Juntos por el Cambio vuelve a estar en ebullición, cuando faltan menos de un mes para las PASO presidenciales entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich. Una carta explosiva de los principales alfiles de la exministra contra el jefe de Gobierno fue la última estocada en esa interna, a partir de que el lilito Juan Manuel López aventurara sobre la posibilidad de que un gobierno bullrichista termine como el de Fernando de la Rúa en 2001.
El cruce discursivo revela lo áspero que está el clima puertas adentro de la oposición, donde la diferencia principal entre ambos bandos no está en el qué, sino en el cómo. Ese choque de estilos se cristalizó el domingo en las PASO de Santa Fe, con la opción de Larreta imponiéndose a la de Bullrich. El radical Maximiliano Pullaro provincializó la campaña y buscó esquivar los dardos envenenados de Carolina Losada –acusaciones de vínculos con el narcotráfico de por medio–. Arrasó en las urnas.
Difícil trasladar el experimento Santa Fe a nivel nacional, donde la mayoría de los sondeos dan arriba a la exministra. Pero el frenesí de la campaña permite dudar si la jugada del comando bullrichista de ayer no tuvo que ver con una intención de volver a protagonizar el debate público. Al fin y al cabo, el discurso duro es uno de los atributos de Bullrich. Y López no es siquiera candidato en estas elecciones, aunque sí su jefa, Elisa Carrió, que es aliada de Larreta.
“No aportan nada a la buena convivencia democrática, sino que, además, no representan los valores de Juntos por el Cambio y lesionan las peleas que estamos dando juntos para terminar de una buena vez con el populismo kirchnerista”, escribieron sobre las declaraciones del diputado de la Coalición Cívica las principales figuras de la campaña de la exministra. “Coinciden casi punto por punto con las mismas que reparten el kirchnerismo y su ministro de Economía Sergio Massa”, lo acusaron. “Intentan inyectar el miedo y disciplinar a los argentinos”, abundaron.
Entre los primeros firmantes aparecen Néstor Grindetti, su precandidato a gobernar Buenos Aires; el radical Maximiliano Abad, su postulante al Senado por la provincia; Cristian Ritondo y Maximiliano Guerra, cabezas de listas para Diputados por Buenos Aires y la Capital Federal, y otros hombres claves en su armado como son el exsenador Federico Pinedo, Federico Angelini –titular del PRO y derrotado precandidato santafesino– y Damián Arabia –su estratega federal y precandidato a diputado por CABA–. Son el músculo de la campaña de Bullrich: algunos nombres para ganar los comicios, otros para lograr la gobernabilidad, entienden a su lado.
La nueva disputa Bullrich-Larreta tiene también otro motivo. Luego de Santa Fe, la próxima gran elección es ya la definitiva para la interna: las PASO del domingo 13 de agosto, con el territorio bonaerense como escenario de la batalla principal. Porque si es verdad la ventaja a favor de Bullrich que marcan las encuestas, Buenos Aires es el distrito donde Larreta apuesta todo para intentar ganar, aunque sea por la mínima.
La capilaridad del Colo
Quien carga con ese desafío en el larretismo es su prencandidato a gobernador, Diego Santilli. El Colo debe ser el dirigente opositor que más mide en la provincia, pero su talón de Aquiles es que las elecciones locales siempre están nacionalizadas. El votante bonaerense suele estar atraído por las puntas de la boleta que encuentra en el cuarto oscuro: el tramo para presidente o –a lo sumo– el del intendente.
Por eso el binomio Santilli-Gustavo Posse es bien vistoso en la tira de papel de la lista “Hagamos el cambio de nuestras vidas”. Abunda el color en ese tramo, a diferencia del resto de la boleta, con fondo blanco.
“A Horacio lo queremos empujar desde el medio de la boleta. Es una categoría que cuesta, pero el Colo nos da alto. El problema es que nadie vota a gobernador en la provincia”, aseguró a elDiarioAR un vocero del equipo de campaña de Santilli. Dicen que la propuesta está arriba entre 4 y 5 puntos sobre Bullrich. Confiando en que su fuerte es el conurbano –las secciones electorales Primera y Tercera–, este miércoles Santilli termina una gira de diez días que lo llevó por gran parte del interior provincial para pescar votos nuevos.
En la pampa bonaerense es donde mejor hace pie Bullrich, apoyada en la influencia del radical Abad sobre una veintena de intendentes. Uno de ellos es el de Trenque Lauquen, Miguel Fernández, que completa la fórmula de Grindetti. Estuvieron juntos recorriendo esa localidad en las últimas horas, aunque la figura omnipresente es la de la exministra. La campaña de Bullrich es Bullrich.
En su búnker de campaña ven otros números a los de Larreta. Aseguran que hay una “amplia ventaja” en todo el distrito, con sondeos que la mostrarían hasta 9 puntos arriba. Reconocen, sin embargo, que Santilli ganaría el tramo provincial. Todo dependerá de cómo termine finalmente la pelea arriba. “Grindetti solo puede ganar si la diferencia entre Patricia y Horacio es de menos de 2 puntos”, apuntó un operador que conoce el paño.
Calcando la estrategia santafesina, Santilli quiere provincializar su campaña. En el primer spot de la semana pasada se enfocó en visibilizar problemáticas bonaerenses y en cuestionar a Axel Kicillof. Para los próximos días ya tiene preparado un segundo aviso conceptual. Y más cerca de las elecciones tendrá un tercer spot con un pedido de voto explícito.
Esa campaña en tres tiempos se completa con los movimientos del resto de los precandidatos de la boleta. El larretismo armó una “capilaridad electoral” para que cada postulante se focalice en su electorado principal. Ayer, por ejemplo, el Colo se mostró en Bahía Blanca con José Luis Espert –que busca llegar al Senado–. En la Sexta Sección el libertario sacó en 2021 el doble que los casi 8 puntos que consiguió en toda la provincia.
Fiscales e intendentes
Menos apegados al análisis de datos, en el búnker de Bullrich la apuesta es más política. La preocupación por estos días es sumar fiscales para la noche de la elección primaria. Solo en la provincia se necesitan, como mínimo, unas 60 mil personas para resguardar los sufragios. Alistar ese ejército es el objetivo actual en el equipo de la exministra: Ritondo es uno de los dirigentes amarillos encargados en la misión. Otro tanto le tocará a los intendentes propios.
La fiscalización es una pelea en sí misma dentro la interna, porque Bullrich y Larreta van separados en todos los tramos en los casi 135 partidos bonaerenses. Solo habrá formato de “V” en los municipios amarillos de General Pueyrredón –está Guillermo Montenegro– y Vicente López –con Soledad Martínez–. “Ellos van a fiscalizar las dos boletas. Hay una confianza mutua ahí”, apuntó un amarillo.
En el resto, la disputa promete ser descarnada. Los jefes comunales que se pusieron de un lado o del otro usarán todo el aparato municipal a su favor. Grindetti con Diego Kravetz en Lanús, Posse con su hija Macarena en San Isidro, Diego Valenzuela en Tres de Febrero, Julio Garro en La Plata, por mencionar algunas localidades gobernadas por JxC donde habrá interna.
“Será muy interesante”, se mostró expectante un larretista sobre cuál será el movimiento que demuestren los caciques locales el Día D. Es que más allá de haberse parado en un bando u otro, en el momento decisivo querrán conservar su puesto. Es la política de “con la mía no”. La fuente aseguró que ellos tienen capacidad de definir la elección empujando por debajo, y remató sin vueltas: “Los intendentes van a buscar masacrar a los demás”.
MC/MG