PG: Hola, Roy, ¿cómo estás?
RH: Hola, Pablo. Bien, bien.
PG: Vos sabés qué ayer leí un viejo artículo de María Elena Walsh, muy famoso en su época, que se llamaba, se llamó, fue publicado en Clarín, en agosto de 1979 y se llamó “Desventuras en el país jardín de infantes”. Leí el artículo. El artículo no me llamó tanto la atención como el título en tanto evocativo del presente. El título sí me hizo pensar en el presente. El contenido del artículo no. El contenido del artículo tiene que ver mucho con la coyuntura de la dictadura. Es otra cosa. Pero el título me pareció interesante y me hizo pensar cosas a mí. Y cuando te lo conté me parece que a vos también te hizo pensar alguna cosa. Y liberémonos un poco el trabajo. A ver en qué te hizo pensar a vos y yo después te cuento en qué me hizo pensar a mí.
RH: Mirá, lo primero que diría al respecto es que efectivamente es un artículo muy impactante. Muy impactante en el sentido de que por una parte nos muestra cuán lejos estamos de ese momento. Es muy modesto en su crítica a la dictadura. Hay un agradecimiento por haber ganado la guerra contra la subversión, por haber librado y ganado la guerra contra la subversión. Y lo que reclama un poco es: fin de la censura, mayor libertad, tratar a la sociedad argentina, a los adultos de la sociedad argentina, como adultos. Y en particular dice, bueno, las mujeres más o menos, ¿no cierto? Pero, independientemente de eso, yo creo que es un un texto que fue muy influyente en su momento y me hace que me hace añorar los años en que un buen artículo periodístico podía tener impacto. Yo creo que eso ya no...
PG: Y un impacto muy duradero.
RH: Muy duradero, sí. Es un hito en la... Quien estudió algo, leyó algo sobre la dictadura, recuerda ese texto. Y, bueno, de hecho, cuarenta y pico de años más tarde todavía ese título evoca algo. Y una de las cosas que evoca me parece es esta idea, ¿no cierto? Un grupo dirigente en ese momento autoritario -hoy por supuesto ya no y creo que no tenemos que discutir mucho esto porque ya es una historia pasada- pero que no siempre está a la altura de lo que reclama la sociedad. Ese para mí es como un poco el mensaje. Y yo lo veía un poco a la luz de la discusión sobre educación de estos de estos meses. La educación es un tema importantísimo yo creo que alguna de las Sobremesas de las próximas semanas, los próximos meses, tiene que ser sobre este tema. Tenemos que charlar más sobre esto. ¿Por qué está tan mal la educación argentina? Pero, al margen del diagnóstico que hagamos y yo creo que son diagnósticos complejos porque es un sistema complejo, hay muchos elementos por tomar en cuenta ahí, a veces advierto en la discusión de estos días, por ejemplo, sobre cierre de escuelas, sobre qué está pasando con la educación, un enfrentamiento polar, es decir, un enfrentamiento en el que el argumento que expresa un actor, uno lo puede deducir del lugar en el que está parado el sistema político. Y eso yo creo que empobrece la discusión. Abran o no las escuelas, en muchos, no en todos los casos, no quiero ser injusto porque me parece que yo aprendí mucho sobre cómo se dio esta discusión, pero en muchos casos es una consigna. Una consigna que sirve para golpear al gobierno o, en otros casos, con otros argumentos, cierren las escuelas para salvar la vida, un argumento al servicio de una política polarizada, que tiene muy poca capacidad de diálogo.
Abran o no las escuelas, en muchos casos, no en todos, es una consigna. (RH)
PG: Sí, me parece muy interesante y además estamos en días en que eso ha cobrado una... Es su momento, es el momento de la polarización sobre ese tema. Con argumentos, me parece, discutibles de ambos lados, quiero decir, ¿no? No se han sentado a pensar juntos un problema tan... no diría tan crítico, porque nunca la educación es un problema crítico en la Argentina. Es un problema que es una especie de descomposición, de decadencia, de disminución de la calidad, pero nunca aparece como un problema que se pueda discutir en una coyuntura crítica. Notablemente -no sé cómo ves eso- notablemente en este momento ha cobrado centralidad. Es cierto, no con argumentos muy complejos ni con un intercambio muy sofisticado, pero ha cobrado centralidad. Yo no me acuerdo de otro momento en que el tema educativo haya cobrado tanta centralidad.
Notablemente en este momento la educación ha cobrado centralidad. Es cierto, no con argumentos muy complejos ni con un intercambio muy sofisticado, pero ha cobrado centralidad. No me acuerdo de otro momento en que haya cobrado tanta centralidad. (PG)
RH: Yo creo que eso es bienvenido. Pese a la pobreza que por momentos tiene la discusión, yo creo que es el primer escalón para poner esa discusión en un nivel más alto para darle más relieve, para que salgan a relucir las visiones que nos den una panorama más completo del problema y nos ayuden a, bueno, a darle al problema educativo la relevancia que tiene. Como vos decís, nunca va a estar en la tapa de los diarios.
PG: Está ahora en la tapa de los diarios, pero en realidad como problema sustantivo no está en la tapa de los diarios.
RH: Está como síntoma de otra cosa, tomado como indicador de un problema.
PG: Está como una herramienta de un debate político que está in crescendo. Tomamos esto, sí, las escuelas están cerradas. Buen tema.
RH: Sí, yo creo que un indicador de eso es el hecho de que gran parte de los que toman la palabra no son especialistas, ¿no?
PG: Eso es cierto. Es cierto.
RH: No creo que los debates que comprometen a la sociedad en su conjunto tengan que resolverlo los especialistas, pero a veces es bueno...
PG: Por lo menos que participen intensamente.
RH: Que formen la discusión, que hagan más amplio el horizonte a partir del cual pensamos esos problemas.
PG: Aparece la política y grupos de la sociedad. Grupos sociales de clase media, ¿no?
RH: El mundo de Padres Organizados, para ponerle un nombre.
PG: Exacto, que es otra novedad. Ojalá la podamos mantener como novedad. Pero no estoy muy seguro.
RH: Yo creo que es la primera... No recuerdo otro momento en el cual organizaciones la sociedad civil, con sus lazos, sus preferencias políticas, su ubicación en el cuadrante políticos ideológico, no recuerdo otro momento en el que una presencia de esa naturaleza tuviese tanta visibilidad, que un periodista que estuviera obligado a saber qué es Padres Organizados, para ponerle un nombre.
No recuerdo otro momento en el cual organizaciones de la sociedad civil, con sus preferencias políticas, su ubicación en el cuadrante ideológico, tuviesen tanta visibilidad, que un periodista estuviera obligado a saber qué es Padres Organizados. (RH)
PG: ¿En qué otro momento la educación tuvo un lugar central en el debate público? Yendo para atrás, desde ahora para atrás, digamos. La discusión sobre universidad laica o libre fue una discusión intensa y que entusiasmó a los jóvenes. Eso lo digo yo porque participé. Eso entusiasmó a los jóvenes. Esas manifestaciones fueron muy notables y era el debate central en un momento dado, a comienzos del gobierno de Frondizi. Te diría que fue el tema central del primer año. No me acuerdo. Creo que del primer año. Ahora estoy recordando medio de memoria. Y las plazas se llenaban de manifestaciones del tipo de las que convoca hoy el debate sobre el feminismo.
La discusión sobre universidad laica o libre fue una discusión intensa y que entusiasmó a los jóvenes. Eso lo digo yo porque participé. (PG)
RH: Claro, pero yo creo que ahí el foco estaba muy puesto en la universidad.
PG: Sí, efectivamente.
RH: Para buscar una una discusión que interpelara a la sociedad referida a la calidad del sistema educativo en el nivel primario y secundario hay que ir a ...
PG: Siglo XIX. Efectivamente. Bien atrás. Y ahí fue muy intenso, muy intenso. Entonces ahí el miedo que tenés es el miedo de que haya una degradación de la calidad educativa que no convoque una discusión -para tomar las palabras de María Elena Walsh- una discusión adulta.
RH: Yo soy optimista en el sentido de que está me parece es una oportunidad como para que esa discusión florezca.
PG: Claro.
RH: Pero depende mucho de cuánto está dispuesta a empujar la sociedad y cuánto está dispuesta la clase dirigente -para poner una palabra que la embloca toda- a tomar el tema. Y seguramente habrá otros temas importantes que merecen ese tratamiento. No sé si vos pensaste en algo.
PG: Yo me vine con un tema, con mi tema, que es uno de los temas centrales junto con el que vos recién planteaste. Es uno de los temas de este fin de semana, de los últimos días, que es la inflación. Vos dijiste hace un rato -y me anoté las palabras- una clase dirigente que no está a la altura de lo que reclama la sociedad. Quizá la sociedad no reclama tanto respecto a la inflación. Quizá la sociedad simplemente está desarrollando conductas adaptativas frente a la inflación.
Quizá la sociedad no reclama tanto respecto a la inflación. Quizá la sociedad simplemente está desarrollando conductas adaptativas frente a la inflación. (PG)
RH: Bueno, yo, perdonáme que te interrumpa, lo mismo diría en gran medida respecto a la educación. Si este problema en torno al cual hay un consenso de que, como vos decías hace un rato, la calidad educativa está en retroceso, si eso no concitó una movilización social más amplia hasta ahora es porque un grupo un sector muy importante de la sociedad -para utilizar las palabras de Albert Hirschman- desertó.
PG: “Exit”.
RH: Se fue a la educación privada.
PG: Yo no creo de ninguna manera que en el tema de la inflación haya “exit”. No creo que vaya a haber “exit” porque a diferencia de la educación ese sí es un tema que afecta el bolsillo diariamente y eso genera un malestar mucho más nítido, que está más en la superficie. Quizá sea menos profundo. O no. Retiro. No es menos profundo, pero emerge y llega a la superficie.
RH: Hay conductas adaptativas. Algunos lo llaman economía bimonetaria. Tenemos todo eso. Ahorro en otra moneda. Pero de todos modos hace tortuosa la vida cotidiana, el cálculo económico, la planificación. Afecta, por supuesto, más a los de abajo, pero también afecta a todos.
PG: A mí una cosa que me llama la atención fuera del número 4,8 que es un número realmente muy impresionante, por fuera de eso lo que me llama la atención es la multiplicidad de diagnósticos acerca... Digo, no debe haber país... Primero, porque no hay muchos países en el mundo que tengan inflación ya. Para darle un lado a nuestros amables oyentes, Argentina es segundo país del mundo en términos de inflación, tomando un periodo que parta de 2005, que es cuando reemerge la inflación después de la convertibilidad, yo lo hago terminar en 2019 para no poner la pandemia. Bueno, la Argentina tiene ahí una inflación del orden del 28% anual. Después de Venezuela, es el país del mundo con mayor inflación, segundo país del mundo. Para encontrar otro país latinoamericano en la lista, en el ranking, tengo que bajar al puesto 61 en donde me encuentro con Brasil. ¿Y qué ve uno? ¿Qué ve uno de los diarios de hoy? Yo lo que veo en los días de hoy y de ayer y de anteayer es que es un debate acerca de “la culpa la tenés vos”. No es un debate que trata de ver: si tenemos una inflación tan persistente, que ya dije 2005-2019, son 15 años, redondamente, son 15 años, ¿tiene sentido -y ahí es donde pensé en el título país jardín de infantes en cuanto a la conducta de la clase política y de, te diría, de los propios economistas- tiene sentido mantener un diálogo de sordos? Que no es un diálogo de adultos, un diálogo donde no escucho al otro y en el carrusel de las explicaciones me elijo una. El Gobierno elige una. Primero, el Gobierno tiene razón en una cosa, desde mi punto de vista, y es en cuando usa la palabra multicausal. Pero, bueno, dentro de lo multicausal ahora está extraordinariamente preocupado por el precio de los alimentos, que están efectivamente subiendo en el mundo. Y del otro lado hay alguien que le dice: no, es la emisión monetaria del año pasado, que recién ahora empieza a emerger. Y hay otro que dice: no, los empresarios y los comerciantes habían mantenido los precios bajos porque no vendían nada en medio de la pandemia y ahora que vendían algo empezaron a subir los precios de nuevo. Y así yo te podría encontrar siete diagnósticos. Y lo que no veo es: bueno, ¿por qué no nos sentamos a ponderar, que es una palabra adulta? Es una palabra adulta, no es una palabra infante. A ponderar los elementos, porque quizás todos esos elementos tienen algo que ver y ahí es donde yo estoy de acuerdo con la idea de multicausalidad. Todos esos esos elementos tienen algo que ver, pero tiene que haber una explicación más analítica y más elevada sobre nuestro comportamiento como sociedad para que un fenómeno como la inflación, que prácticamente ha desaparecido del mundo entero, nosotros sigamos ahí navegando en aguas turbulentas.
Yo lo que veo es un debate acerca de "la culpa la tenés vos". No es un debate que trata de ver que, si tenemos una inflación tan persistente en los últimos 15 años, ¿tiene sentido mantener un diálogo de sordos, que no es un diálogo de adultos? (PG)
RH: Sí, quiero resaltar esto último que decís. El hecho de que ahora la Argentina... Lo señalabas al comienzo, con alguna evidencia, la Argentina ahí está sola. Y el hecho de que está sola, nos tiene que obligar a mirar más hacia nosotros mismos. No hay manera de pensar el problema si no es poniendo las cartas sobre la mesa y poniéndose de acuerdo los distintos actores que de una o de otra manera contribuyen a la perdurabilidad del fenómeno. La historia pasada, cada uno de nosotros tiene sus preferencias o sus énfasis respecto a cuál es el motor que la puso en marcha a mediados de la década, de la primera década del siglo. Ahí yo pongo un poquito más al Gobierno en el centro de mi explicación. Pero creo que a esta altura es una carga lo suficientemente pesada como para que solamente se la ponga sobre los hombros el que está ocasionalmente en la Casa Rosada o en el Palacio de Hacienda.
PG: Y yo diría un poco más, yendo hacia atrás, yo diría que todos los gobiernos de la democracia algo tienen que decir sobre el punto, cargándose de algún grado de responsabilidad. Por supuesto, el menemismo dirá que ellos no. Pero terminó como terminó. Quiere decir que también ahí en la forma en que se estabilizó la economía había algún problema que luego estalló, ¿verdad? Entonces, nada. Sentémonos y digamos: aquí hay una responsabilidad compartida, que requiere una solución al menos dialogada. No digo una solución compartida, porque eso es un poco angélico, pero una una solución dialogada. Como con la educación.
RH: Sí, sin duda. Pero yo creo que para eso lo que necesitamos es un poco más de ambición de la clase dirigente.
PG: Muy bien. Que se vuelvan más maduros.
RH: Que aprenda de algunos errores del pasado, propios y ajenos, y que esté en condiciones de arriesgar un poco más en nombre del futuro de los argentinos.
PG: Así es. Bueno, Roy, nos vemos la próxima.
RH: Hasta la semana que viene.
RH/PG