El arquitecto Álvaro García Resta es un corredor amateur. En los tiempos libres de su cargo de secretario de Desarrollo Urbano de la ciudad, sale a trotar por Palermo. Y desde esa condición apuesta a que el proyecto de venta y desarrollo inmobiliario en Costa Salguero generará un nuevo espacio que aprovecharán los runners porteños. También, asegura, lo usarán los dueños de los nuevos departamentos, los empleados de los comercios construidos y los visitantes del espacio público incluido en el plan oficial. Si bien admite la posibilidad de incluir alguna modificiación, el funcionario larretista defiende de forma blindada la iniciativa del gobierno.
En la ronda de audiencias públicas, la enorme mayoría de los expositores se opuso a la venta. ¿Cómo lo interpreta?
Era previsible por la composición de los que se anotaron para dar los discursos. Tenemos un observatorio que sigue el día a día qué se dice, y vimos una línea pareja entre los argumentos expuestos. Incluso sobre la forma de darlos, con declaraciones textuales que son iguales.
¿Le parece mal que se hayan organizado?
No, no, es legítimo que se organicen.
¿De dónde piensa que surgió esa supuesta bajada de línea?
De dónde no se, pero son discursos muy parecidos entre sí, la estructura y argumentos. Uno se puede oponer con una agenda propia, incluso colectiva, pero acá hubo una agenda ideológica que excede el marco del proyecto. Igual es indistinto. Fue un proceso perfectamente democrático y participativo.
¿Por qué le parece bueno el proyecto del Gobierno de Larreta?
Donde no hay ciudad, hay que hacerla. La ciudad es una mixtura de usos, y el de Costa Salguero es un predio desconectado de la ciudad. Y que pase una sola cosa no es bueno; que haya sólo parque está mal. Que haya sólo oficinas, locales o vivendas, está mal también. Lo ideal es que el local de gastronomía sea solidario con el parque y el parque con la oficina, y la oficina con la vivienda. Eso garantiza la accesibilidad plana. Que los que trabajan disfruten del río. También los habitantes y los visitantes. El éxito del espacio público se mide en la cantidad de gente que lo visita. Si va mucha gente, es exitoso. Ahora a la costa no va tanta gente, y la mixtura de uso garantiza que sí lo haga. Además el porcentaje mayoritario, un 76 por ciento, es para espacio público y verde.
Uno se puede oponer una agenda propia, incluso colectiva, pero acá hubo una agenda ideológica que excede el marco del proyecto
¿Por qué dice que destinar todo ese espacio para un parque público sería un fracaso?
Uno va a un parque pleno que está a 6 cuadras, y se queda ahí hasta que tiene ganas de ir al baño, comer o tomar algo. Si no, es una playa desierta. La mezcla de servicios y espacio público atrae el doble. El objetivo es que la gente vaya y se quede. Un buen ejemplo es Puerto Madero. La mayor parte de la gente pasea por los diques y no por los parques. Se necesitan los servicios.
En los terrenos de Costa Salguero entonces podría haber parques con servicios, pero sin edificios.
Sí, puede ser. Pero la vivienda te garantiza un tipo de vida: ocupación nocturna, pertenencia, etcétera. No es un uso no deseado. La parte inmobiliaria es un eslabón de la cadena del desarrollo.
¿Le sorprendió que la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo y Tributario aceptara la apelación planteada respecto al reclamo de “libre acceso y circulación” a la costa?
No. Está bien pedido el amparo y la respuesta de la sala II era posible. Esa tierra arrastra una historia difusa. Es discutible. El primer fallo fue favorable al proyecto, y el segundo no. Ambos esperan una tercera instancia. Vamos a hacer lo que haya que hacer en función del fallo. Y vamos a aceptar lo que la Justicia diga.
¿Pero usted sostiene que es una zona pública de dominio privado?
Hay herramientas en la historia del predio para decir que es de dominio privado.
¿Evalúa hacer cambios en el proyecto?
Somos respetuosos de los procesos, incluso más que de los proyectos en sí. Nosotros planteamos un concurso público y abierto, con la Sociedad de Arquitectos. Hubo un ganador y es el proyecto que está proyectado. Pensamos honrarlo. La audiencia es una herramienta democrática. La gente puede criticar, pero el concurso es legítimo y dio un resultado. No es que lo ideó la Ciudad. Es más, el plan del estudio ganador aumentó los parámetros de espacio verde respecto a lo construido, en comparación con la rezonificación que había aprobado la Legislatura. La ley decía 35 por ciento de construcción y 65 por ciento de parque. El proyecto plantea 74 y 26 por ciento.
Hay herramientas en la historia del predio para decir que es de dominio privado
¿Cuáles son los inversores interesados en el proyecto?
No lo sé. La situación macroeconómica es bastante imprevisible. Es difícil pensar en eso. No tengo reuniones ni información al respecto. El proceso viene un poco turbulento.
¿Los cuatro o cinco grandes actores del negocio inmobiliario son los principales candidatos?
Abrís un diario y dice que son viviendas premium. Otro dice que es imposible vivir ahí por el ruido. Depende del lado de la biblioteca en la que estés (se ríe). No son torres, eso sí. La normativa lo establece claro en metros. Dependiendo de la zona, son entre 18 y 26 metros. No son torres y no es un proyecto para público ABC 1.
La Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) planteó en un informe que el proyecto “atenta contra la seguridad aeronáutica” por su cercanía con Aeroparque. ¿Qué piensa de ese dictamen?
Es un informe que en principio no parece técnico. Son sugerencias de la ANAC. Además nosotros creemos en el desarrollo de la ciudad, no en el desarrollo de la infraestructura aeronáutica. La vida de la gente es más importante que la de los aviones. El impacto sobre el ecosistema del río y la costa tiene más que ver con el aeropuerto que con un proyecto de parque y vivienda. La agenda ambiental y urbana requiere que hablamos del predio como parte de un todo.
¿Cuánta plata le entrará a la Ciudad por la venta?
Es complejo de saber. Depende de la oferta y demanda, de la cotización del dólar y las devaluaciones.
¿La venta de Costa Salguero es un proyecto bisagra para el gobierno porteño?
Es bisagra porque la ciudad podrá llegar al río. Soy arquitecto y estudie una maestría en ciudades. Siempre escuché lo mismo: que Buenos Aires le da la espalda al río. Por eso en la historia de la Capital puede ser una bisagra. Puede implicar un efecto dominó en el puerto, las areneras, el aeropuerto. La infraestructura deben ser puesta al servicio de la gente y no de los aviones y barcos. El río es para la gente.
AF