“Mataron a una nena de 11 años en la puerta de una escuela en Lanús. Motochorros. ¿Qué hacemos?”. El mensaje de la jefa de Actualidad, Nadia Burgues, entró a un grupo de editores el miércoles temprano. En elDiarioAR no solemos abarcar noticias “policiales”, simplemente porque para cubrirlas de la manera que nos gustaría necesitaríamos un equipo periodístico más grande. Mariana García, subdirectora, tardó apenas unos minutos en responder: “Démoslo, Nad. Es groso. No vamos a dar todos los casos de inseguridad, pero este me parece que amerita”. Y después, una cascada de dudas que resolvimos en conjunto: ¿con foto o sin? ¿usamos la palabra “motochorro” o nos inmolamos en el altar de la corrección con “delincuentes en moto”?
El resto es historia conocida. El crimen de Morena clausuró la campaña electoral y devolvió al ruedo a una serie de debates y argumentos que parecen estar siempre en gatera; estallan cuando algo los convoca y se repliegan luego sin resolución. Por eso no solo contamos lo que pasó, sino que quisimos darle marco a la discusión y hacer foco en una de sus tantas derivas: la disparada punitivista, que retoma hoy en su panorama Sebastián Lacunza. Alcanza medio hecho –falso o verídico, completo o parcial, en contexto u otro– para que dirigentes públicos y personalidades varias aterricen con sus soluciones de mano dura.
La coyuntura nos siguió apurando con una agenda frenética y pesada, muy alla argentina: palos en la estación Constitución, la muerte de un manifestante en una protesta reprimida por la Policía. Y, de fondo, las elecciones primarias. Esta primera semana de la nueva etapa de elDiarioAR fue una ola espesa que surfeamos colectivamente. Trabajamos a la velocidad de la demanda y evaluamos también a quiénes convocar para que nos ayuden a pensar en medio de la agitación. Así llegaron, por ejemplo, las columnas de Laura Taffetani y de Pablo Alabarces.
En medio de la vorágine preelectoral nos sumergimos en la rosca, pero también fuimos al fondo. Alejandro Rebossio escribió –con el deadline de la veda respirándole en la nuca– sobre los planes económicos de cada uno de los principales precandidatos presidenciales y publicamos un informe detallado de Federico Poore sobre las propuestas para la Ciudad de Buenos Aires, curiosamente borradas de la campaña. Lo comprobé: casi todas las personas que conozco tienen alguna preocupación muy concreta vinculada a su vivienda –les cuesta pagar el alquiler, se tienen que mudar, no encuentra a dónde– y, sin embargo, casi todas las personas que conozco irán hoy a votar sin saber qué solución les proponen los señores de la boleta.
Este domingo de elecciones insistimos sobre esa idea-pilar de elDiarioAR: hay urgencia y análisis; información caliente y focos personales. En estas PASO, resume Mauricio Caminos, el aparente estado de apatía generalizado se contrapone con una fuerte expectativa al interior de las coaliciones electorales: se comenzará a resolver un escenario en el que cualquier resultado parece posible. Pablo Ibañez anticipa una cuenta clave que nos traerá la medianoche: cuánto mutó, si es que lo hizo, la galaxia electoral criolla hacia expresiones de derecha. Esa matemática dependerá, en parte, de si el de Milei es finalmente un rugido de león o un maullido de gatito, como plantea Victoria de Masi.
Por fuera de los números, quisimos poner el ojo en una población a la que siempre le cabe un olvido más: las personas en situación de calle. Aun en la precariedad extrema, muchos de ellos todavía confían en la democracia y tienen voluntad de votar, pero, por múltiples motivos, no pueden. No tienen DNI, no saben dónde, no pueden llegar o no sabrían cómo hacerlo en CABA con la boleta electrónica. Lo cuenta Facundo Lo Duca, que salió a la calle para escribir. Salió también Macarena Romero y recorrió Villa Diamante, el barrio de Morena Domínguez, y Alejandro Rebossio, que tomó el pulso de Morón, un distrito que suele funcionar como “mesa testigo” de las elecciones nacionales.
Por último, y disculpas que me remonte a tiempos remotos, quiero contarles que el lunes pasado, después de que anunciamos los cambios en el diario, hicimos una reunión de equipo en nuestra redacción. Entre otras cosas, empezamos a ajustar un decálogo de prioridades informativas y principios editoriales que planeamos compartir pronto con nuestra audiencia.
En esa reunión también comimos empanadas y comentamos la edición del fin de semana previo, en la que hubo dos notas que se destacaron. Una que muestra, a través del testimonio de un hombre que vive en el hospital donde es empleado, una realidad tremenda y relativamente novedosa para la Argentina: la de las personas que tienen un trabajo formal y aún así son pobres. Otra de Emilia Delfino, que expone un negocio sobre terrenos públicos de la Ciudad que generará ganancias millonarias para empresarios-exfuncionarios amarillos. Ambas tuvieron muchísimas visitas, podríamos decir que nos hicieron saltar las métricas. Para nosotros fue, además de una buena noticia, un mensaje de aliento: podemos crecer sin perder nuestra identidad ni nuestro foco. Podemos resistir la tentación de subir videos de animales haciendo gracias o forzar el clic con títulos imprecisos. Con esfuerzo y apoyo de la audiencia podemos fabricar nuestros virales.
DTC