Según admitió él mismo, Thrum mantuvo contactos con el autoproclamado príncipe Heinrich XIII Reuss, líder de un complot para derrocar al Gobierno que quedó al descubierto en diciembre de 2022.

Thrum hizo campaña sobre temas como la reducción de impuestos, la inmigración ilegal, la prohibición del lenguaje inclusivo y la reducción del gasto en defensa.

Höcke había dicho que una victoria de Thrum sería un barómetro de las posibilidades de la AfD de ganar los comicios de septiembre, lo que a su vez serviría de trampolín hacia el Gobierno federal, que la colíder federal del partido, Alice Weidel, dijo la semana pasada que sería posible a partir de 2029.

“Desde nuestra posición en el este, cambiaremos toda la república”, dijo Höcke, pronosticando su propia elección como jefe del Estado para finales de año.

Según la revista Der Spiegel, la policía federal alemana emitió una orden de búsqueda y captura contra Sellner. Se le podría denegar la entrada en Alemania por considerarlo una amenaza para el orden público.

Primer congreso de BSW

El sábado, un nuevo partido de izquierdas liderado por una popular ex figura de Die Linke celebró su primer congreso nacional. La Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), que lleva el nombre de su líder, espera atraer a votantes tanto de extrema derecha como de extrema izquierda. La BSW cuenta con un 8% de apoyo y podría influir en las elecciones de otoño en tres estados del este, entre ellos Turingia. Promete hablar en nombre de las personas que no se sienten representadas por los demás partidos, y aumentar las pensiones y reducir el gasto en defensa.

KC