El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA, conexo a Naciones Unidas) llegó a un acuerdo con la República Islámica de Irán que le asegura un período ininterrumpido de tres meses de inspección de los centros donde se lleva adelante el programa nuclear estatal. La decisión consensuada le otorga al cuerpo técnico de inspección una continuidad suficiente de acceso, imprescindible para poder verificar el grado y la índole de la actividad iraní en todo cuanto toca a la energía atómica. La apertura a la comunidad internacional abre también un espacio para conversaciones políticas y diplomáticas a la vez más amplias y más específicas entre Teherán y Washington. Es un primer paso para que la administración demócrata de Joe Biden pueda volver al tratado negociado por EEUU y firmado por Barack Obama en 2015, y denunciado después por el republicano Donald Trump en 2018.
Irán seguirá adelante con su amenaza de retirarse esta semana del Protocolo Adicional del Tratado de No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP, en vigencia desde 1970). Este acuerdo otorgaría facultades a los inspectores de la OIEA para realizar inspecciones más intrusivas del programa de energía nuclear iraní.
Sin embargo, tras un fin de semana de conversaciones con funcionarios en Teherán, el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, anunció que se había alcanzado lo que él mismo describió como “un entendimiento técnico bilateral temporario” que mitigará, si ocurre, el impacto de la prenunciada retirada de Irán del Protocolo, y dará confianza a la OIEA en que puede seguir verificando el grado de actividad nuclear de Irán.
Grossi agrega que la medida “salva la situación” y evita que los inspectores estén “volando a ciegas” sobre el terreno. Dice que el acuerdo, del cual cualquiera de ambas partes puede retirarse, crea un espacio para que prosigan discusiones diplomáticas más amplias y profundas entre EEUU e Irán.
También explicita Grossi que la ley que suspende el alejamiento de Teherán del Protocolo Adicional ya ha sido aprobada por el Parlamento iraní. Por lo tanto, “existe y se va a aplicar. Habrá menos acceso para la inspección internacional, hay que ser sinceros sobre este punto.”
Sin embargo, Grossi deja en claro que, según lo entiende, el nuevo acuerdo bilateral entre Irán y la OIEA morigera lo suficiente el impacto negativo de un régimen de inspecciones reducido, por lo que vale la pena que el trabajo de verificación de su equipo continúe, al menos de forma temporaria. “Esta es una solución momentánea que nos permite seguir dando al mundo una información respaldada sobre lo que está sucediendo allí con la esperanza de que podamos volver a dotarnos de un panorama más completo.”
El director general de la OIEA agregó que no se reduciría el número de inspectores y que a estos no les serán prohibidas todas las inspecciones sin previo aviso de todos los centros nucleares.
Los funcionarios iraníes han dicho que el acuerdo significará que los inspectores solo tendrán el 70% del acceso que disfrutan ahora, pero Grossi se negó a cuantificar con porcentajes la pérdida de acceso.
El acuerdo, publicado a última hora de la noche del domingo, fue recibido de inmediato en Irán con una reacción violenta. Furiosos, partidarios de la línea dura convocaron una sesión de emergencia del Parlamento para exigir más detalles del gobierno. Algunos afirmaron que equivalía a derogar de facto la ley que había limitado las inspecciones y había sido aprobada dos meses atrás por el Parlamento.
La agencia nacional de Energía Atómica iraní asegura que seguirá usando cámaras para filmar y archivar el registro de la actividad en sus sitios nucleares durante tres meses, pero advierte que retendría la información. Si las sanciones de EEUU se levantan por completo dentro de ese período, Irán proporcionará toda esta información al OIEA. De lo contrario, se eliminaría esta posibilidad para siempre.
Grossi tendrá que informar los detalles de su entendimiento a los otros signatarios del acuerdo nuclear, incluidos Francia, Alemania y Gran Bretaña. Los tres habían advertido a Irán de las graves consecuencias de retirarse del Protocolo, y el director de la OIEA deberá satisfacerlos sobre el valor del entendimiento técnico logrado.
Todas las partes están involucradas en una política arriesgada diseñada para entablar conversaciones directas entre EEUU e Irán. El objetivo es doble. Que EEUU levante las sanciones económicas y regrese al acuerdo, y que Irán vuelva a cumplir con el acuerdo, y disminuya el nivel de enriquecimiento de uranio a límites nítidamente inferiores a los requeridos para la materia prima de un arsenal nuclear. Irán no denunció el Tratado de 2015, pero durante 2020 redujo sus compromisos sobre temas críticos como los niveles de enriquecimiento de uranio y el uso de centrifugadoras avanzadas.
El ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Javad Zarif, dijo en una entrevista con la emisora televisa estatal Press TV que Irán estaba esperando una acción de parte de EEUU, y no más promesas. Dijo, también, que el recorte de las inspecciones había sido ordenado por el Parlamento iraní y no se podía anular hasta que no se levantaran las sanciones. “Necesitamos acciones concretas, basta de palabras.”
EEUU se ha ofrecido a asistir a una reunión diplomática informal organizada por la Unión Europea, a la que también asistirían Rusia y China, los otros dos signatarios restantes del acuerdo de 2015. El Departamento de Estado de EEUU ha insinuado que en esa reunión presentaría los lineamientos de una oferta sobre cómo se podrían levantar o suspender las sanciones y demás restricciones económicas si Irán volviera a cumplir con el acuerdo nuclear, y establecieran qué hacer con el uso de centrifugadoras avanzadas y con el uranio enriquecido por sobre los límites antes prefijados.
Zarif dice que Irán necesita garantías de que si la Casa Blanca regresa al tratado que su anterior ocupante denunció, no volverá a denunciarlo de nuevo otra vez. Dijo que la cuestión de la compensación por el daño de un billón de dólares infligido a la economía iraní también debería discutirse.
Los intransigentes de línea dura exigen la suspensión de todas las sanciones como prerrequisito de toda inspección. Esta una petición que prolongaría aún más un proceso ya por sí complejo.
El presidente del parlamento iraní, y posible candidato a la presidencia, Mohammad Baqer Qalibaf, suspendió el lunes las actividades normales del cuerpo legislativo para examinar el nuevo acuerdo. Un total de 221 parlamentarios votaron a favor y 6 en contra de remitir el acuerdo a la Justicia. Sostienen que cualquier acuerdo paralelo con la OIEA requiere de aprobación parlamentaria.
El portavoz de la Cancillería iraní, Saeed Khatibzadeh, insistió en que el Parlamento había sido eludido en el acuerdo del fin de semana. El debate político no solo es fundamental para la perspectiva de conversaciones con EEUU sino también para la de las próximas elecciones presidenciales del 18 de junio.
Traducción de AGyB