Desde un escenario improvisado en la puerta de su domicilio en Recoleta, Cristina Kirchner lanzó fuertes acusaciones contra la oposición de Juntos por el Cambio y pidió a sus manifestantes que levanten la movilización: “Vayamos a descansar un poco que ha sido un largo día”, dijo la vicepresidenta en la coronación de un sábado de máxima tensión protagonizado por choques entre la militancia kirchnerista y la policía porteña.
“Tenemos que pedirle a la oposición, ahora que se avecina a una nueva campaña presidencial, que dejen de competir entre sí para ver quién odia más y le pega más a los peronistas”, señaló Cristina para criticar el operativo de las fuerzas de seguridad que dependen de Horario Rodríguez Larreta. De hecho, la vice habló apenas minutos después de que el jefe de gobierno, en una conferencia desde Uspallata, le exigiera “que asuma la responsabilidad de que los manifestantes se retiren pacíficamente a sus casas” y acusara al oficialismo de “un plan organizado de ocupación del espacio público”. A su manera, la vicepresidenta hizo su parte para descomprimir la tensión, así como los efectivos de la fuerza policial se habían retirado poco antes.
La intervención de la vice fue breve –apenas unos diez minutos– e interrumpida en varias oportunidades por cánticos desaforados de los manifestantes que desde temprano habían copado las inmediaciones de la esquina de Juncal y Uruguay, en uno de los barrios más caros de la Capital Federal. “¡Cristina presidenta!”, fue el grito que acompañó el inicio de su discurso. No hubo ninguna mención a Alberto Fernández.
“Desde el día martes se produjeron a lo largo y ancho del país manifestaciones pacíficas. En el único lugar donde hubo escenas de violencia fue aquí, en la ciudad de Buenos Aires y en la puerta de mi casa, provocadas por lo que yo llamo el odio hacia la alegría y el amor peronista”, dijo al empezar la líder del Frente de Todos, con una voz por momentos afónica, haciendo alusión a las consecuencias que tuvo el pedido de condena de 12 años y de inhabilitación a ocupar cargos públicos por parte del fiscal Diego Luciani en la causa que investiga una supuesta asociación ilícita en vialidad. Cuando CFK mencionó “el partido judicial”, las ovaciones a ella cambiaron a silbidos.
“Siempre hemos sido objetos de la violencia”, continuó en referencia al peronismo, a lo que el público contestó con gritos hacia el jefe de gobierno porteño: “Larreta, basura, vos sos la dictadura”, se escuchó desde los manifestantes.
Entonces se despachó contra el macrismo, y recordó la oportunidad en que al dejar el poder el 9 de diciembre de 2015, tuvo que dormir en la casa de su hija, Florencia, en el barrio de Monserrat, porque los simpatizantes de Cambiemos en Recoleta –según relató– la insultaron y agredieron. “Desde ese día hasta el día martes pasado, en esta esquina quien les habla ha sufrido el permanente hostigamiento y amenazas de muerte. Nunca vi a la policía acá”, denunció. “Después dicen que los violentos somos nosotros”, cuestionó.
También hizo memoria sobre las marchas macristas durante la cuarentena por la pandemia y algunas más recientes contra el Gobierno. “Los hemos visto durante la pandemia quemar barbijos, violar la cuarentena, los hemos visto también colgar bolsas mortuorias, colocar horcas y guillotinas. Pero los violentos somos nosotros. Nunca hubo un policía que pudiera siquiera molestarlos, porque creemos que en una democracia el derecho a la libertad de expresión es fundamental”, apuntó, acompañada por el cántico “che gorila, no te lo decimos más, si la tocan a Cristina, que quilombo se va a amar”.
“Es increíble el grado de cinismo para aniquilar al peronismo. Lo han intentado todo. Las peores violencias, la desaparición de miles de compañeros, porque no aceptan que el pueblo puede expresarse y reclamar cosas diferentes a los que ellos quieren darles”, acusó la vice sobre la oposición.
La tensión en Recoleta había comenzado temprano, cuando la militancia kirchnerista se acercó al lugar al enterarse que la policía de la Ciudad había vallado la zona para evitar que vuelvan a repetirse las peregrinaciones oficialistas que se repetían desde el martes. Este sábado se vio por allí a importantes funcionarios y dirigentes, como el ministro del Interior, Wado de Pedro, el gobernador Axel Kicillof, el ministro bonaerense Andrés Larroque, secretario de La Cámpora, y Juan Grabois, líder de la organización social MTE. “Lo que era una expresión de apoyo se convirtió en un acampe permanente con grupos que se turnaban para ocupar el espacio público con amenazas a vecinos, ruidos hasta la madrugada, gente subiéndose a los postes de luz, parrillas en la calle, fuegos artificiales y una alteración absoluta de la vida en toda la zona”, expuso Larreta sobre los motivos que llevaron a lo que CFK calificó como un “sitiado” de la esquina de su casa.
El saldo de la represión al caer la tarde cuando los militantes quisieron traspasar las vallas fue de cuatro detenidos y 12 policías heridos. La crisis escaló de tal manera que motivó a una cumbre de urgencia e inédita durante la noche entre la Nación y la Ciudad, entre los que estuvieron los ministros nacionales Aníbal Fernández (Seguridad) y De Pedro, y los funcionarios porteños Jorge Macri (ministro de gobierno) y Felipe Miguel (jefe de gabinete) para encontrar una solución. Tras una ardua discusión, lo que se acordó fue lo que se vio pasadas las 21: el retiro de las fuerzas de seguridad por parte de la Ciudad y el pedido de CFK de descomprimir la movilización. Su virulento discurso contra la oposición buscó dar la señal de que sus militantes se vayan con la frente en alto. Las palabras de Larreta tampoco quisieron demostrar que había cedido a la presión kirchnerista.
“Ha habido demasiada sangre derramada en la Argentina para que sigan amenazando con tiros, balas, gas lacrimógeno a quienes piensan distinto”, dijo la vice encarando el final de su intervención. “No es cierto que aquí mismo había gente todo el día, sino a la mañana cuando iba al Senado y a la tarde cuando volvía. Y no a insultaban a nadie y deseaban la muerte a nadie. Simplemente apoyar humildemente a un espacio político que tanto hizo por el país”, justificó la manifestación. Tanta gente se había congregado que para llegar al micrófono donde habló, la propia Cristina tuvo que hacerlo a través de un cordón humano que sus militantes le hicieron desde la puerta de su edificó al escenario.
“Ha sido un largo día. Quiero decirles que aunque viviera mil años, nunca me va alcanzar para agradecerles el amor, la solidaridad y la lealtad de todos ustedes”, dijo ya al final. “Cristina, Cristina corazón, acá tenés los pibes para la liberación”, le contestaron desde el público. “Vayamos a descansar un poco que ha sido un largo día”, pidió pasadas las 22.22, y cerró: “Cada uno de ustedes es un poco hijo mío y yo también me siento un poco madre de todos ustedes”.
MC