Desde este mediodía

Se cayó la sesión de Diputados que iba a discutir un repudio a los legisladores de LLA que visitaron los represores

El Gobierno se enfrentaba hoy a una tormenta perfecta en Diputados por la visita de seis de sus legisladores a Alfredo Astiz y otros represores condenados por delitos de lesa humanidad, pero finalmente la sesión se cayó por falta de quórum. El viaje oficial desde el edificio del Congreso a Ezeiza que protagonizaron hace casi un mes los libertarios Beltrán Benedit, Guillermo Montenegro, Rocío Bonacci, Alida Ferreyra, Lourdes Arrieta y María Fernanda Araujo iba a dominar este miércoles la primera sesión legislativa después del receso de invierno, que tenía en el temario el tratamiento de una serie de reformas en cuestiones de seguridad.

La oposición buscaba avanzar fuerte con la intención de que se constituya una comisión investigadora que eventualmente sancione a los diputados. La expectativa era en si conseguiría los votos, mientras en La Libertad Avanza se preparaba para resistir los embates. La revelación en las últimas horas de la foto del encuentro en la cárcel alimentó más el escándalo.

Finalmente la sesión no se concretó porque no se consiguió el quórum mínimo de 129 legisladores presentes. Se sentaron gran parte de los diputados oficialistas, del PRO y algunos radicales, pero ante la ausencia del grueso del espacio de Miguel Pichetto, la sesión se cayó. A las 13 ya el recinto comenzó a vaciarse, aunque algunos diputados, sobre todo de la Izquierda, hicieron expresiones en minoría en repudio a los libertarios que visitaron a los represores.

El escenario previo era de máxima tensión. La punta de lanza la haría Unión por la Patria y el Frente de Izquierda para pedir una comisión investigadora. Era probable que se sumen en gran parte los radicales y los miembros de Hacemos Coalición Federal, el espacio de Miguel Pichetto. Con el argumento de que “no hay delito”, el PRO apoyará el rechazo libertario, pese a que está de acuerdo en que haya una declaración en repudio.

La oposición necesitaba de tres cuartos de los votos (en total hay 257 legisladores) para que el recinto le habilite abrir esa discusión. Posteriormente, la comisión puede crearse con una mayoría simple. En caso de aprobarse, ese cuerpo especial tiene que ser integrado por cinco miembros que avanzará en investigar el polémico episodio. Lo curioso es que algunos de los libertarios involucrados quieren ser parte de la comisión.

“Será un escándalo, complicada y eterna”, señaló una fuente con fuertes vínculos con LLA en la previa a la sesión. Además de la votación puntual sobre la comisión, se esperaba una larga lista de oradores con cuestiones de privilegios para referirse a la visita de Astiz. 

Para abrir el paraguas, ayer Martín Menem invitó a los jefes de los bloques aliados (PRO, UCR, HCF) a una reunión previa. Allí fue tema central de conversación la foto que publicó DataClave con el encuentro del 11 de julio entre los libertarios y los represores. El escándalo, de hecho, derivó en que se pospusiera en Diputados la votación de los integrantes de la Auditoría General de la Nación por falta de acuerdo entre el oficialismo y la oposición. No quieren incluir el tema en una sesión que ya tendrá la cancha muy embarrada.

En el despacho del titular de Diputados esperaban que en la sesión haya una contraofensiva: que se hable además de lo que ocurre en Venezuela tras las fraudulentas elecciones y sobre la denuncia de violencia de género sobre Alberto Fernández. “Vamos a aguantar el cero a cero”, metaforearon cerca de Menem. Posterior a esa cumbre en la oficina del riojano, los bloques dialoguistas se encerraron en sus propias reuniones internas para delinear cómo actuarán hoy. No hay un acuerdo definido en si acompañarían al kirchnerismo o solo aceptarían votar una resolución en repudio a los libertarios que fueron a Ezeiza.

“Se que va a ser muy áspero y que se va a conformar la comisión. Voy a tener que hacer tripa y corazón para escuchar todo lo que nos digan”, admitió a elDiarioAR una de las diputadas libertarias involucradas en el escándalo por el encuentro con los genocidas. En los últimos días el grupo de los seis oficialistas se quebró por la estrategia de despegue que iniciaron Bonacci y Arrieta. Argumentaron que Benedit las engañó con la excusa de hacer una “visita humanitaria” a Ezeiza, pero que muy cerca del penal fue cuando contó que iban a ver a los represores. La diputada mendocina llegó a decir públicamente que desconocía quién era Astiz. 

Hasta ahora se mantiene en un sugestivo silencio Benedit, a quien todos señalan como el organizador de la visita. Días atrás el legislador entrerriano se mostró muy ajeno a la polémica por el predio de La Rural de Palermo. Cuando se encontró allí con este medio, se negó rotundamente a hacer declaraciones. Solo dijo que guardará silencio por un tiempo y negó que su visita a Ezeiza haya sido, al menos, polémica. Hay expectativa sobre si este miércoles aparecerá por la Cámara baja y cuáles serán sus gestos. Solo en el grupo de WhatsApp libertario justificó que fueron a ver a “ex combatientes que libraron batallas contra la subversión marxista por orden de un gobierno constitucional”.

La base legal de la comisión que quiere crear UP es el artículo 188 del reglamento interno, que plantea: “En el caso de que la gravedad de las faltas lo justificare, la Cámara, a indicación del presidente o por moción de cualquiera de sus miembros, decidirá por una votación sin discusión, si es o no llegada la oportunidad de usar de la facultad que le confiere el artículo 66 de la Constitución. Resultando afirmativa, el presidente nombrará una comisión especial de cinco miembros que proponga la medida que el caso demande”. Pero son inciertos los alcances o las prerrogativas de investigación política que tendría la comisión. “En la comisión van a entrar a jugar el Poder Ejecutivo y el Judicial, y va a tener que dar explicaciones”, señaló Bonacci.

No está del todo descontado que la UCR y las figuras más progresistas del espacio de Pichetto acompañen el pedido de constituir una comisión investigadora. Es el planteo que ya lanzó Germán Martínez, jefe de UP, hace dos semanas. Menos avales cuenta el proyecto de la diputada peronista Gizela Marziotta, que directamente propuso la expulsión de los libertarios. 

Como dato de color sobre lo transversal que es el repudio a lo hicieron los libertarios está el homenaje que ayer hicieron un grupo de diputadas a las monjas francesas Alice Dumont y Léonie Duquet, dos de las víctimas más emblemáticas de la dictadura secuestradas y torturadas luego de que Alfredo Astiz se infiltrara en las Madres de Plaza de Mayo. Curioso es que fue la libertaria Marcela Pagano la que organizó el envío de una ofrenda floral a 19 años de la identificación de los restos de las religiosas por parte del Equipo de Antropología Forense. Las legisladoras opositoras que se sumaron pertenecían a todo el arco político, desde las peronistas Victoria Tolosa Paz y Cecilia Moreau, a Natalia de la Sota y Margarita Stolbizer (HCF), Cecilia Ibañez (MID, ex LLA) y Karina Banfi (UCR), entre otras.

En el PRO levantaron la presión sobre sus aliados. “No corresponde investigarlos o echarlos porque no hubo delito. Sí puede haber ua declaración de repudio”, aventuraron cerca de Cristian Ritondo. El jefe del espacio amarillo había sido el primero en cuestionarle personalmente a Menem lo que había ocurrido. 

En una reunión con los aliados que el riojano armó en su despacho junto con funcionarios del Ejecutivo días después de que estallara el escándalo, fue Ritondo el que le reclamó al Gobierno que implemente una sanción disciplinaria sobre el grupo de diputados que visitaron a los genocidas. Si bien calificó la visita de “atroz”, el argumento para cuestionarla era que ponía en el centro de las críticas a todo el cuerpo, afectando la investidura de los parlamentarios. 

Desde el oficialismo nunca condenaron la visita per se. La narrativa tanto de la Casa Rosada como de las bancadas parlamentarias es que se trató de una mera “cuestión de índole personal” de los involucrados. Habrá que ver si los libertarios involucrados piden la palabra en medio del recinto o si algún compañero de bancada sale en su defensa. La foto que se conoció ayer alimentó más la tensión de la sesión. 

MC/MG