BORCEGOS Y TACOS AGUJA

Nadie se atreva a tocar a mi vieja

15 de marzo de 2024 06:21 h

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Tengo la suerte de que mi madre sea mi amiga y consejera. Es la segunda vez que escribo sobre ella en esta columna: Borcegos y tacos aguja. Mi madre es una capa, sépanlo. Lee y relee libros. Hace poco se releyó por ¿quinta, décima? vez Ana Karenina, de Tolstoi. Un libro que yo leí de chica cuando rapiñaba su biblioteca y sobre el cual también vuelvo. Ella devora los libros y después los relee tranquila. Hace poco releyó Derrames de Deleuze y me planteaba que después de cierto punto se le hacía “un poco” cuesta arriba. ¡Ja! Claro, ella ya había estudiado a Nietzsche.

En la escuela me ayudaba con matemática. Aprendió conmigo teoría de los conjuntos y me explicaba teoremas y operaciones complejas. Gracias a mi madre aprobé con 10 una materia que se llamaba Actividades prácticas. Ella hacia todo: monederos, suecos, portamacetas. Tejía, cosía, bordaba. Me hacía la ropa, nos tejía los pulóveres. Tuvo tres hijos, contándome a mí. Cuidó a sus nietos y siempre le gustó jugar con ellos. El arroz con leche completo. Empezó arquitectura, medicina, finalmente se decidió por psicología. Por eso, mamé Freud (no sé si eso fue tan bueno, aunque lo digo de llena). Fue profesional y ama de casa, todo al mismo tiempo. Yo soy privilegiada. Ella no lo fue.

Hija de inmigrantes pobres judíos venidos antes de la Segunda Guerra Mundial desde un pueblo de Polonia, pertenecieron a la generación de los que pudieron crecer económicamente; ella también, con mi padre, claro. La peleó siempre. ¿Fue aspiracional? Por supuesto, cómo no serlo. Pero no estoy aquí para contar su historia sino para decir que ahora mi madre es una jubilada de las que según algunas lenguas viperinas (perdón, Ma, tengo que escribir esto acá, pero leé hasta el final) “se van a morir”.

Lo dijo Diana Mondino, en La noche de Mirtha (Canal 13), y se viralizó: “Es absurdo porque todos por definición nos vamos a morir, y si sos un jubilado arriba de no sé cuántos años es casi seguro que te vas a morir. ¿Entonces para qué estás haciendo este tipo de cosas?” 

“Este tipo de cosas” = ¿créditos accesibles? 

Saltó Mónica Gutiérrez:

“Uno puede vivir hasta los 106 años, ¿no, Mirtha? Por lo menos. No es tan seguro que nos vayamos a morir”. 

Y Mirtha: “Yo pienso vivir muchos años más, si Dios quiere”.

Por si no lo vieron, aquí está el episodio:

La primera frase de Mondino es indiscutible. Ya lo dijo Aristóteles para probar no sé qué silogismo lógico. 

Todos los hombres son mortales.

Sócrates es hombre

(Por lo tanto)

Sócrates es mortal.

Las mujeres también somos mortales, ¡ay de los universales! (Dicho sea de paso, mi madre siempre dice que en la religión judía las mujeres somos libres porque todos los mandatos de la Biblia y aledaños son para ellos).

O sea es decir, y voy a pelar mis latines aquí: Tu quoque, Mondino. Y yo, y todes les demás (esa e que tanto les disgusta).

Lo otro, cuando Mondino pretende interpelar usando la segunda persona (no sé si advirtieron el uso extendido de la segunda persona): “si sos un jubilado de no sé cuántos años casi seguro que te vas a morir”, en la mesa donde le dan de comer, incluso transgrediendo la vieja regla que dice donde se come no se caga (perdonando la expresión, como dice mi madre), se alinea en una estrategia cara al gobierno: ir por el lado de la agresión. Porque se viene demostrando que la agresión garpa (y hasta puede hacer ganar una elección). De modo que el Gobierno a través de el canciller Mondino dobla la apuesta y agrede a uno de los grupos más indefensos. Pero en la realidad, por fuera de las palabras, lo hace congelando el sueldo de los jubilados (también), además de negarles la posibilidad de acceder a un préstamo con tasa de interés baja. Y más (hay que seguir leyendo). Caja nutricia, el ANSES, sabemos. De rapiñas conocemos.

Salieron presto a contestarle desde distintos organismos. Aquí solo cito parte de una carta de repudio que tiene como título Las palabras tienen un límite y, como fuente, la Cátedra de Psicología de la Tercera Edad y Vejez (Psicología, UBA). La parte en la que manda a leer a Mondino. Me gusta cuando los mandan a leer (en lugar de a freír churros). Cito:

“Lo que sí nos sentimos en la obligación de hacer conocer desde estas cátedras y programas universitarios es algo que cualquier funcionario del gobierno nacional debería saber al aceptar un cargo de conducción: nuestro país adhirió a la Convención Interamericana sobre Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, aprobada por los estados miembros de la OEA y ratificada por ley en la Argentina.”

Por si alguien del gobierno lee esto y le da paja guglear, le copio el link a la ley 27360/2017, vigente:

https://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.do?id=275347

Sigue la carta:

“Nuestra ley protege a las personas mayores: promueve sus derechos y libertades, su valorización, su dignidad, la no discriminación, el bienestar, su seguridad económica. La responsabilidad de que se cumpla es del Estado. 

“Por eso, invitamos a todo el gabinete nacional y en especial a la canciller (ups, escribieron la canciller) a una lectura detallada para evitar caer en lugares comunes, erróneos, pero sobre todo crueles y deshumanizantes. 

“Las personas tienen derechos, sueños, proyectos a lo largo de toda la vida. Pedir un préstamo y que se lo den es uno de ellos, aunque haya quienes se atrevan a ponerlos en duda.”  

Mi madre me recuerda, también, que mi abuelo bromeaba con el escaso valor de los aportes, esa deuda histórica del Estado. Él se pensaba como unidad monetaria. Las cosas valían un jubilado, dos jubilados, y así.

Este miércoles 13 de marzo, mientras escribía esta columna, el Pro y la Libertad Avanza no dieron quórum para tratar la cuestión de la movilidad jubilatoria en el Congreso. Y claro: se acabaría el curro (uso una palabra cara al presidente). ¿Detrás de la frase de Mondino operaba El Distractor, ese transformer que oculta la destrucción? ¿O lo del canciller solo fue una antesala cínica, un yo te avisé? ¿“Este tipo de cosas” que no había que hacer era determinar un nuevo esquema para los aumentos de las jubilaciones ajustado según inflación? Nos dan mucho trabajo. Hay que pasársela desculando todo, che.

Y sí, nos falta una Norma Plá. Aunque atenti con Jubilados Insurgentes, ese colectivo de viejis power. Los encontré en el 8M en los alrededores del Congreso, cantando, reclamando. Resistiendo. Porque vivir es resistir.

Y yo quiero desearle a mi madre muchos años más de vida, en parte porque es mi madre, la quiero y estoy orgullosa de ella y de todo lo que nos dio y nos sigue dando y porque tengo suerte de que sea mi amiga y consejera (no llores, Ma, porfa). Y en parte para que quienes agreden deglutan sus palabras malas dichas en la mesa donde se come en la tele o en cualquier otro canal.

No te mueras nunca, Ma, para no darles la razón: no la tienen, son gente de sinrazones. Y vos, vos no sos de morirte. 

Ya lo cantó Pappo:

Lo refrendo aquí.

GS/MF