La Cámara de Diputados le dio media sanción a un paquete fiscal, que tiene principalmente cinco grandes reformas impositivas: una moratoria, un blanqueo de capitales, modificaciones al impuesto a las Ganancias, a los Bienes Personales y al monotributo.
El sesgo de la propuesta del Ejecutivo, según especialistas, resulta muy claro: otorga enormes beneficios impositivos para quienes incumplieron las normas tributarias y para quienes mayor patrimonio tienen mientras que aumenta la presión impositiva a los sectores de mitad de tabla para abajo. El resultado sería, de completarse la aprobación en el Senado, un sistema tributario más regresivo.
En esta nota, todos los puntos principales, en detalles.
Impuesto a las Ganancias
• Se restablece el impuesto para la cuarta categoría, con un nuevo piso de $1.800.000 para solteros y $2.200.000 para casados con hijos. Con esta modificación, quienes cobren más de $1,8 millones bruto por mes volverían a tributar el impuesto, que fue eliminado para los trabajadores que de mejores ingresos (una medida que pedía la CGT) en septiembre de 2023, gracias a una reforma del entonces ministro de Economía, Sergio Massa, que estaba en plena campaña electoral presidencial.
Además, las deducciones personales y las escalas de alícuotas se actualizarán semestralmente. Y se elimina la exención de horas extras y de bonos por productividad.
Monotributo
El texto aprobado por Diputados elimina el monotributo social. Esta categoría fue creada para promover la formalización de los sectores de menores ingresos permitiéndoles facturar y acceder a ciertos derechos afrontando un pago mínimo de $3.200. Son algo más de 600.000 trabajadores que facturan menos de $175.000 mensuales. Si este proyecto llegara a aprobarse, pasarían a abonar $26.600: 8 veces más. Un incremento muy oneroso para un sector vulnerable que lo condenaría a recurrir a la informalidad.
Para el resto de los monotributistas, se incrementan las escalas de facturación, pero también los importes a pagar por mes: para la categoría A, el aumento del impuesto integrado sería de 119%.
Además, se incrementan los topes de facturación hasta un 300%; se agregan tres nuevas categorías para prestadores de servicios, permitiendo facturar hasta $68 millones anualmente, y se elimina la excepción de ingresar el impuesto integrado para las categorías A y B.
Bienes Personales
Es considerada la zanahoria para que los ricos saquen los dólares de abajo del colchón –o de las cajas de seguridad–: se reducen las alícuotas del impuesto a los Bienes Personales: no sólo no abonarán nada si depositan los dólares en el banco sino que anualmente pagarán por esa tenencia cada vez menos.
Actualmente, al impuesto a los Bienes Personales lo pagan solamente algo más de 400.000 contribuyentes, menos del 1% de la población total del país, con alícuotas que van de 0,5% a 1,75% para bienes en Argentina, con una penalidad de 0,5 puntos porcentuales extra para los bienes radicados en el exterior.
Según los datos provistos por el secretario de Hacienda, sólo 125.000 contribuyentes pagan la alícuota máxima de 2,25%. Sin embargo, en el nuevo esquema propuesto, es a este sector al que más se lo beneficia: para 2023 la alícuota máxima baja a 1,5% (0,75 puntos porcentuales menos que lo vigente), con reducciones graduales hasta llegar al año 2027 con una alícuota única de 0,25%.
El proyecto prevé un Régimen de “pago anticipado” del impuesto por 5 períodos fiscales: se paga por el patrimonio actual (y no por lo que vaya a aumentar en los próximos años), sólo se tributa 0,45% por año, es decir, 2,25% total. También les ofrecen estabilidad fiscal hasta 2038: el Estado no podrá cobrar una alícuota superior al 0,25%, limitando así la capacidad de futuros gobiernos de gravar el patrimonio. Todo ello sin beneficio aparente: no se resigna recaudación para impulsar algún sector económico, una inversión productiva o una región determinada, es solamente una transferencia de ingresos a un reducido grupo de mayores ingresos.
Se modifica el mínimo no imponible a $100.000.000; se unifica la alícuota para bienes en el país y en el exterior, eliminando el tratamiento diferencial, y se establece un beneficio para contribuyentes cumplidores con una reducción del 0,25% en la alícuota.
Blanqueo de Capitales
En cuarto lugar, el proyecto contempla una “Regularización de activos”, es decir, un “blanqueo de capitales” a una tasa irrisoria. Hasta US$100.000 el impuesto a pagar es cero y por el excedente se cobra una alícuota de 5, 10 o 15% según el período temporal en el que se ingrese al blanqueo, sin importar los montos declarados.
Para el efectivo que sea depositado en entidades financieras o en sociedades de bolsa, el costo del blanqueo también es cero si no retiran el dinero hasta el 31 de diciembre de 2025. Este beneficio no presenta ningún tope: es decir, es sin cargo tanto para quien blanquea US$10.000 como para quien blanquea US$100.000 o US$1 millón.
Se podrán regularizar activos en el exterior sin penalidades y con alícuota 0% hasta US$ 100.0008 y se ofrecen beneficios significativos, incluyendo la exoneración de acciones civiles y penales por delitos tributarios.
Moratoria Fiscal
Este “Régimen de Regularización Excepcional” es una moratoria para deudas impositivas, aduaneras y de la seguridad social, que permitiría mediante condonación de intereses y planes de pago regularizar la situación ante el fisco.
Se permitirá pagar obligaciones impositivas y de la seguridad social vencidas al 31 de marzo de 2024 en hasta 84 cuotas y se condonará la totalidad de las multas y hasta el 70% de los intereses.
JJD