El proceso de adquisición básica del lenguaje se extiende desde el nacimiento hasta los 6 años. En el primer año de ese período ocurren dos cosas importantes, la primera es que los niños aprenden a hacerse entender sin palabras, a eso se denomina intención comunicativa, y constituye el cimiento sobre el que se va a apoyar el lenguaje. Un bebé a los 9-10 meses puede rechazar lo que no quiere y señalar lo que quiere. Cuando un niño logra hacerse entender aunque no hable, ya ha traspasado el primer gran desafío de la comunicación . La segunda habilidad importante es la progresiva habituación al idioma al cual está expuesto, lo cual permitirá que al final del primer año de vida consiga entender los nombres de las personas y cosas que lo rodean“. El camino en donde comienzan a aparecer las primeras palabras, se inicia entre los 12-18 meses, y éstas suelen estar asociadas al contexto. Alrededor de los 2 años, cuentan como mínimo con 50 palabras y pueden combinar dos palabras en una pequeña oración. Ya a los 3 años, pueden armar una frase simple con artículos y el verbo conjugado, a los 4 años, pueden armar frases largas y alrededor de los 5 logran narrar pequeños eventos y sostener una conversación sencilla.
Usualmente, todo ese proceso se desarrolla espontáneamente, y los niños aprenden a entender y a hablar sin darse cuenta, solo por estar en contacto con personas que les hablan. El lenguaje es una habilidad bidireccional, en la que interviene tanto la condición biológica individual de cada niño como la cantidad y calidad de la estimulación ambiental. En este sentido, es clave mencionar el papel nocivo que causa la tecnología en el desarrollo de la comunicación. Según la OMS ( Organización Mundial de la Salud), está completamente prohibido el uso de dispositivos electrónicos en menores de 5 años ya que su uso ocasiona dificultades comunicativas y atencionales, y en el largo plazo, dificultades conductuales e impulsividad.
En la revista Americana de Pediatría del año 2014, Paula Radevsky y colaboradores publicaron un estudio en el que investigaron las interacciones que se producían entre madres y niños que asistían a distintos restaurantes de la ciudad de Boston, y compararon a aquellas que usaban el celular mientras estaban con sus hijos con las que no. Los resultados demostraron que quienes estaban con el celular tenían menor cantidad de interacciones y, éstas, eran de carácter robótico. Dimitri Christakis, investigador de la Universidad de Washington (2009), realizó un estudio en el que grabó a niños de 2 a 48 meses y observó que cuando no estaba la televisión prendida, esos niños escuchaban de su entorno 925 palabras por hora, mientras que cuando la televisión estaba encendida escuchaban sólo 155, es decir, que el estímulo se reducía un 85%. Al escuchar menos, también vocalizaban menos.
Más allá de la situación que genera la tecnología, aproximadamente el 20% de los niños entre los 2 y los 3 años tienen demoras para aprender el lenguaje, y luego persisten con dificultades alrededor del 7% de los niños de la población general presentan Trastorno del Lenguaje ( TDL)
A distintas edades, es posible mencionar diferentes pautas de alarma que pueden hacer sospechar la presencia de una dificultad lingüística son las siguientes: a los 18-24 meses, la dificultad para seguir órdenes como “Dame, toma, vení, sentate, etc”.; luego a los 30 meses, la dificultad para comprender órdenes tales como “Abrí la puerta” o “Traé el zapato”. Ocasionalmente, puede ocurrir que el nino responda a esas órdenes si éstas repiten mucho y si están asociadas a situaciones cotidianas. Son también pautas de alarma la ausencia de estos hitos en la expresión: entre los 18 y 23 meses, la utilización de menos de 10 palabras entendibles, a los 24-30 meses, el uso menos de 50 palabras, a los 30 meses, el uso persistente de gestos para hacerse entender en lugar de producir palabras. En esta misma etapa,que el niño pueda decir números, colores , letras, etc, pero que no pueda pedir lo que quiera a sus papás, o manifestar si algo le duele. Otro marcador importante en este período, es repetir todo al pie de la letra, sin interpretar lo que le están diciendo. A los 30-36 meses, no lograr la unión de dos palabras, es decir la falta de habilidad para construir frases. Otra de las pautas de alarma es que el niño hable, pero que no se entienda lo que dice, si la expresión sólo es comprensible para sus papás o ni siquiera para ellos, es preciso consultar. Finalmente, entre los 4 y los 5 años, que no pueda contar brevemente que hizo en el jardín, que no recuerde las palabras, o que hable repetitivamente de un solo tema de su interés son marcadores de dificultad lingüística comunicativa.
Algunas recomendaciones para facilitar el desarrollo del lenguaje en niños, son las que se mencionan a continuación: hablarles cara a cara y lentamente porque escuchar el lenguaje lentamente y mirando a los labios del interlocutor colabora en la mejor decodificación verbal; utilizar frases cortas con palabras sencillas es otro factor importante para allanar la comprensión, al igual que acentuar las palabras más importantes de la frase. Siempre que un niño señale los objetos, es preciso que el adulto lo nombre, y luego de dos o tres intentos en el que el niño no repite lo señalado, el adulto debe decir la sílaba inicial de la palabra para facilitar que el niño la diga. Cuando el niño diga la palabra o la frase de manera desdibujada, el adulto debe repetir la palabra o frase bien estructurada, a eso se denomina modelado. En niños de 3-4 años, para fomentar la comprensión, es utilizar diferentes situaciones cotidianas para estimularlo y darle pequeños comandos para cumplir, del tipo “Tráeme un vaso”, “Andá a buscar tus zapatos”. Para aprender vocabulario nuevo, además de las situaciones de la vida cotidiana que se presentan como rutinas, son útiles las canciones infantiles en donde se hace mención de temas específicos como la canción “Cabeza, hombros, rodillas, pies”, en donde el niño tenga que señalar y ocasionalmente copiar lo que escucha. Finalmente, la lectura de cuentos simples con imágenes y acentuar mucho las palabras importantes. Pedirle que señale los personajes y en la medida que pueda que cuente con sus palabras lo que ve. Científicamente, está comprobado que la lectura de cuentos de padres a hijos es la herramienta más poderosa para adquirir palabras nuevas. Conociendo esta situación y tratando de colaborar en la estimulación del lenguaje de niños con desafíos en la comunicación es que pensamos en la creación de los Cuentos Adaptados para Curiosas y Curiosos 1 y 2 ( Ed. La Crujía, 2021 y 2022), en donde se presentan los cuentos tradicionales infantiles adaptados desde el punto de vista literario, acompañados de actividades gráficas que colaboran en la comprensión de la información leída.
Es de esperar que este material resulte útil para la población infantil con desafíos en el lenguaje y para aquellos que sin dificultades, que quieran disfrutar de la propuesta.
VM